Ensayos

Procesos de subjetivación (Foucault): el caso de Don Quijote de la Mancha

Subjectivation process (Foucault): the case of Don Quijote de la Mancha

Andrés ROLDÁN TONIONI
Universidad Católica de Temuco, Chile

Procesos de subjetivación (Foucault): el caso de Don Quijote de la Mancha

Utopía y Praxis Latinoamericana, vol. 26, núm. 92, pp. 128-139, 2021

Universidad del Zulia

Recepción: 14 Agosto 2020

Aprobación: 20 Noviembre 2020

Resumen: En el presente ensayo de reflexión teórica se expone el concepto de subjetivación de Michel Foucault representado en un personaje universal como es Don Quijote de la Mancha. Tomando como base los planteamientos primigenios de este concepto, se realiza un análisis enfatizando en su vigencia actual para guiar investigaciones sociales. Se presenta el concepto en sus aspectos fundamentales, contribuyendo al análisis de un proceso central para entender la condición moderna del sujeto. Se sostiene que el proceso de subjetivación atraviesa de principio a fin la obra de Cervantes, la vida de Don Quijote de la Mancha es un ir y venir subjetivado.

Palabras clave: Subjetivación, Sujeto, Subjetividades, Foucault, Cervantes.

Abstract: In this theoretical reflection essay the concept of subjectivation is exposed, through the universal character of Don Quijote de la Mancha. Taking as a basis the original approaches of this concept, we analyse its current usefulness for social research. The concept is presented in its fundamental aspects, contributing to the analysis of a central process to understand the modern condition of the subject. It is argued that the process of subjectivation runs through Cervantes' work from beginning to end, the life of Don Quijote de la Mancha is a subjective coming and going.

Keywords: Subjectivation, Subject, Subjectivities, Foucault, Cervantes.

INTRODUCCIÓN

El pensamiento de Michel Foucault (1926-1984) ha ocupado un lugar central en la teoría social desde las dos últimas décadas del siglo recién pasado y comienzos del presente (Deleuze, 1986; Downing, 2008; Mills,

2003; Gutting, 2005). Su prolífica obra da cuenta de un trabajo intelectual monumental, comprometido y crítico. Su influencia es ampliamente reconocida en varios ámbitos de estudios, tales como el análisis de los discursos, los estudios de género, de procesos de racialización y discriminación, entre otros. Sería francamente imposible exponer todas las dimensiones de su pensamiento en un escrito como el presente. Sin embargo, la aproximación a su obra, al igual que a cualquier gran sistema teórico, resulta facilitada con el estudio de sus conceptos, los cuales como ventanas, permiten contemplar algunos de los espacios interiores de su sistema de ideas.

El objetivo de este ensayo es exponer el concepto de subjetivación de Michel Foucault como una herramienta útil para comprender una forma específica de las sociedades en la producción de subjetividades. Con ese desafío en mente se ha seleccionado un caso particular de la literatura para acceder al sentido de este concepto. La elección de la obra El Quijote de la Mancha no responde a una decisión al azar. La razón de fondo es que el personaje central de la obra de Cervantes ilustra de la manera más ejemplar una vida subjetivada. Se puede decir que consiste en la elección de un caso extremo. El argumento central que atraviesa las siguientes páginas es que el concepto de subjetivación cuenta todavía con el poder explicativo que y que lo ha demostrado a través de toda una primera ola de investigaciones. Su utilidad está en comprender la emergencia de subjetividades en contextos marcados por relaciones de poder así como considerar las posibilidades de fuga a estas. En este sentido, al análisis se desarrolla entre los planteamientos de Foucault y la vida del magistral personaje creado por Cervantes, que es un ejemplo de aquello que se comprende como un modo de ser subjetivado.

El Quijote de la Mancha es una pieza clave de la literatura moderna. Desde la escritura de la primera parte hace casi quinientos años ha causado tal impresión en los lectores que su segunda parte fue publicada en medio de un ambiente de expectación absoluta. Innumerables veces ha sido reproducido, traducido, comentado y enseñado, esta obra maestra de la literatura universal posee todos los elementos que pueden elevar una creación narrativa. Como puede imaginarse no nos detendremos en hacer una revisión de todo lo que ha significado y lo que se ha dicho sobre este texto, para esto existe todo un campo de investigaciones literarias que se apartan del objetivo central de este escrito.

Las preguntas que guiaron el análisis fueron ¿Qué se puede decir de la vigencia actual de la obra de

Michel Foucault? ¿Es relevante el concepto de subjetivación para interpretar fenómenos sociales en la actualidad? ¿Cómo el personaje de Don Quijote nos sirve como ejemplo de constitución de sujeto? ¿Qué reacciones causaba este personaje en sus contemporáneos? ¿Cómo se resistía este personaje a lo que se esperaba de él? ¿De qué forma la porfía del Quijote puede ser nuevamente reinterpretada y útil para entender la condición del sujeto moderno?

Como definición inicial se dirá que un proceso de subjetivación consiste en una construcción del yo, una reflexión subjetiva del sujeto sobre sí mismo frente al rol o lugar que ocupa en la sociedad, “el sujeto está dividido tanto en su interior como dividido de los otros. Este proceso lo objetiva.” (Foucault, 1983, p. 3). Con la intención de exponer una dimensión del pensamiento foucaultiano nos sumergimos en el caso de la locura del Quijote, para exponer la situación de ruptura que genera la autodefinición del Quijote como caballero andante y el choque contra el patrón de la normalidad de la sociedad que lo rodea. El campo de la locura como forma de subjetivación concibe “la locura como posibilidad de enunciación que escaparía a la influencia de la razón.” (Martucelli 272). Se expone en las siguientes páginas la perspectiva de Foucault sobre la subjetivación escogiendo el caso tal vez más famoso de locura a nivel mundial.

Existen algunos estudios que utilizan esta entrada conceptual para dar cuenta de la construcción de subjetividad en ciertos grupos sociales, distinguibles por características comunes. En la mayoría de los casos analizados corresponden a colectivos que sufren el rigor de una sociedad desigual. Ahora bien, a diferencia de lo que puede pensarse este número de trabajos académicos no son numerosos. Algunas de las investigaciones

se centran en los procesos de subjetivación en el trabajo (Favero y Bechi, 2020; Becke, 2017; Bröckling, 2015). Existen otras referidas a procesos de subjetivación política, en casos de violaciones a los derechos humanos, conflictos armados o estados de emergencia (Cristancho, 2019; Madhok, 2018; Jaquet, 2016; Tassin, 2012; Parrini, 2006). Algunas centran su atención en la subjetivación presente en el campo de las políticas educativas y los medios de comunicación (Simons & Masschelein, 2010; Hennigen, 2006; Youdell, 2006; Butler, 2006). Así mismo, hay otras investigaciones en que se discute el concepto desde su primera utilización pasando por autores posteriores, cercanos al pensamiento foucaultiano (Fajardo, 2019; Alcalá, 2018; Quintana, 2012; Castro, 2006; Allen, 2009; Flynn, 1985). Estos trabajos son algunos ejemplos de la potencialidad del concepto y, al igual que aquellos, el presente escrito busca evaluar su funcionamiento en casos puntuales. Hacia el final de este ensayo se sugieren algunos otros campos temáticos posibles de aplicación del concepto que no han sido trabajados, abriendo campos para futuras investigaciones.

La estructura del artículo es la siguiente, en primer lugar, se expondrá el concepto de subjetivación desde el planteamiento de Michel Foucault y se establecen algunas relaciones con otros conceptos de su obra adulta. Luego se analiza la forma en que el hidalgo Don Quijote de la Mancha se transforma en caballero andante y el efecto que causa en sus contemporáneos. Posteriormente revisaremos algunos elementos adicionales enlazados a esta obra literaria que permiten comprender de mejor manera su aparición. Hacia el final, se exponen algunas reflexiones al cierre en torno a las implicancias prácticas del análisis realizado, enfatizando el lugar de la rebeldía frente a los dispositivos de poder, así como posibles campos temáticos donde se puede ahondar utilizando este marco conceptual.

LA SUBJETIVACIÓN EN MICHEL FOUCAULT

Para fines de este ensayo se acudió a una parte avanzada de la obra del autor, al Foucault más maduro, precisamente a aquella en que aparece explícitamente la idea de subjetivación. La bibliografía revisada mayoritariamente se basa en la última etapa del pensamiento de Foucault, la que presenta avances respecto a sus primeras obras, tal como el autor mismo lo precisa en su texto El Sujeto y El Poder. En la primera parte de su obra su interés estaba centrado en los mecanismos de poder que restringen y excluyen de múltiples formas, para luego interesarse directamente por las prácticas del individuo que resisten a los dispositivos de poder2. Efectivamente, a Foucault le debemos el concepto de subjetivación, el que acuña en sus textos escritos durante la década de los 80, entre ellos la “Historia de la Sexualidad. El uso de los Placeres” e “Historia de la Sexualidad. La inquietud de Si”, ambos publicados en francés el año 1984.

Sin embargo, podemos decir que, si bien fue acuñado en su obra más madura, los procesos de subjetivación, por los cuales se constituyen los sujetos, han sido el corazón de toda su obra. Esto es afirmado por el mismo autor, quien precisa que el tema general de su obra no ha sido el poder, sino que la constitución de sujetos (Foucault: 1983). En la etapa final de su vida, Foucault se interesa por las prácticas de sí, porque está analizando cómo se ejerce y concibe socialmente la sexualidad en el paso de un momento histórico a otro. En ese momento, el autor señala que existe un proceso histórico que está relacionado al cultivo del sí. Esto quiere decir, que además de la tendencia propia a la individualidad y la valoración de los espacios íntimos, el sujeto asume una forma de vida de acuerdo a su reflexión de sí mismo y de su entorno. El cultivo del sí da cuenta de la norma jurídica, moral, económica y política existente, pero más importante da cuenta de la adaptación que hace el sujeto de esta.3

En estas condiciones, la subjetivación se hace, en lo esencial, en una forma casi jurídica, donde el sujeto moral se relaciona con una ley, o con un conjunto de leyes, a la que debe someterse bajo la pena de culpas que lo exponen a un castigo. (Foucault: 2005, p. 30).

El proceso de subjetivación opera dialécticamente entre la norma y el cultivo del sí, entre sujeción y liberación. En este proceso el sujeto opera prácticas diferenciadoras en su puesta en escena. Operan en la actualidad en la forma de ajustes o diferenciaciones del estilo de vida neoliberal. Foucault parte del supuesto de que en estas representaciones del sí cabe la posibilidad de disidencia del sujeto. Ahora bien, la disidencia o el ajuste, a los patrones de normalidad repartidos socialmente, se dan en contextos y a estos contextos están atados los procesos de subjetivación. El proceso de subjetivación se presenta en Foucault como lucha o resistencia, o sea como una categoría política, que no está fuera del poder sino que ligado a este en un proceso dialéctico. De los procesos de subjetivación se desprenden tecnologías del sí que se usan, más bien, para otorgar una singularidad al individuo o a un colectivo específico.

A modo de contextualización, debemos comprender que existen cuatro tipos principales de estas

«tecnologías», y que cada una de ellas representa una matriz de la razón práctica: 1) tecnologías de producción, que nos permiten producir, transformar o manipular cosas; 2) tecnologías de sistemas de signos, que nos permiten utilizar signos, sentidos, símbolos o significaciones; 3) tecnologías de poder, que determinan la conducta de los individuos, los someten a cierto tipo de fines o de dominación, y consisten en una objetivación del sujeto; 4) tecnologías del yo, que permiten a los individuos efectuar, por cuenta propia o con la ayuda de otros, cierto número de operaciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos, conducta, o cualquier forma de ser, obteniendo así una transformación de sí mismos con el fin de alcanzar cierto estado de felicidad, pureza, sabiduría o inmortalidad. (Foucault: 1990, p.

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Estos cambios en el sujeto no se quedan en el plano estrictamente individual. La agregación de experiencias subjetivas compartidas decanta en experiencias colectivas. Los procesos de subjetivación son observables también en grupos sociales específicos. Este es un punto crucial, cómo se condensan procesos de subjetivación y dan paso a subjetividades de grupo. La respuesta pareciera ser, los procesos de subjetivación dan paso a una condición subjetiva común a todos aquellos que comparten una experiencia, individuos atados colectivamente a una práctica común. Foucault, en este sentido, propone tomar como punto de partida las luchas de resistencia al poder “investigar las formas de resistencia y los intentos hechos para disociar estas relaciones” (1983: p. 6). Estas prácticas de resistencia:

Son luchas que cuestionan el status del individuo; por un lado, afirman el derecho a ser diferente y subrayan todo lo que hace a los individuos verdaderamente individuos. Por otro lado, atacan lo que separa a los individuos entre ellos, lo que rompe los lazos con otros, lo que rompe con la vida comunitaria y fuerza al individuo a volver a sí mismo y lo ata a su propia identidad de forma constrictiva. (Foucault: 1983, p. 6-7)

En su análisis histórico Foucault va elaborando de manera sutil una crítica al saber occidental, sus formas de ejercicio del poder, su racionalidad. La lógica del poder marca a los individuos, le impone una ley de verdad que él mismo y los otros conocen, primordialmente a través del cuerpo. En el caso de su estudio de la sexualidad señala lo siguiente:

Esas morales definirán otras modalidades de la relación con uno mismo: una caracterización de la sustancia ética a partir de la finitud, de la caída y del mal; un modo de sometimiento en la forma de la obediencia a una ley general que es al mismo tiempo voluntad de un dios personal; un tipo de trabajo sobre uno mismo que implica desciframiento del alma y hermenéutica purificadora de los deseos; un modo de cumplimiento ético que tiende a la renuncia a uno mismo. Los elementos de código que conciernen a la economía de los placeres, la fidelidad conyugal, las relaciones entre hombres podrán perfectamente seguir siendo análogos. Corresponderán entonces a una ética profundamente retocada y a otra manera de constituirse uno mismo como sujeto moral de las propias conductas sexuales. (Foucault, 2005b, p. 220)

El proceso de subjetivación involucra la lucha de las subjetividades en diversas dimensiones. Foucault (1983) concibe tres formas de lucha, a saber, 1) La relativa a las formas de dominación, 2) contra las formas de explotación y 3) contra las formas de sumisión. Estas tres formas de lucha dan paso a procesos de subjetivación del sujeto. Judith Butler lo plantea de la siguiente manera:

El término subjetivación encarna en sí mismo la paradoja: assujetissement denota tanto el devenir del sujeto como el proceso de sujeción; por tanto, uno/a habita la figura de la autonomía sólo al verse sujeto a un poder, y esta sujeción implica una dependencia radical. Para Foucault, el proceso de subjetivación se realiza sobre todo a través del cuerpo. (2001, p. 95).

Pero ¿cómo se lleva a cabo la autonomía del sujeto dentro de relaciones de sujeción? La propuesta de nuestro autor consiste en estudiar la constitución del sujeto como una relación de saber-hacer, una técnica de vida (Martucelli, 2014). Se trata de un sujeto que se encuentra a sí mismo y las formas de gobernarse, esto es lo que está presente en los dos últimos tomos de la Historia de la Sexualidad. Tal como nos recuerda Martucelli, “finalmente, en toda la última fase de la obra de Foucault se perfila otra posibilidad de emancipación, que pasa sobre todo por la capacidad de deshacerse del modo de individualización generado e inducido por el poder moderno.” (2014, p. 273)4.

No se puede afirmar, entonces, que Foucault haya perdido su interés por el tema de la micro y macro física

del poder. Cada sociedad histórica ha establecido sus propios mecanismos a través de los cuales se ejercen formas de exclusión. Según Foucault, en el proceso de constitución de sujetos, aquellos hechos que parecen ser banales presentan en sí mismos complejos entramados históricos que han llevado a la naturalización de ciertos sistemas de dominación. Como se sabe, fenómenos tales como la locura o el castigo esconden tras de sí imbricadas lógicas de ejercicio del poder que apartan al sujeto y son casos en los cuales es posible ver cómo funcionan los dispositivos de control. Fenómenos que podríamos ampliar hoy en día a muchos ámbitos en donde se vive el rigor de la exclusión, por ejemplo, comunidades migrantes, desplazados por conflictos bélicos, comunidades que viven en la pobreza, etc. Es por esto que la obra de nuestro autor ha sido tomada como bandera de lucha de los oprimidos, porque conecta una crítica aguda a las estructuras diferenciadoras de la sociedad y sus mecanismos normalizadores.

La propuesta del autor es comprender los procesos de racionalización y dominación en campos bien delimitados. Estos campos pueden situarse en la esfera económica, política o cultural, pero Foucault privilegia la investigación partiendo de temas específicos, no elabora una crítica a la razón moderna como lo hizo la teoría crítica de la Escuela de Fráncfort5. Más bien, propone analizar los mecanismos del poder en base al

estudio de temas puntuales, por ejemplo, locura, la enfermedad, la sexualidad, la gubernamentalidad, para reconstruir a través de datos históricos el relato de los confinados en diversos momentos de tiempo. Su trabajo de largo plazo fue estudiar estos fenómenos para caracterizar las sociedades en las cuales estos se producían, formaciones históricas, que definen relaciones de dominación y de producción de clases.

El proceso de subjetivación surge en la obra de Foucault para dar cuenta justamente del espacio subjetivo que tiene el sujeto frente a mecanismos de poder específicos. No se refiere, como se menciona a menudo, a un estar fuera de sí. Refiere al proceso en el cual el sujeto explícitamente se construye a sí mismo frente a las condicionantes del entorno. La subjetivación implica la sensación de extrañeza del sujeto frente a los mecanismos de dominación, y su respuesta consciente o inconscientemente a ellas. La subjetivación incluye, como ya se ha mencionado, el ejercicio de cultivo del sí como también las prácticas desplegadas por el sujeto en su aparición en la sociedad. Deleuze lo describe de la siguiente manera:

La lucha por una subjetividad moderna pasa por una resistencia a las dos formas actuales de sujeción, una que consiste en individuarnos según las exigencias del poder, otra que consiste en vincular cada individuo a una identidad sabida y conocida, determinada de una vez por todas. La lucha por la subjetividad se presenta, pues, como derecho a la diferencia y derecho a la variación. (1986, p. 139)

El concepto de subjetivación implica, usando palabras de Deleuze, un diálogo consigo mismo. Se refiere a aquel proceso de construcción subjetiva atada a los dispositivos del poder, que en ocasiones se resiste férreamente y genera rebeldías. El proceso de subjetivación implica, entonces, la objetivación de la subjetividad en relación con los mecanismos de control. Se presentarán más adelante algunos casos en que estos procesos de subjetivación están presentes en nuestras realidades actuales.

A continuación, se expone la figura épica de Don Quijote cuya imagen nos traslada a mundos imaginarios y nos embarga de sentimientos. Se enfatiza en el proceso que lleva adelante el personaje para autodefinirse como un ser distinto, su esfuerzo de construcción del yo no esperado.

LA (DES)IDENTIFICACIÓN DE DON QUIJOTE

¿Es posible interpretar la vida de Don Quijote de la Mancha como una resistencia, una transgresión al orden establecido? Evidentemente la vida de nuestro personaje en estudio es del todo extraña a sus pares. Pero al Quijote no le importa tanto lo que pasa a su alrededor como su autodefinición misma de caballero andante. Su mente está en la noble tarea de la caballería andante que defiende y reproduce (in)dignamente. Su tarea como tal es la de desatar embrollos, la defensa del desposeído, aminorar el sufrimiento de los oprimidos y asistir a las doncellas en muestra de su valentía.

Todas sus aventuras tienen su origen en aquella afición a la lectura de novelas de grandes caballeros andantes, de maravillosas travesías y esplendorosos actos. Del trastoque provocado por esta lectura fanática de novelas es que el honrado hidalgo, señor Alonso Quijano6, cambia su existencia psíquica y material por la de uno de los nobles caballeros que protagonizaban las historias de estos libros y que se autodenomine como Don Quijote de la Mancha7. Cambia con esto su realidad y comienza un centenar de aventuras que estarán marcadas por la desgracia y la desdicha de su enfrentamiento con la realidad8. Las aventuras de Don Quijote nos muestran el punto exacto del castigo de la norma social, justo ahí en donde su verdad se cruza con la verdad aceptada por sus contemporáneos; la nobleza y el altruismo de su actuar como caballero andante se

estrella con la realidad de los aldeanos, sacerdotes y otras gentes de la época. Cervantes lo relata de la siguiente manera:

En efeto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo; y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante, y irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros donde, acabándolos, cobrase eterno nombre y fama (2005a, p. 81).

En los inicios de su andar, Don Quijote le pide al dueño de una ‘venta’ o posada que lo nombre caballero andante, el cual siguiendo el juego a este particular personaje que llega a su negocio realiza una ceremonia de investidura; luego de ésta y ya armado caballero, Don Quijote vuelve a su aldea por sugerencia del ventero para asegurarse de llevar algún dinero y ropaje para iniciar nuevamente su largo viaje en pos de las aventuras.

Revisemos, antes de continuar, en qué consistía la tradición de la caballería andante descrita por el mismo

Don Quijote cuando hablaba a unos pastores:

Para cuya seguridad, andando más los tiempos y creciendo más la malicia, se instituyó la orden de los caballeros andantes, para defender las doncellas, amparar las viudas y socorrer a los huérfanos y a los menesterosos. Desta orden soy yo, hermanos cabreros, a quien agradezco el gasaje que hacéis a mí y a mi escudero (Cervantes: 2005a, p. 171).

Continuando posteriormente, en otra parte del texto:

La profesión de mi ejercicio no conciente ni permite que yo ande de otra manera. El buen paso, el regalo, y el reposo, allá se inventó para los blandos cortesanos; mas el trabajo, la inquietud y las armas solo se inventaron e hicieron para aquellos que el mundo llama caballeros andantes, de los cuales yo, aunque indigno, soy el menor de todos (Cervantes: 2005a, p. 186).

De aquí en más, su presentación frente a los otros será la de Don Quijote de la Mancha, valiente caballero andante, que, según su imaginación, en buena hora existe para bien de la humanidad.

Los personajes que se van sucediendo en sus aventuras representan la forma que asume la realidad dentro de la narración. Son ellos los que queman sus libros de caballería, los que tratan de persuadirlo, se burlan de su quehacer, lo engañan y conminan a regresar a su hogar y a llevar una vida en normalidad.

Otras subjetivaciones en Don Quijote de la Mancha

No debemos olvidar que esta gran obra literaria de la modernidad fue concebida en el tiempo que su autor, Miguel de Cervantes9, estuvo encarcelado como prisionero de los turcos por cinco años en Argel10. En el mismo prólogo a su obra, Cervantes nos entrega este dato cuando afirma

Y así, ¿qué podía engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo, y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación? (2005a, p. 29).

El mismo autor sufría en carne propia las barreras disciplinarias asociadas al castigo en la cárcel durante los años 1575 hasta el 1580, cuando es rescatado por la congregación religiosa de los Trinitarios. Su obra es producto de una subjetivación que se construye en miras a la libertad.

No es un hecho desconocido que varias obras literarias y algunos textos políticos han sido concebidos y/o escritos en prisión. Algunos ejemplos notables de destacar son, por ejemplo, “El Príncipe” de Maquiavelo, los escritos de Nelson Mandela, “Justine” del Marqués de Sade y los Cuadernos de la Cárcel de Gramsci. En el caso de Don Quijote de la Mancha es correcto afirmar que se concibió en la prisión, pero no necesariamente fue escrito completamente en ella.

Podemos ver que ha existido una relación entre literatura, política y prisión. ¿Qué se puede decir de esta relación? Que los contextos influyen en sus escritores y que están marcados por la historia de su vida. La escritura en la prisión ha dado paso a grandes trabajos intelectuales y esto no puede desconocerse. El autor que está recluido obtiene un espacio de libertad en la representación imaginaria de situaciones y batallas que solo son posibles a través del pensamiento. En este sentido, como podemos ver de los casos mencionados, se trata de una escritura de fuga. Operarían en el caso de Don Quijote y en estos otros casos, procesos de subjetivación de aquellos sujetos que devienen en escritores en momentos de sujeción total.

Otra muestra de aquella subjetivación presente en el texto y en el personaje son, por ejemplo, los regresos al hogar de Don Quijote, en los cuales se encuentra con sus vecinos, familiares y amigos. En estos retornos a casa, se exaltan las intenciones de aquellos personajes para volver a la razón a Don Quijote, utilizando para esto los más rebuscados ingenios. Incluso en alguno de estos retornos, el caballero recobra el juicio y reconoce a sus contemporáneos, recordando en esos diálogos pasajes melancólicos de su vida.

Se opera en Don Quijote, por último, un proceso a través del cual un hidalgo aldeano de la Mancha, trastocado por la literatura caballeresca, se pone en marcha a la usanza de los caballeros andantes por medio de una serie de “prácticas de sí” que incluyen no solamente una puesta en escena con caballo y armadura, lanza y espada, sino que, además, el hacerse de una doncella a quien dedicar sus victorias y valerse de un escudero que lo acompañará hasta la última de sus aventuras. Esta práctica de sí redunda en cabalgatas, cantos, embrollos, delirios, discusiones, todas dignas de un caballero andante.

Recordemos en este punto lo que implica la subjetivación para Foucault para establecer un nexo con las prácticas del sí “cabe recordar que para Foucault, la práctica de sí significa ante todo un modo de subjetivación que lleve al autogobierno de sí por sí mismo, a una relación plena consigo que implique reflexividad del sujeto y un trabajo (un ejercicio) sobre sí” (Constanz y otros, 68). El Hidalgo de la Mancha elabora un repertorio completo de tecnologías del yo para dar fiel cumplimiento a su mandato, ser reconocido como caballero andante.

A poco de iniciado el trabajo de búsqueda bibliográfica es posible encontrar que Michel Foucault en su

texto denominado “Las Palabras y Las Cosas. Una arqueología de las ciencias humanas”, publicado el año

1966, utiliza la figura de Don Quijote para analizar el paso de una episteme a otra, oponiendo la realidad creada por el personaje a la representación de la realidad de quienes buscan sanarlo, o sea, recalcar las relaciones entre verdad y ficción en diversas sociedades, en este caso, los discursos de la verdad en el paso de la edad clásica a la modernidad11 (Foucault, 2002). Sin embargo, no profundiza mayormente en este y tampoco acuña el concepto de subjetivación en ese momento, pero como puede apreciarse la conexión de ese análisis con el realizado en este ensayo están profundamente relacionados. Los órdenes de poder son también sistemas de ideas que fijan lo que es esperable, lo que es correcto y lo que no lo es. Puede observarse la sintonía del trabajo temprano de Foucault con su obra final.

Por otro lado, uno de los temas de interés en la obra de Foucault ha sido el caso de la locura. Basado en éste, escribe su tesis doctoral denominada “La Historia de la Locura en la Época Clásica” en el año 1961. Un dato no menor es que en el caso de su tesis doctoral también acude a la figura de Don Quijote de la Mancha para describir un tipo particular de sin razón mostrado por la literatura novelesca y dramatúrgica. Sin embargo, no se desarrolla mayormente en este texto de Foucault la figura de nuestro personaje, sino que el autor sigue curso propio a través de un detallado trabajo histórico de las relaciones entre locura y razón.

CONSIDERACIONES FINALES

La trayectoria trazada en el presente texto se aprovecha del noble Hidalgo de la Mancha en un ejercicio que espera ser útil a las ciencias sociales y las humanidades. La utilidad del presente trabajo de reflexión puede encontrarse en la presentación del concepto de subjetivación de Michel Foucault para la interpretación de experiencias de vida y subjetividades de sujetos que viven enfrentados a disposiciones de poder específicos. Lo anterior aprovechando de disfrutar nuevamente la novela Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes. Una vez más esta histórica obra permite ser interpretada, en este caso, para exponer la forma concreta en que su personaje principal se constituye como sujeto y da paso a una de las más desfachatadas aventuras que jamás se hayan conocido. Con Foucault entendemos el concepto de subjetivación como un proceso de constitución de sujetos (Foucault: 1983). Se constituye el sujeto en la relación consigo mismo y en medio de relaciones de poder.

Opera en Don Quijote un proceso de subjetivación que lo lleva a asumirse como caballero andante y

distinguirse de esta forma de todos sus contemporáneos. Tal como nos dice Foucault, la subjetivación se trata de una intensificación de la relación consigo mismo a través de la cual cada uno se constituye en sujeto de sus actos (Foucault: 2005b).

A lo largo de la obra de Foucault es posible observar dos dimensiones presentes en el proceso de subjetivación, por un lado, la sujeción como producción de subjetividades a través de dispositivos de saber - poder y, por otro lado, como un arte de vivir de manera crítica, disidente, desobediente, un tipo de rebelión reflexiva. Entre estas dimensiones el sujeto se asigna a sí mismo por sí mismo, el sujeto pasa a ser un objeto estético que se desprende de las relaciones de poder instauradas.

En la actualidad existen diversas modalidades en que los sujetos buscan desafiliarse de los esquemas sociales y culturales predominantes, por ejemplo de modelos alimentarios, de definición sexual, de la representación política, del buen vivir. Corresponden a proyectos de vida subjetivados que escapan a los parámetros y la sujeción del régimen de gobierno de la vida capitalista. Para los contemporáneos de estos sujetos subjetivados sus prácticas, discursos e ideologías resultan extrañas, controversiales y muchas veces una locura.

Estas porfías van dando cuenta de procesos de cambio social, son esbozos, pistas, señales de la mutación

de un régimen de poder. La sujeción ideológica de un régimen no es total, en los intersticios de las prácticas normalizadas, entre la heterogeneidad de formas de vida, en la multiplicidad de caminos que asume la crianza y la socialización, se gestan las alternativas. Alternativas de proyectos de vida subjetivados, tan reales como utópicos, tan presentes como marginados.

En esta diversidad de experiencias personales existe un prolífico campo de investigación. El enfoque

foucaultiano es una fuente para investigaciones cualitativas biográficas o de análisis de los discursos. El objetivo central en estas es el estudio en profundidad de los mecanismos de ruptura que emplean los sujetos para escapar a los órdenes legales-morales-tradicionales, así como los mecanismos de reproducción de estos últimos que impiden proyectos emancipatorios individuales o colectivos. Se han indicado anteriormente algunos temas en los cuales el enfoque de Foucault se ha aplicado más recurrentemente, entre ellos, en salud, género,

racismo, autoritarismo, etc., sin embargo, existen temáticas potenciales para futuras investigaciones. En el campo de los movimientos sociales, por ejemplo, se pueden estudiar procesos de subjetivación en el activismo. Todo lo relativo a la personalidad del activista, sus estrategias discursivas, su construcción de identidad, la escenificación de su figura, sus prácticas y estilo de vida, todo está relacionado al proceso de subjetivación. Por otro lado, en el campo de los estudios de la juventud, y relacionado en cierta medida a los estudios urbanos, las experiencias disidentes pueden observarse en las tribus urbanas, por ejemplo, el movimiento punk o hip- hop, en agrupaciones o colectivos populares, en las barras de hinchas de clubes de futbol y otros grupos contraculturales. Estos dos campos a lo que se puede ampliar el análisis foucaultiano implican actos de resistencia a las costumbres naturalizadas por las sociedades capitalistas modernas. Son formas que, al igual que las estudiadas hasta el minuto, permiten pensar la subjetivación no solamente en el plano personal, sino que permite comprender ciertos procesos sociales de mayor alcance.

Por otro lado, en el plano de la literatura, sería interesante analizar procesos de subjetivación de otros personajes literarios clásicos. Uno de ellos, por ejemplo, es el Fausto de Goethe, quien a diferencia del Hidalgo de la Mancha, se presenta como un sujeto extremadamente racional y consciente del mundo en el que vive. Esta es otra pieza fundamental de la literatura moderna. Y en esta, como en muchas otras, se pueden obtener lecciones de la producción de sujetos en las sociedades occidentales.

Notas

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