6- Ohtli

20 3 1
                                    

Y quizá fue el mal momento o el hecho de que podía oír a toda una flota de guardias gritar su nombre, pero Silas se fue en otra dirección cuando retomó su camino hacia el castillo, caminó unos metros hasta que sus piernas ya no se lo permitieron y se sentó recargado en un árbol, aún podía escuchar su nombre ser llamado pero decidió que estaba bien por ahora, debería permitirse descansar.

Descansar sin llegar a quedarse dormido no era algo que a Silas le gustase hacer muy seguido, en su mayoría porque eran los momentos en los que nadie podía salvarlo de cualquier cosa que su mente tuviera preparado para él; a veces pensaba que él y su subconsciente eran dos personas totalmente distintas, no es que el príncipe fuera impulsivo pero a veces era mejor hacer las cosas mientras tenía la certeza de lo que quería hacer, porque mientras más las pensaba peor salían, así eran las cosas.

Justo como ahora, no podía dejar ir las palabras de la pelirroja quien insinuaba que el heredero no era más que falsedad. No podía permitir que su mente hiciera hincapié en ello porque la verdad era que si bien no era la peor pesadilla que tenía, el hecho le daba escalofríos.

A Silas le gustaría ser un rey justo, amable, digno de su trono pero no sabía si es que un deshonesto podría cumplir con el significado de digno, mentir es la acción innecesaria de ocultar cualquier verdad; un hecho, un nombre, un sentimiento, un pensamiento y en su mayoría con un cierto grado de dificultad.

A él nunca se le había dado bien mentir era prácticamente imposible no darse cuenta de que estaba intentando ocultar algo, su madre lo comparaba con el sol, pues aunque intentes ocultar sus rayos buscando la sombra de un árbol, este siempre hallara la manera de colarse por entre las hojas, una analogía bastante curiosa pero acertada.

Teniendo en cuenta que no era reconocido por sus mentiras y que era demasiado decente para fingir ser alguien más, llegó a la conclusión de que la doncella no le conocía y dado que él se conocía así mismo a profundidad ni tenía más opción que desvalidar la opinión de la chica, no era falso para sus cercanos y no era falso para él… probablemente esta última frase la repitió unas cuantas veces más para convencerse así mismo de ella.

Cuando estuvo a punto de retomar su camino logró escuchar una voz bastante enojada y conocida, caminó hacia ella para comprobar que su suerte era tan mala que la persona era Hestia, haciendo un tipo de rabieta demasiado infantil para la edad de la chica pero incluso así llegaba a verse algo linda, con el cabello más alborotado de lo que había visto y el rubor extendiéndose por todo su rostro. Silas creyó que hablaba sola hasta que escuchó que ella mencionaba un nombre así que se acercó, porque tal vez estaría hablando con la pequeña rubia que también había visto un par de veces.

—Es que enserio no lo soporto— la chica hablaba alto y con la voz llena de irritación — Él en serio creyó que yo estaba mintiéndole a la cara, me llamó ridícula y se reía en mi cara pero ¿Quién se cree que es? — caminaba de un lado a otro con sus pies descalzos sobre el pasto y se mordía las uñas, un gesto poco higiénico le dijo su mente — Pero no me miren así porque ustedes saben que yo creí que lo sabía, es decir, Aedan es su padre, debería saberlo.

El heredero frunció el ceño al escuchar el nombre de su padre sin un título antes, lo decía como si lo conociera o como si no supiera quién era él, era el rey de Armentum, probablemente el más poderoso de los conocidos; aún con confusión, siguió escuchando escondido mientras su boca formaba una sonrisa por dos razones: el hecho de que Hestia le expresaba su furia a dos animales, literalmente, y que en su cabeza podía escuchar a su madre decir que las orejas se le podrían enormes de escuchar conversaciones ajenas, cosa que nunca sucedió y que por ende sigue haciendo.

—Lo mejor de lo peor es que aún así con toda su arrogancia logré dejarlo como Hynch asustado, — soltó una risa que aparentaba la inocencia pero sabía que de ello no tenía nada, Silas quitó la sonrisa de su rostro con clara molestia e imaginando que lo insultaban aún sin entender la referencia de la pelirroja — debiste estar ahí, su cara fue bastante divertida de ver Nasim… si es que hay una próxima tú y Maureen enserio tendrán que venir.

Armentum: nacidos en la oscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora