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      EE.UU., China y la Cortina de Gigabytes

      Mientras los mercados y las diplomacias del mundo celebran una “etapa de enfriamiento” entre las potencias, en otro plano -poco conocido y divulgado- la disputa entre EE.UU. y China está más “caliente” que nunca.

      El principal foco de desacuerdo entre Washington y Beijing no es comercial, sino tecnológico. El segmento empresarial chino más competitivo está disputando la primacía de la denominada “Cuarta Revolución Industrial”: Inteligencia artificial, automatización y robotización, big data, Internet cuántica. En la competencia por el control y la supremacía tecnológica no sólo hay implicancias productivas sino principalmente geopolíticas y concernientes a la seguridad nacional.

      Desde finales del año pasado, el principal campo de “batalla” viene siendo la tecnología G5, la “Quinta Generación” de la red de infraestructura de telefonía móvil, la cual brindará una velocidad de transferencia de datos de 1 gigabyte por segundo (tres veces superior a la actual 4G). Además del impacto en la telefonía, la nueva tecnología tendrá implicancias en diversas áreas como en el desarrollo de vehículos autónomos, en la robotización y en la gestión de las denominadas “smart cities”, cuyos servicios están conectados a Internet (por ejemplo, red eléctrica, red de transporte). Más allá de la riqueza que está en juego (miles de millones de dólares), las empresas oferentes tendrán el control de un know-how muy sensible a muchos intereses.

      Por primera vez desde 1980, cuando se desarrolló la tecnología 1G, el capital chino es un actor central en el mercado. Es más, firmas como Huawei, Oppo y ZTE están liderando el proceso. El pasado 30 de noviembre, unos 10 ingenieros de Oppo realizaron la primera videollamada 5G del mundo. La investigación y el desarrollo del 5G de los fabricantes de teléfonos inteligentes chinos ocurre en un momento en que la implementación comercial del 5G, a gran escala, está a uno o dos años de distancia. Las empresas se esfuerzan para llevar el 5G a todos los países del mundo.

      En ese contexto deben comprenderse las agresivas medidas que viene implementado EE.UU. contra el capital chino. En mayo del año pasado, ZTE recibió la prohibición por parte de la administración Trump para negociar con firmas estadounidenses como Qualcomm e Intel por hacer tratos con la República Islámica de Irán. En agosto, la Casa Blanca firmó un decreto para prohibir el uso de la tecnología de ZTE y Huawei en todas las esferas de gobierno de los EE.UU. y en cualquier contratación gubernamental por sospechas de espionaje y de vulnerabilidad a ciberataques.

      Por su parte, la detención de la Directora Ejecutiva de Huawei en Canadá a pedido de la Justicia de EE.UU. en diciembre pasado evidenció un nivel de belicosidad contra un CEO de una multinacional pocas veces visto. En los últimos días, el Departamento de Justicia de EE.UU. presentó 10 cargos en el Tribunal Federal en Brooklyn contras dos filiales de Huawei por el robo de tecnología al operador de telefonía T-Mobile.

      La disputa no se limita al territorio estadounidense. Desde hace meses Washington viene haciendo lobby en sus aliados, principalmente en Europa, para que los países no se hagan de la tecnología 5G que ofrece Huawei. Canadá, Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda ya han prohibido que la multinacional china haga alianza con operadores locales de telefonía. En los últimos días, Alemania decidió comenzar una investigación para decidir si se suma a las restricciones contra la empresa. El temor es claro, que detrás de Huawei se proyecte la influencia global de China.

      En definitiva, el mundo se encamina a experimentar una nueva “Cortina”, la misma ya no será de “hierro”, como señaló Winston Churchill al inicio de la Guerra Fría, sino más difusa y virtual, pero no por eso menos relevante. Para contener la influencia China, EE.UU. y sus aliados están empezando a construir una “Cortina de Gigabytes” que recorrerá Europa y el planeta entero. 

      Docente e investigador Economía Política UNR


      Sobre la firma

      Esteban Actis

      Docente e investigador Economía Política UNR

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