Réplica a “Trade-off, información veraz y decisiones óptimas en tiempos de COVID”


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Nada es Gratis (NeG) es un blog de economía que fomenta interesantes discusiones desde una perspectiva generalmente abierta. Hace unas semanas publicó una entrada sobre la actual ola de Covid titulada “Estado de alarma, alarmismo, y contagios generadores de presión hospitalaria”, escrita por varios profesores de economía, concretamente, Boscá, Cano y Ferri (de ahora en adelante B, C & F). Me resultó interesante cómo podía entenderse Covid desde una perspectiva puramente económica, sin embargo, al leer en la entrada que “(SARS-CoV-2) se trataría de un virus con capacidad de crear molestias equivalentes a las de un catarro o una gripe” así como el empleo de otros símiles bélicos tales como “balas de fogueo” y “moratones” (sic) para describir el impacto potencial de la epidemia en este  momento me preocupó que el lector de NeG pudiera subestimar el impacto potencial, y por tanto la gravedad del actual contexto epidemiológico. Por eso y porque en dicha entrada se partía de premisas con las que discrepaba, me animé a escribir “Gestión de la incertidumbre, razonamiento motivado y principio de precaución en tiempos de Covid” que NeG tuvo bien a publicar y a la que B, C & F han replicado en “Trade-off, información veraz y decisiones óptimas en tiempos de COVID”. Como hay aspectos de esta última entrada con los que sigo discrepando y porque pienso que se hace una interpretación errónea del mensaje que yo pretendía transmitir he creído necesario hacer una serie de matizaciones. Como no es posible publicarlas íntegramente en NeG, lo hago en Proantibioticos, que ha dedicado bastante tiempo y espacio a Covid el último año.

En primer lugar me alegra comprobar que B, C y F reconozcan que Covid sigue suponiendo una amenaza real, grave, que desafortundamente no podemos dar por superada todavía. Prueba de ello es que en estos momentos superamos las 10.000 personas hospitalizadas, más de 2.000 en UCI, y durante la pasada semana el recuento diario de fallecidos ha llegado a superar la centena. Esto equivale aproximadamente a tener totalmente llenos de pacientes con Covid a 10 hospitales como La Paz o superar la capacidad de UCI habitual de 70 hospitales de un tamaño medio. Estas cifras, aunque afortunadamente inferiores a las de olas previas siguen siendo inaceptables, además de por su más que considerable magnitud porque sabemos que eran fundamentalmente evitables.

Pudiera entenderse en la réplica de B, C & F que defiendo que la solución a esta crisis pase por la aplicación innecesaria o indefinida de restricciones de los movimientos e interacción de las personas, en lo que sería un buen ejemplo de “falacia del hombre de paja”. Nada más lejos de la realidad. Esta crisis es compleja y su solución no pasa por una medida única y menos inmutable. Por el contrario es necesario aplicar simultáneamente diferentes medidas, que además deben cambiar, en función de la intensidad y la evolución de la epidemia. De entre las posibles acciones, algunas de las medidas más extremas son las que restringen los movimientos y la interacción entre las personas. Estas medidas, de último recurso están indicadas cuando, a pesar de otras intervenciones, existe una elevada transmisión comunitaria y el número de nuevos contactos no disminuye. Las autoridades de salud pública de varias CC.AA. han considerado necesario implementar medidas de este tipo durante la ola actual, algo con lo que, sin ser especialista en salud pública, estoy de acuerdo.

En mi entrada comentaba que dos de los grandes errores cometidos en la gestión de esta crisis fueron la falta de preparación y el razonamiento motivado o wishful thinking, que ha llevado a sucesivos errores en la toma de decisiones. Otro de los grandes errores ha sido el de abordar la crisis de forma dicotómica. Por ejemplo, transmisión por aerosoles o transmisión por gotas, uso universal de la mascarilla frente a uso de mascarilla exclusivamente en infectados, confinamientos indefinidos frente a reapertura total. Estas dicotomías son falaces pues contraponen creencias o medidas extremas, como el blanco y el negro, sin reconocer la existencia de matices, la gama de grises, a la hora de entender y controlar fenómenos biológicos que tienen asociada una variabilidad considerable. Una de las falsas dicotomías de esta pandemia es la de tener que elegir entre controlar la epidemia y preservar la economía. Por el conjunto de razones que aduje en “Gestión de la incertidumbre, razonamiento motivado y principio de precaución en tiempos de Covid”, la transmisión incontrolada de una infección como la causada por SARS-CoV-2, tiene asociado un impacto sanitario y económico que en estos momentos sigue siendo muy elevado. Para minimizar ese impacto negativo, tanto sanitario como económico, es necesario implementar una serie de medidas (de salud pública) que persiguen frenar significativamente la transmisión comunitaria, por debajo de determinados niveles que permitan cambiar la estrategia. Para decidir las medidas a tomar en cada momento es pertinente que los expertos en salud pública interaccionen con profesionales de diferentes disciplinas, como por ejemplo economistas, sociólogos y bioeticistas, entre otros, para tener en cuenta de una manera integral el bienestar de la comunidad que se está viendo afectada por la epidemia o amenaza de salud pública. Si bien la participación de economistas en este proceso es muy importante, no me parece prudente juzgar las medidas de control de una epidemia, ni los indicadores que guían la toma de estas decisiones, desde una perspectiva exclusivamente económica.

B, C & F critican el peso excesivo que se concede a la incidencia acumulada (IA) en la tomas de decisiones dada la significativa disminución entre la relación entre número de casos e ingresos y muertes. Sin embargo no tienen en cuenta que existe un decalaje de aproximadamente 10 días entre la incidencia de la infección (número de personas infectadas) y el número de ingresos y de entre 14 y 28 días entre los nuevos casos de infección y el número de muertes. Por ello, sus proyecciones de mortalidad anual basadas en el número de muertes ocurridas en los 14 días previos a la publicación de su entrada infraestiman considerablemente el impacto de esta ola. Tampoco tienen en cuenta que la IA, y su variación, aportan una importante información sobre la dinámica de la epidemia y que es mucho menos costoso controlar una epidemia cuando la incidencia es baja que cuando existe transmisión comunitaria mantenida. En el primer caso la estrategia debe basarse en el diagnóstico y rastreo lo más precoz y exhaustivo posible implementando de forma adecuada el aislamiento de casos y la cuarentena de contactos, sin afectar tan apenas al resto de la población. Cuando la incidencia es más alta, como en esta quinta ola, estas medidas no son suficientes siendo necesario instaurar medidas restrictivas a nivel poblacional. En esto se basan las estrategias “Zero Covid” que Beatriz López Valcárcel recientemente ha descrito en NeG (ver aquí).

B, C & F no aceptan que la pandemia haya generado daños en el sistema sanitario que están afectando a pacientes con otras enfermedades distintas a Covid-19 y contraponen el sistema público con el privado como si las cargas y riesgos que asumieran ambos, durante la pandemia y fuera de ella fueran comparables. Trabajo en el sistema sanitario y compruebo en el día a día el impacto que la pandemia está teniendo. Y cuando lo discuto con mis compañeros de otras especialidades y de otros hospitales, mayoritariamente coincidimos en que este impacto es muy significativo.  Entiendo que nuestras impresiones no dejan de ser hipótesis pero rechazarlas requieren de un elevado conocimiento del funcionamiento del sistema sanitario y de los mecanismos de compensación posibles, así como de un análisis más en profundidad de la realidad, que el expuesto por B, C & F. Quizás mi mayor punto de acuerdo con B, C & F sea el que los ciudadanos de nuestro país han comprendido mayoritariamente la gravedad de la situación y han actuado de forma responsable, lo que seguramente ha evitado mucho sufrimiento. No obstante, como los economistas del comportamiento nos han enseñado sabemos que las decisiones del homo pandemicus, por analogía con el homo economicus que Thaler critica, no son siempre racionales. Por este motivo y porque en una situación como una pandemia las decisiones erróneas no afectan exclusivamente a los que las cometen, es fundamental explorar los aspectos sociológicos y psicológicas que guían estas decisiones y, por supuesto, cómo la pandemia, o su falta de control afectan a la salud mental de los profesionales sanitarios y de la población general.

José Ramón Paño

Médico del Servicio de Enfermedades Infecciosas

Hospital Clínico Universitario «Lozano Blesa»

Zaragoza

2 respuestas a “Réplica a “Trade-off, información veraz y decisiones óptimas en tiempos de COVID”

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  1. Enhorabuena Jose Ramón! Me ha parecido un excelente análisis el que has hecho en esta entrada. Saludos!

  2. Estoy de acuerdo. El problema son las medidas a veces políticas y sin base científica que se están tomando sobre los ciudadanos y que solo sirven para alimentar el ego de los políticos. Por ejemplo, es absurdo hablar de inmunidad de rebaño con una vacuna no esterilizante. También es absurdo demonizar y renstrigir las libertades de los no vacunados. La vacuna es más que necesaria, pero no impide el contagio y se está favoreciendo una falsa seguridad, con un uso insuficiente de la mascarilla. En la lucha contra la peste en la Edad Media además de las cuarentenas se tomaron medidas sin ninguna base científica. Me temo, que en algunos casos estamos haciendo lo mismo y peor aún, favoreciendo cada vez más el “pensamiento único”.

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