Octubre 1995: 3

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Aquí tenéis el tercer capítulo. Espero que os guste tanto como a mi escribirlo 🤭
Os leo!! 🩵

MOLLY

Todo había ido sobre ruedas. Nico se había levantado minutos antes de que sonara el despertador. Estaba emocionado y se notaba. Se había puesto su camiseta de dinosaurios favorita y había cogido la mochila queriendo salir de casa antes incluso de empezar a desayunar. Le hice su desayuno favorito. Tortitas con un chorrito de miel por encima y leche con cacao. Se lo había comido todo con rapidez y pidiéndome por favor que fuéramos ya al colegio.

En el camino le hablé de su profesora. Rosy era una mujer de unos treinta y cinco años que llevaba casi diez años siendo profesora en el Ethel McKnight Elementary School. Era una mujer sonriente, amable y adoraba a los niños. Cuando me llamó confirmando que Nico iba a formar parte de la clase de cinco años me había transmitido su emoción por tener a uno más en la clase. Tenía muchas ganas de conocer a Nico en persona por fin.

En cuanto nos vio se agachó para presentarse a Nico y le dio un abrazo que mi hijo le devolvió. Nosotras estuvimos hablando cinco minutos sobre las rutinas de Nico, de cómo llevaba el cambio repentino de ciudad, de entorno... Después me fui a casa para terminar de colocar las últimas cajas en su sitio y prepararme para mi primer día en el restaurante.

Se llamaba Le Petit Roi, era un restaurante francés de muchos tenedores, maître enfundado en un traje y camareros a disposición de los comensales de forma constante. Me gustaba, era una cosa que no me podía permitir ni ahorrando el resto de mi vida. Pagaban bien, pero no demasiado bien y los horarios me gustaban. Podía llevar y recoger a mi niño del colegio sin tener que ir corriendo de un lado para el otro.

El uniforme consistía en un vestido negro recatado y unas manoletinas del mismo color. A eso, debía completarlo con un limpio moño bajo que había aprendido a hacerme después de intentarlo delante de un espejo aproximadamente dos horas.

Ah y, por supuesto, maquillaje. Sencillo para resaltar los labios rojos que debía presentar a los clientes de forma impoluta durante toda la jornada.

No entendía por qué debía ir tan arreglada a poner copas de Moët & Chandon y caracoles con mantequilla y ajo. Que, por cierto, qué asco. Pero así eran las cosas allí.

Tardé una hora en arreglarme. No, no me hice el moño perfecto, pero no me iba a tirar la mañana haciéndome un moño. Lo supe disimular con algunas horquillas y fin.

Salí de casa con media hora de antelación. Tardaba poco en llegar, sin embargo, me habían pedido que fuera un poco antes para poder aprender la dinámica de trabajo, el número de las mesas, etc. No iba a ser una tarea muy complicada ya que había trabajado toda mi vida en el restaurante del complejo y me sentía muy cómoda en ese tipo de empleo.
Diez minutos después de haber salido de casa me encontraba entrando por la puerta de Le Petit Roi.

—Buenos días y bienvenida a Le Petit Roi —me extendió la mano y se la estreché—. Molly, ¿verdad?

—Si.

—Encantada, soy Megan. Lenny me ha encargado de enseñarte cómo funcionamos aquí. Es un poco diferente a otros sitios, pero como has trabajado antes en hostelería lo vas a pillar rápido.

Megan empezó a andar por la sala y yo la seguí. El restaurante tenía una decoración moderna y sofisticada que hacía el lugar uno cómodo y acogedor sin perder esa elegancia francesa. Mesas redondas de cristal, centros de mesa coloridos y servilletas de tela roja. Era un lugar cuidado y bonito. Nada parecido al restaurante del complejo.

Un Nuevo CaminoWhere stories live. Discover now