No fue un accidente

A  27 años del atentado en la Fábrica Militar de Río Tercero, el viernes 4 de noviembre del 2022, a las 18 horas, el Museo de Antropologías de la UNC inaugura la muestra: No fue un accidente. A través de la exposición de imágenes y el libro
“Abrazos Partidos”, del fotógrafo Sebastián Salguero, más un conversatorio con el testimonio de personas afectadas, se conmemorará este trágico atentado, que aún sigue impune.

También participarán del conversatorio la antropóloga e investigadora Ludmila Da Silva Catela –Museo de Antropologías – IDACOR–, junto a la comunicadora social de Río Tercero y docente de la UNC, Fernanda Juárez. Organizada de manera conjunta por el Museo Antropologías de la UNC y la Municipalidad de Río Tercero, la muestra es gratuita y abierta al público y se podrá visitar durante todo el mes de noviembre.

“Explotó un proyectil con restos de T.N.T. y comenzamos una búsqueda en el interior de la fábrica por orden del Juez Ochoa.”
Pablo Charra

El 3 de noviembre de 1995 la ciudad de Río Tercero sufrió la explosión de más de 25.000 proyectiles. Un atentado sin precedentes en la historia del país, donde murieron siete personas y se estima que hubo más de diez mil damnificados, entre personas que sufrieron mutilaciones, heridas, daños psicológicos, casos de suicidios y también pérdidas materiales. Aquel trágico día, las calles de Río Tercero se llenaron de proyectiles, de esquirlas. Cientos de viviendas quedaron destruidas o afectadas. Una onda expansiva que alcanzó más de treinta manzanas.

A pocas horas de las explosiones, durante ese mismo día, el por entonces presidente de la Nación Carlos Saúl Menem viajó a Río Tercero con un mensaje urgente para la prensa: «Es un accidente […]. Ustedes tienen la obligación de difundir esa palabra.» Toda la población de Río Tercero estaba en shock.  El país entero, desconcertado.

Apenas veintiún días después —el 24 de noviembre de 1995—, el pueblo de Río Tercero volvió a sufrir el horror con nuevas explosiones. Se detonaron miles de proyectiles que habían sido acumulados –sin las medidas de seguridad adecuadas– en el predio de la fábrica. De allí en más, cientos de familias evacuaron la ciudad, buscando amparo en zonas aledañas. La gran mayoría se quedó en Río Tercero, llevando adelante sus vidas, asimilando las consecuencias indescriptibles de semejante horror. El dolor de haber perdido familiares o seres queridos. Al poco tiempo, algunas personas realizaron denuncias. Reclamaron justicia. Participaron de marchas del silencio. Cada riotercerense intentó sobrellevar como pudo los efectos insondables de aquellas jornadas, colmadas de pánico.

“Corríamos con Romina desesperadas a los brazos de mi hermana, estábamos en la escuela. Quedé parada, sola, ellas inconscientes en el piso.  Mi hermana perdió dedos de una mano. Romina la vida. Éramos adolescentes y muy unidas.  Aún conservo el guardapolvos que tenía en ese momento.”                                                                                                                                       
Mariana Moreno

Durante los primeros años del atentado, tanto el gobierno nacional presidido por Carlos Saúl Menem, como el gobierno provincial, encabezado por el gobernador Ramón Bautista Mestre, insistieron en calificar los hechos como “un accidente”. “Un error humano”.

Recién en el 2014, el Tribunal Oral Federal N°2 determinó que las explosiones fueron intencionales y planificadas. El Estado Argentino había intentado ocultar el faltante de armas vendidas ilegalmente a Croacia y Ecuador. La Justicia encontró culpables de “estrago doloso” a cuatro militares retirados: Jorge Antonio Cornejo Torino, Edberto González de la Vega, Carlos Franke y Marcelo Gatto. Pero en esa causa, la justicia también determinó, por falta de mérito, que el ex presidente Carlos Menem y quien era jefe del Estado Mayor General del Ejército Argentino, Martín Balza, quedaran desvinculados.

Años más tarde, se pudo confirmar la hipótesis de intencionalidad, en una causa donde el expresidente Menem fue condenado por tráfico ilegal de armas, pero al poco tiempo resultó absuelto. Recién en febrero de 2021, Menem quedó como único imputado, en la causa de la voladura de la Fábrica Militar de Río Tercero, con el cargo de estrago doloso agravado. Pero a los pocos días de ser juzgado, falleció. 

A 27 años de este atentado, el pueblo de Río Tercero sigue reclamando justicia. La muestra “No fue un accidente” en el Museo de Antropología de la UNC es un acto de memoria y sensibilización necesario. Un acompañamiento a todas las víctimas.

Fotografías: Sebatián Salguero – Libro «Abrazos Patidos»

Texto: Irina MoránÁrea de Comunicación – Museo de Antropologías


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