jueves 25 abril 2024

Trump en México, pero qué necesidad

por Carlos Urdiales

Qué necedad. Vaya tiro que se aventó la Presidencia con la visita, a invitación expresa, de Donald Trump a México, de pisa y corre, antes de seguir con su muro en Arizona.


El republicano candidato de rebelde cabellera amarilla, sujeta con pasadores, no defraudó: conceptos y palabras básicas, ideas como las de Vicente Fox.


Frases simples y llanas, ideales para establecer límites con vecinos en barrios bajos. Nada de geopolítica, historia ni referencias, prospectiva o ensayos sobre el mediano y el largo plazos. Simplificación de política y economía. Tribus vecinas, diplomacia cavernícola.


“Una hora de visita no compensa un año de agravios”, tuiteó Hillary Clinton, la candidata que a partir de ayer encareció su visita a México; la demócrata puede ya condicionar su eventual encuentro con Peña Nieto, falla primaria en teoría de juegos políticos.


Pero qué necesidad, retumba el coro homenaje a Juan Gabriel. La Presidencia, la cancillería y la embajada de México en Estados Unidos habrán de explicar qué utilidad tuvo para los intereses de nuestro país acoger al vecino majadero, que insulta, que no se retracta ni disculpa; al rudo güero que viene a enseñarnos de qué está hecho. Nobleza política demodé.


Miguel Basáñez, efímero embajador ante los estadounidenses nombrado por la actual administración, lamentó en Twitter la presencia del invitado incómodo: “Nadie como #Trump ha puesto en tal nivel de peligro la relación de México y EU en los últimos 50 años. Lamento profundamente la invitación”.


El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, en el marco de la plenaria de senadores priistas, cerró filas con su jefe ante este otro hecho consumado: “actuó como hombre de Estado… un hecho sin precedente que un candidato aceptara la invitación… muestra de la importancia que nuestro país tiene para ellos…” y por el estilo.


También sin precedente el discurso desde esa posición, la de candidato a la presidencia, con tal desprecio, con esa majadería.


Si Donald Trump gana en noviembre próximo, el gobierno mexicano debe tender y atender todo vínculo, en todas las arenas, en todos los frentes. Ésa es la tarea institucional que no conoce más realidad que el presente, pero la visita de ayer deja un sabor amargo para la mayoría, que sólo hemos conocido a Trump por sus desplantes e insultos.


También corresponde al Presidente, al líder político de todos, sacar pecho por la dignidad nacional. Los exabruptos y las trumpadas no pueden ser relativas; no se puede, en diplomacia, decir que fueron al calor de la campaña.


Se comprende que así es, pero esto no es un juego de futbol, no es una cascarita en la cual las patadas quedan atrás luego del silbatazo final.


Saldo negativo en términos de opinión pública y publicada en la víspera de la entrega del cuarto Informe de Gobierno y su mensaje interactivo. Pero qué necesidad, clamaría el divo.



Este artículo fue publicado en La Razón el 1 de septiembre de 2016, agradecemos a Carlos Urdiales su autorización para publicarlo en nuestra página.

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