Definitivamente evitable

El extraordinario caricaturista Magú resumió de manera inteligente en un tuit lo que muchos pensamos de la presencia de Trump en el país: “hoy día en que quisiéramos que alguien bloqueara el aeropuerto de CDMX, ¿dónde está la CNTE?”.

Los Angeles Times abordó la invitación-visita con cierta distancia y hasta escepticismo. Consignó hacia la tarde que después de una hora de conversaciones “francas” no se habló de “quién va a pagar el muro” y no se hizo referencia directa a los muchos insultos que ha lanzado Trump a México.

La percepción de la invitación-visita no cambió después de la misma. Los textos leídos por el Presidente mexicano y el belicoso y agresivo candidato republicano, junto con las dos únicas preguntas que hicieron y que las hicieron periodistas de EU, no cambiaron la percepción sobre la visita; más bien en algún sentido se agudizaron por los resultados que para muchos provocó.

¿Qué tanto cambió la mirada en la Unión Americana sobre Trump? ¿Habrá pasado de largo la invitación-visita? ¿Creció la percepción favorable hacia Trump, se fortaleció entre sus seguidores? Es probable que esto último haya pasado porque Trump no cambió su discurso y porque “le fue a decir en su cara a los mexicanos lo que piensa “, por más que lo haya matizado.

El candidato concentró la atención y se apoderó de la escena. No tiene idea de lo que es la diplomacia y se mueve bajo el “voy derecho”, importándole poco las formas; todo lo que pasó era previsible y evitable.

Las preguntas de la prensa estaban pensadas sólo para él. El candidato se dio cuenta y tomó Los Pinos por asalto, por más que el Presidente se haya esforzado en ofrecer desde cartas de buena conducta hasta la defensa de los mexicanos en EU y el propio país.

Peña Nieto estaba en posibilidad de decir mucho más de lo que dijo. No tiene compromiso alguno con el candidato Trump, como tampoco lo tiene con Hillary Clinton. El republicano está en campaña y vio que el país al que se la ha pasado insultando le abrió la puerta; aprovechó el momento para que lo vieran más allá de EU, y qué mejor que fuera en México.

El país necesitaba firmeza, más allá de la diplomacia. Necesitaba que se le dijera a Trump, en nuestro propio territorio, que los niveles de agresión en todos los sentidos debían llegar a su fin.

Era cuestión de recordar algunas de sus groseras y discriminadoras ocurrencias hacia México para obligadamente haberle hecho con firmeza que con base en insultos no se pueden establecer las relaciones en pleno siglo XXI, estamos en medio de la globalización como forma de vida. Quizá no lo entendería el personaje, pero sí habría quien lo hiciera, en México y en EU.

No fue afortunada la visita ni la idea de la misma, a pesar de la intención de hacerle ver a Trump otra cara de quiénes somos.

Para qué programar la visita estando por delante la inminencia del informe, con un personaje que sólo entiende lo que quiere entender, con un candidato que anoche presentó su propuesta migratoria y con una opinión pública abiertamente en contra de la visita. No había razones de fondo para que Trump estuviera en Los Pinos; viene casi seguro el desdén de Clinton.

 RESQUICIOS. Así nos lo dijeron ayer:

* Desde el 2006 la situación en México en materia de desaparición forzada es una tragedia humanitaria. En el país son más de 100 mil personas las que han sido desplazadas en los últimos años. Peña Nieto prometió que intentaría regresar a las fuerzas armadas a los cuarteles y no ha podido o no ha querido. La estrategia tendría que cambiar. Lo que aseguran destacados investigadores es que Felipe Calderón dejó un tsunami. Intuyó que el cambio en la Policía Federal se debe, entre otras cosas, a las recomendaciones de la CNDH sobre Tanhuato. Habrá que preguntarse cuántos casos como éste se han presentado y no los conocemos: Santiago Corcuera Cabezut, integrante del Comité contra la Desaparición ONU.

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