Cæsaraugusta, 78. 2007, pp.: 455-480
ISSN: 0007-9502
Aproximación al estudio
de los macella romanos en Hispania1
Ana TORRECILLA AZNAR
Introducción
Pero son numerosos los factores que intervienen a la hora de decidir la construcción de un macellum: la propia necesidad mercantil de la ciudad; su ubicación
favorable respecto a las rutas comerciales, que permitieran el abastecimiento, y, por
ende, el correcto funcionamiento del macellum; el deseo de las elites de costear este
edificio para su propio beneficio político y personal; la búsqueda de prestigio de la
ciudad, que en su deseo de promocionarse se dota de un equipamiento de edificios
públicos y otras infraestructuras; así como la tradición, que en ocasiones llega a
pesar más que el resto de factores. De hecho, cuando una ciudad crece o se renueva, en algunos casos porque prospera económica o políticamente, suele incluir un
macellum entre su nuevo equipamiento. Incluso, debido a su carácter funcional, es
1. Este estudio forma parte de nuestra Tesis Doctoral, en curso, sobre Los «macella» en «Hispania».
Estudio arqueoarquitectónico, funcional y simbólico, dirigida por el Dr. Manuel Bendala Galán, Catedrático de Arqueología de la U.A.M. y financiada gracias a las becas concedidas por la Fundación
José Luis de Oriol y Catalina de Urquijo y la Fundación Caja de Madrid.
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El estudio de la arquitectura nos permite llegar a comprender y conocer parte
de una cultura determinada, cuya complejidad social se materializa de esta forma.
Una pequeña aportación en este sentido se puede realizar a través de uno de estos
edificios, muy tipificado, el macellum, que es creación de Roma y, por ende, inherente a ella. El estudio de los macella romanos o edificios de mercado nos reporta
datos de gran interés, no sólo de tipo económico, aunque pueda parecer ésta su
función primaria, sino también de carácter constructivo, político, ideológico, social
y religioso acerca de la sociedad que los construyó y utilizó.
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sensible a los cambios demográficos, económicos o sociales, por lo que su propia
existencia o devenir histórico está íntimamente ligado a las necesidades concretas
surgidas en cada momento y lugar (P. Gros, 1996, 454)2. Pero, sin duda, eran condiciones indispensables la presencia de una élite dispuesta a costear las obras y a
abastecerse de los productos lujosos del macellum, así como de una clientela potencial abundante, que permitiera su funcionamiento diario3.
Antecedentes bibliográficos
La bibliografía dedicada al estudio de los macella resulta en términos relativos
muy reducida y bastante reciente. Encontramos alusiones de Thédenat en la magna
obra de Daremberg y Saglio4; y de Staccioli5 en la Enciclopedia dell’Arte Antica,
Classica e Orientale. En la década de los 70, comienzan a hacerse estudios globales
sobre los macella, aunque de forma muy minoritaria, reflejados en el artículo de
Ned Nabers6. En la década siguiente y de forma más amplia cabe citar a Jorge de
Alarcão7 y a Claire de Ruyt8, quien publica la primera obra dedicada exhaustiva-
2. GROS, P., L’Architecture Romaine du début du IIIe siècle av. J.-C. à la fin du Haut Empire. 1. Les monuments publics, Cap. 17: Marchés, 1996, París, pp. 450-464.
3. FRAYN, J. M., Markets and Fairs in Roman Italy, Oxford, 54, 88 y 159, 1993.
4. THÉDENAT, H., «Macellum», en Daremberg-Saglio: Dictionnaire de Antiquités grecques et romaines,
T. III/2, Austria, 1904, pp. 1457-1460. Thédenat expone el origen y evolución del macellum, aunque
no su evolución del ágora comercial griega o al tipo propiamente itálico. Alude a los elementos que
forman parte del edificio y cita las dos inscripciones hispanas relacionadas con macella, las de
Bracara Augusta y Villajoyosa, pues aún no había sido excavada ninguna estructura relacionable con
un macellum en España en la fecha de redacción de la obra.
5. STACCIOLI, R. A., «Mercato», Enciclopedia dell’Arte Antica, classica e orientale, T. IV, Italia, 1962,
pp. 1028-1031.
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6. NABERS, N., «The architectural variations of the macellum», Opusc. Rom., IX:20, Estocolmo, 1973,
pp. 173-176. Este autor presenta datos hoy en día ya anticuados, pues la excavación de numerosos
macella y su mejor conocimiento ha permitido rechazar propuestas como el posible origen púnico
del modelo más extendido, que hoy sabemos con seguridad en las ágoras comerciales de la fachada Egea de Asia Menor. Nabers obvia también la evolución de los foros comerciales más antiguos
de la propia Roma, aunque presenta numerosos ejemplos de macella del entorno mediterráneo, a
excepción de los hispanos, cuya investigación llega con notable retraso. No obstante, Nabers tiene
el enorme mérito de haber sido pionero en la puesta en el estudio del macellum desde el punto de
vista arquitectónico y tipológico.
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7. DE ALARCÁO, J., «A Arquitectura dos Mercados Romanos», Minia, 6 (7), Braga, 1983, pp. 5-48. En este
artículo se aborda la arquitectura de los mercados romanos, recopilando un amplio catálogo, en
desorden cronológico, que incluye ya el macellum hispano de Baelo Claudia (Bolonia, Cádiz), excavado en los años 70, resalta su origen helenístico a partir del s. III, y reconoce también el macellum
de tipo itálico en el macellum republicano de Ostia, con planta basilical.
8. DE RUYT, C., Macellum. Marché alimentaire des Romains, Lovaina, 1983. La primera parte de este extenso estudio se dedica a un catálogo bien documentado sobre los macella hasta entonces conocidos
entre Portugal y Siria y entre el Reino Unido y Egipto. En la segunda parte de la obra se analizan
aspectos muy variados relacionados con los macella, frente al punto de vista únicamente arquitectónico con el que se habían abordado hasta el momento: orígenes arqueológicos del edificio y semántico del término macellum, evolución, tipología, elementos que lo forman, aspectos urbanísticos,
sociales, religiosos y políticos.
Aparición y evolución del macellum. Tipología
Antecedentes. Origen tipológico
El antecedente más próximo del macellum lo hallamos en las ágoras comerciales del mundo griego, testigo que es recogido por el forum romano. A lo largo del
Alto Imperio, ya desde época republicana, los foros occidentales fueron especializando sus funciones, de modo que se constata cómo las actividades comerciales se
excluyen, a excepción de las funciones comerciales estatales, de las plazas de los
foros, donde se habían desarrollado, y continuarían teniendo lugar en tabernae
situadas en alguno de sus laterales, y posteriormente en los macella, edificios específicos y destinados a ello, aunque continuaba la vinculación espacial de éstos con
los foros (J. L. Jiménez, 1987a, 96; 1987b, 176)11. Varrón (rel. hist. I.2) ilustra bien
esta evolución del espacio público de la ciudad cuando señala que la dignidad del
foro se incrementó por primera vez en las dos últimas décadas del siglo IV a. C.,
cuando las tiendas de los cambistas sustituyeron a las tabernae de los carniceros. Por
consiguiente, y a consecuencia de la conversión del foro en foco de orgullo cívico,
algunas actividades, entre las que cabe citar la venta de pescado y carne, fueron trasladadas fuera del foro y confinadas en edificios con peristilo12.
Aproximación al estudio de los macella romanos en Hispania
mente a este edificio. En los 90, destacan Joan M. Frayn9, en su obra global sobre
mercados y ferias, y Pierre Gros, sobre el macellum10.
Algo similar había sucedido en las ciudades helenísticas, en las que la función
comercial se implanta tardíamente, en época clásica, adquiriendo más fuerza que el
resto de funciones y acaba por superar en importancia a sus funciones iniciales de
carácter político y religioso. Pero el ágora tiende a conservar sus funciones políticas
y monumentales, haciéndose necesarias otras ágoras periféricas que albergaran las
actividades económicas y comerciales, separadas topográficamente del ágora civil y
de los santuarios de manera consciente, diferenciando entre el ágora de los hombres libres y el ágora mercantil, según testimonia Aristóteles (Política, VII, 11, 2:
1331 a-b). El ágora comercial existía desde el fin del siglo IV en algunas ciudades de
10. GROS, P., L’Architecture Romaine du début du IIIe siècle av. J.-C. à la fin du Haut Empire. 1. Les monuments publics, Cap. 17: Marchés, París, 1996, pp. 450-464. Esta obra destaca el modelo griego del
macellum, ya plenamente aceptado, así como la evolución cronológica de los macella de la Península
Itálica y de las provincias, entre los que incluye los de Baelo Claudia y el de Clunia (Peñalba de
Castro, Burgos), excavado desde los años 60, aunque identificado inicialmente como una basílica.
11. JIMÉNEZ SALVADOR, J. L., Arquitectura forense en la Hispania Romana. Bases para su estudio, Universidad de
Zaragoza, 1987a; Id., «Los modelos constructivos en la arquitectura Forense de la Península Ibérica»,
1987b, en AA.VV., Los Foros Romanos de las Provincias Occidentales, Madrid, 1987, pp. 173-177.
12. SEAR, F., Roman Architecture, ed. de 1989, Batsford, 1982, p. 36.
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9. FRAYN, J. M., Markets and Fairs in Roman Italy, Oxford, 1993. Esta obra se halla dedicada a los mercados fijos, temporales y cíclicos existentes en Roma, entre los que incluye los macella, su evolución
en Roma, comercio en la Península Itálica, leyes concernientes al comercio y la venta de productos
y equipamiento de los mercados. Este estudio permite ampliar la visión que sobre comercio y economía puede ofrecer el análisis del macellum, al incluir también otras posibilidades existentes para
la compra-venta de productos y bienes básicos que existía en la antigüedad, como las nundinae o las
ferias anuales.
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la fachada egea, como en Mileto, cuyo mercado norte sirve de modelo, al estar formado por una plaza cuadrada rodeada de pórticos o stoas en tres de sus lados, tras
las que se abren tiendas, oficinas, salas de reunión, capillas consagradas a los dioses o los héroes, etc., mientras que el cuarto lado se deja abierto y se comunica con
un gran eje de circulación13. El ágora comercial se sitúa en algunos casos próximo
al ágora ciudadana (Priene y Corinto), a veces en la zona portuaria (El Pireo, Mileto,
Delos), frente a aquélla, que se ubica en el interior, aunque constituye un edificio
independiente14. Pérgamo, cuyo centro comercial se hallaba en un ágora columnada en la Ciudad Baja, es un buen ejemplo de la evolución de las ágoras comerciales
jonias desde el siglo II, cuando se van independizando y monumentalizando, rodeándose de stoas, debido a la influencia del urbanismo regular e hipodámico15,
modelo que vemos también desarrollado en el ágora tetrágona16 de Éfeso o en la de
Side17 (fig. 1.1) y entre las ciudades de plan jonio18, tal y como acaecerá en el caso
de los fora romanos, que hallan su inspiración en este modelo cerrado en bloque.
En Grecia se siguió este modelo jonio, sobre todo en los grandes puertos, como El
Pireo o Delos, en el siglo II a. C. y, más tardíamente, en el siglo I a. C. en Atenas,
manteniéndose esta tradición de ágoras comerciales, pues el comercio era diversificado y de gran volumen, en Asia Menor y Grecia incluso durante el Imperio
Romano19, del que tenemos un buen ejemplo en Perge, del siglo II d. C. (fig. 1.2).
Aunque el modelo de macellum de planta central, que deriva del ágora helenística, es el más extendido, no debemos olvidar el segundo modelo, de planta basilical
o de pasillo central, cuyo exponente más antiguo lo hallamos en el macellum republicano de Ostia, de la segunda mitad del siglo II a. C.20. Si bien este modelo parece
ser antiguo, probablemente su origen ha de situarse en los mercados o bazares orientales, con calle central cubierta, en época helenística21, pero su desarrollo se produce
en el Lacio, siendo un tipo propiamente itálico (J. B. Ward-Perkins, 1970, 16)22.
13. MARTÍN, R., L’urbanisme dans la Grèce Antique, 2ª ed. París, 274, 1974;
p. 276; GROS, P., op. cit., 1996, p. 451.
DE
RUYT, C., op. cit., 1983,
14. MARTÍN, R., op. cit., 1974, p. 268.
15. El modelo de ágora comercial se mantuvo durante toda la época clásica, aunque irá cambiando su
forma por influencia de los planes urbanísticos y de las divisiones urbanas propugnadas por
Hipodamo de Mileto, que reglamentarán rígidamente desde el punto de vista arquitectónico, eliminando los anexos exteriores al ágora propiamente dicha, trazando una planta regular y determinando los límites que separan el puerto, el mercado, el santuario, etc.
16. Este calificativo, en griego τετραγονοσ, servía para distinguir el ágora comercial del ágora política
(DE RUYT, C., op. cit., 1983, p. 280).
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17. DE RUYT, C., op. cit., 1983, p. 277.
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18. MARTÍN, R., op. cit., 1974, p. 273.
19. DE RUYT, C., op. cit., 1983, pp. 278-279.
20. CALZA, G., BECATTI, G., GISMONDI, I., DE ANGELIS D’OSSAT, G. y BLOCH, H., Scavi di Ostia. I. Topografia
generale, Roma, 1953, pp. 110, 126, 233 y 235, fig. 29 y lám. XLVII.2; GROS, P., op. cit., 1996, p. 452.
21. MACDONALD, W. L., The Architecture of the Roman Empire, 2 vols, Yale, 1982, p. 88.
22. WARD-PERKINS, J. B., «From Republic to Empire: Reflections on the Early Provincial Architecture of
the Roman West», J.R.S., LX, Londres, 1970, pp. 1 ss.; DE ALARCÃO, J., op. cit., 1983, pp. 18-19; DE
RUYT, C., op. cit., 1983, pp. 335-336; FRAYN, J. M., op. cit., 1993, p. 27, fig. 2.
3
4
FIG. 1. 1. Ágora de Side (Turquía) (según L. Merey, en A. Müfid, Die Ruinen von Side, Berlín,
1963, fig. 7). 2. Macellum de Perge (Turquía) (C. de Ruyt, Macellum. Marché alimentaire des romains, Lovaina, 1983, fig. 49). 3. Ágora griega y macellum de Morgantina
(Sicilia, Italia) (C. de Ruyt, op. cit., 1983, fig. 42). 4. Macellum de Pompeya (C. de
Ruyt, op. cit., 1983, despleg. 4, Pompei 2).
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El desarrollo en Roma e Italia
En la Roma republicana, el foro era el centro político, jurídico, administrativo,
económico y religioso de la ciudad23. Pero en la propia Roma, según sabemos por
Thédenat y P. Gros24, a mediados del siglo III a. C., debido a la creciente especialización comercial que se estaba produciendo en la Italia republicana, por herencia helenística, y debido a la renovación y engrandecimiento del foro, en el que se erigen
grandes edificios públicos (basílicas), las últimas tiendas, especialmente las que vendían pescado y carne, se trasladaron más al norte, a un nuevo foro denominado
forum piscarium25, al norte del Foro Romano, más tarde ocupado por el Forum Pacis,
al este de la Basílica Aemilia. En estos momentos aparecen pequeños mercados o
foros especializados en diversos productos, distribuidos por los barrios de la ciudad:
forum suarium, sobre las pendientes del Quirinal; forum bovarium; forum cuppedinis,
posiblemente en el lado oeste del piscarium; cupidinis o coquinum (que englobaba a
comerciantes diversos), cerca del forum piscarium; forum vinarium, al pie del Aventino;
y forum pistorium (venta de pan). Posteriormente, y debido al paulatino desplazamiento de las actividades comerciales fuera del Foro Romano, el forum piscatorium y
el forum cuppedinis fueron reemplazados por un gran macellum, el primero que puede
considerarse como tal en Roma, que agrupa los productos antes vendidos en los
foros especializados citados o enviados desde el campo o las provincias26. Livio
(XXVII, 11, 16) relata el incendio del año 210 a. C., que destruyó el centro de Roma,
incluido el forum piscatorium, y, cuando habla de la reconstrucción llevada a cabo el
año siguiente, cita ya un macellum. Pero parece aceptado por ciertos autores que el
macellum del año 209 a. C. reproduce el destruido por el incendio, pues Roma se
hallaba inmersa en la II Guerra Púnica (218-202 a. C.), a consecuencia de la que
había surgido una crisis económica, y una escasa innovación arquitectónica como
resultado. Este gran macellum fue reformado en el año 179 a. C., por los censores Q.
Fabius Maximus y Q. Fulvius Nobilior, este último autor de una gran basílica (Aemilia)
tras las tabernae del foro, donde existiría otra anterior y el viejo macellum.
A la segunda mitad del siglo II a. C. corresponde al macellum de Morgantina
(Sicilia) (fig. 1.3), primer ejemplo conocido de macellum propiamente dicho, aun-
23. El término forum se aplicaba así mismo a un mercado o lugar de mercado, que queda definido por
el producto que en él se vendía, por ejemplo, boarios o bovarium (mercado de ganado), suarius (mercado porcino), pecuarius (mercado de ganado), piscatorius (mercado de pescado) u holitorium (mercado de verduras u hortalizas), que, a decir de Varro (Ling. Lat. 5, 145), fue el más directo origen del
posterior macellum, acorde a la venta de verduras realizada en este lugar.
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24. THÉDENAT, H., op. cit., 1904, p. 1457; GROS, P., op. cit., 1996, p. 450.
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25. Según Plauto, (Curcul. IV, 1, 481; Varr., Ling. Lat. V, 146), piscatorium (Liv. XL, 51; Colum. VIII, 17) o
piscatoris forum (Collum., Rei Rust., VIII, 17, 15), en este caso designando a un mercado de pescado.
Sin embargo, en la centuria anterior, en tiempos de Varrón (siglo I a. C.), la designación de
Piscatorium no parece denominar ya otra cosa que una feria anual ubicada a lo largo del Tíber (DE
RUYT, C., op. cit., 1983, p. 243).
26. Si bien el término macellum se aplica al primer edificio que puede ser considerado como tal, continuaban empleándose en el lenguaje corriente los términos forum piscarium y forum cuppedinis, sobre
todo, y forum suarium, forum bovarium, forum holitorium, forum coquinum, forum vinarium, en relación
a las distintas mercancías que podían encontrarse en ellos, aunque designarían a un único mercado, cuyo término técnico y genérico era macellum, término, por otra parte, empleado en la literatura y en la epigrafía para designar al edificio que reúne todas las variables citadas. Por el contrario, la
palabra forum, que designa la función pública del mercado, era el término corrientemente empleado en latín para designar la función pública de mercado (DE RUYT, C., op. cit., 1983, pp. 235 y 246).
El macellum en las provincias
En estos momentos comienzan a aparecer los primeros edificios de mercado
en las provincias, siendo África una de las primeras, debido al comercio activo desarrollado en esta zona y a sus emprendedoras élites, responsables de la monumentalización de las ciudades romanas y del impulso urbanístico. El mercado de Leptis
Magna fue edificado en 9-8 a. C. y totalmente acabado a fines de la primera centuria de la Era.
Aproximación al estudio de los macella romanos en Hispania
que ubicado en el centro del gran ágora griega, ya dotado con una tholos macelli de
forma circular27. El foro de Pompei contaba en el siglo IV con una plaza abierta
carente de pórticos y rodeada de tiendas, pero en el siglo II se remodela, pasando
las actividades comerciales a tener un espacio concreto en forma de mercado cubierto en el lado este de la plaza porticada, junto con el templo de Apolo, una basílica
y los almacenes28, macellum que aún se asemeja al ágora tetrágona griega, pero en el
que se aplica ya el concepto de axialidad itálico, palpable en la exedra que lo preside en el lado oriental, opuesta a su entrada, flanqueada por otras dos estancias,
aunque no presenta tholos hasta época julioclaudia29.
Macella altoimperiales en Roma
En época altoimperial crecen las necesidades comerciales en Roma, por lo que
Tiberio, aún bajo el reinado de Augusto (7 a. C.), manda erigir el macellum Liviae
(fig. 2.1) en el Esquilino (Regio V). Los testimonios arqueológicos de este edificio se
hallan al sur de la Estación Termini, en el área de la via Principe Amedeo y la via
Napoleone III, descubiertos por Lanciani en 1872, que consisten en una superficie
de 80 x 25 m, con area central descubierta pavimentada en opus spicatum, rodeada
de pórticos en tres lados, al menos, tras los que se abren las tiendas en los cuatro
lados del edificio (R. Lanciani, 1874, 36, 213-215)30.
27.
DE
RUYT, C., op. cit., 1983, pp. 109-114 y 253-254; GROS, P., op. cit., 1996, 452.
28. BARRAL I ALTET, X., La antigüedad clásica. Grecia, Roma y el mundo mediterráneo, en Historia Universal del
Arte, vol. II, Ed. Planeta. Barcelona, 1995, p. 274.
29. GROS, P., op. cit., 1996, 452.
30. LANCIANI, R., «Delle scoperte principale avvenute nella prima zona del nuovo quartiere esquilino»,
Bulletino della Commissione Archeologica municipale, I, Roma, 1874, pp. 36, 101-115 y 212-219; DE
RUYT, C., op. cit., 1983, p. 164; FRAYN, J. M., op. cit., 1993, pp. 13-14; GROS, P., op. cit., 1996, 453.
31. GROS, P., op. cit., 1996, p. 452.
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En época imperial el macellum alcanzará finalmente un aspecto monumental31,
como edificio aislado y especializado, con una configuración propia, que había partido de los supuestos de la arquitectura griega, del ágora comercial tetrágona, al que
se le añade una tholos central y un ábside, aplicando los principios de axialidad aportados por Roma, cada vez más patentes. El macellum imperial alcanza un gran relieve, pues el foro conserva sólo las actividades económicas del Estado (operaciones
financieras y monetarias, subastas, etc.) y se aprecia cómo el comercio tiende a centrarse en los edificios de mercado, llegando incluso a desaparecer las tabernae en las
reconstrucciones efectuadas en el siglo I en las ciudades fundadas en época republi-
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FIG. 2. 1. Macellum Livia (Roma) (según R. Lanciani, en C. de Ruyt, op. cit., 1983, fig. 62).
2. Macellum magnum (Roma) (C. de Ruyt, op. cit., 1983, fig. 65).
Aparte ha de ser considerada la construcción de los llamados «Mercados de
Trajano» en Roma, ejecutados por el arquitecto de Trajano, Apollodoro de
Damasco, pues en ellos se adopta una solución innovadora, que no cuenta con imitaciones posteriores, ni puede ser encasillado en un tipo concreto, debido a su complejidad35, multifuncionalidad36 y a la absoluta fusión con la topografía del lugar,
en uno de los laterales del Quirinal. Así, con la construcción de este original macellum se dejan de imitar las grandes ágoras comerciales de Asia Menor, modelo que
siguen Perge (fig. 1.2) o Hierápolis, contemporáneas a esta última gran obra de
Roma. Los espacios, que en conjunto producen un gran efecto escenográfico, son
diáfanos, sin columnas ni obstáculos que los obstruyan, empleando en su lugar
pilares, cubiertos con bóvedas que les hacen ganar en altura37. De este complejo
destacamos el aula, en el lado norte, al este de la via Biberatica, debido a su planta
basilical38, que repite un modelo de tipo itálico que en Hispania vemos plasmado
Aproximación al estudio de los macella romanos en Hispania
cana, como Cosa, Alba Fucens y Pompeya32 (fig. 1.4) (R. Martin, 1978, 18). Este macellum se completa con el que Nerón construye en la colina Caelius de Roma (Regio II),
el macellum magnum o macellum Augusti (fig. 2.2), inaugurado en 59 d. C. (Dion
Cassio, 61, 18, 3). Respondía este edificio a la necesidad de los habitantes de la colina, aislados del Foro por la ampliación de la Domus Aurea neroniana. No se conocen
restos arqueológicos identificables con este edificio, pero se ha representado en un
fragmento de la Forma Urbis Romae del foro de Septimio Severo en el que se lee claramente la palabra MACELLVM, y se aprecia un pórtico en torno al edificio, compuesto por una serie de tabernae, ubicadas en doble fila, y el arranque de una columnata curvilínea, que seguramente correspondería a la tholos macelli33, representada
también en un dupondio de Nerón del año 63-64 d. C., rematada en un tejado cónico, con una estatua masculina desnuda sobre una base en su centro, y rodeada de
pórticos distribuidos en dos pisos superpuestos, el izquierdo más alto que el derecho, sugiriendo posiblemente de esta manera la perspectiva del edificio34.
32. MARTÍN, R., «Agora et Forum: Ancètres de la Plaza Mayor?», en AA.VV.: Forum et Plaza Mayor dans le
monde hispanique, 28 de octubre de 1976, Sèrie Recherches en Sciences Sociales, 4, París, 1978, pp. 7-21.
33. THÉDENAT, H., op. cit., 1904, p. 1457, fig. 4736; DE RUYT, C., op. cit., 1983, pp. 172-184, figs. 63 y 65;
GROS, P., op. cit., 1996, p. 454.
34. THÉDENAT, H., op. cit., 1904, p. 1459, fig. 4740; DE RUYT, C., op. cit., 1983, pp. 181-182, fig. 66; GROS,
P., op. cit., 1996, p. 454; CLARIDGE, A., Roma. Guía Arqueológica, Madrid, 1999, pp. 308-309, fig. 151.
35. Actualmente conserva 170 estancias, distribuidas en una serie de edificios anexos, que cubren una
superficie de 110 x 150 m, y se elevan 35 m, hasta la cima de la columna Trajana, en varios niveles
(MACDONALD, W. L., op. cit., 1982, pp. 77-78).
36. Este extraordinario complejo fue concebido para la gestión, almacenamiento, distribución de productos, y alquiler de locales para tiendas a particulares. Suponen una función mucho más compleja que la de las simples tabernae que el Foro y la Basílica de Trajano sustituyeron.
38. El modelo de este tipo de planta, que supone el culmen de un proceso de desarrollo del mercado
republicano, propiamente itálico, y, por tanto, distinto del mercado de origen helenístico de plaza
central porticada (STACCIOLI, R. A., op. cit., 1962, p. 1031), parece hallarse tanto en la propia basílica, como en los templos columnados, tras la secularización de esta influencia, algo por otra parte
común en el mundo antiguo, según defiende W. L. MACDONALD (op. cit., 1982, p. 93), produciéndose, por tanto, un cambio de función y de la simbología arquitectónica, puesta al servicio del aula
comercial en este caso. DE RUYT, C. (op. cit., 1983, pp. 335-336) apoya la teoría del origen oriental,
en calles cubiertas y bazares, de este tipo de mercados, que, a su vez, se ha perpetuado en los bazares y mercados orientales hasta hoy en día.
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37. MACDONALD, W. L., op. cit., 1982, p. 92.
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FIG. 3. 1. Macellum de la Neápolis de Ampurias, planta y elevación volumétrica (E. Sanmartí y J. M.ª Nolla, Ampurias. Guía Itineraria, Barcelona, 1988, fig. 24). 2. Macellum al
norte del foro de la ciudad romana de Ampurias (J. Aquilué et alii, El Fòrum romà
d’Empúries, Monografies emporitanes, VI, Barcelona, 1984, fig. p. 426). 3. Macellum
de Celsa (Velilla de Ebro, Zaragoza) (M. Beltrán Lloris, Celsa, «Guías Arqueológicas
de Aragón», 2, Zaragoza, 1991, plano despleg.).
Desarrollo a partir del siglo II
Durante el siglo II se construyen nuevos ejemplares a lo largo y ancho del
Imperio, erigiéndose en Hispania el de Lancia (León) en la primera mitad del siglo
II, último de los altoimperiales de los que tenemos noticia hasta el momento. Sin
embargo, en Siria, Egipto y la región del Danubio se dotan de un macellum más tardíamente, en los siglos III y IV39.
En resumen, según se romanizan las distintas partes del Imperio, y por consiguiente se van monumentalizando sus ciudades, se va introduciendo el modelo
romano de macellum. De este modo surge en el siglo I d. C. en los grandes puertos
mediterráneos, bajo el reinado de los Antoninos llega a las provincias orientales,
norte de África, centro de Italia, Galia e Islas Británicas, alcanzando, finalmente, con
los Severos el limes Danubiano y el oeste de Numisi40.
Aproximación al estudio de los macella romanos en Hispania
en los macella de Carteia (fig. 5.3) y en el situado al norte del foro romano de
Ampurias (fig. 3.2).
Descripción del macellum
Se trata de un mercado especializado en la venta de productos alimentarios
exclusivamente, según se desprende del análisis de los textos antiguos que a este
edificio aluden, magníficamente estudiados por C. de Ruyt41: principalmente carne,
aves de corral, caza, pescado y productos hortícolas (frutas, legumbres), así como
pan, aunque estos últimos productos serían un complemento a los principales, el
pescado y la carne, siendo escasa también la venta de grano. Aunque el vino y el
aceite se comercializaban lejos de los circuitos de mercado usuales, pues los comerciantes solían comprar las cosechas de antemano, y las clases acomodadas lo producían ellas mismas en sus fincas o se lo compraban a sus amistades42, se ha documentado la venta de aceite, probablemente local o de la región, en el macellum
augusteo de Caesaraugusta, gracias al hallazgo de 5 grandes dolia en las tabernae
(A. Mostalac y J. A. Pérez, 1989, 92-93, 131)43. Frecuentemente se vendían sólo productos de lujo, con altos precios44. Si bien funcionaba diariamente, existían otras
formas de comercio regulares, como las nundinae, celebradas en los mercandi ven-
39. DE RUYT, C., op. cit., 1983, pp. 265-266.
40. DE RUYT, C., op. cit., 1983, pp. 269.
43. MOSTALAC CARRILLO, A. y PÉREZ CASAS, J. A., «La Excavación del Foro de Caesaraugusta», en ÁLVAREZ
GRACIA, A. et alii: La plaza de la Seo. Zaragoza. Investigaciones Histórico-Arqueológicas, Estudios de
Arqueología Urbana, 2, Zaragoza, 1989, p. 81 y ss.
44. Los productos del mercado podían ver aumentado su precio notablemente a causa de la concurrencia de intermediarios o por las numerosas comidas organizadas por los colegios, según denuncia
Varrón (Rer. Rust., III, 2,16), y en ocasiones los clásicos consideran ladrones a los vendedores
(Plauto, Aul., v. 375; Marcial, Epigr., X, 96, 9) o consideran los placeres de la mesa inmorales, acorde a la doctrina estoica (Cicerón, De Fin., II, 15, 20).
CÆSARAUGUSTA 78
41. DE RUYT, C., op. cit., 1983, pp. 226-227, 342-349.
42. FRAYN, J. M., op. cit., 1993, pp. 162-163.
465
Ana TORRECILLA AZNAR
dendi causa, días de mercado cada 8 días, que resultaban más baratas y en las que
los rusticae, gentes que vivían a varios kilómetros de las ciudades, podían venir cada
semana a abastecerse45.
Los clientes u obsonatores solían ser romanos ociosos que acudían a él en sus
paseos cotidianos por el foro, confiriéndole su carácter de mercado alimentario de
lujo, tal y como lo describe C. de Ruyt46. En provincias la situación sería algo distinta, pues el número de tabernae a lo largo y ancho de la ciudad era más reducido
y el macellum ofrecería productos de primera necesidad para un sector amplio de la
sociedad, pues además no llegarían tantos productos de lujo o foráneos a provincias, sobre todo a zonas del interior, como sucedía en Roma. La gran base social
estaba además formada por gente de poco nivel adquisitivo, que consumiría solamente productos cotidianos, de precios reducidos, que tampoco generarían excesivas ganancias a los vendedores.
Generalmente el macellum se sitúa siempre junto al foro o en las proximidades
de éste, aunque en cualquier caso se buscaba abastecer a la población y facilitar su
acceso, así como el de los proveedores, sin estorbar la circulación del foro. En
Hispania casi todos los mercados se sitúan junto al foro, a excepción del macellum
de Valentia (Valencia), cercano al puerto. Todos ellos son de pequeño tamaño, pues
usualmente habían de adaptarse a un urbanismo ya existente, a veces irregular,
como en el caso de Clunia (Peñalba de Castro, Burgos) (fig. 4.1), construido en
época flavia, de forma barquiforme, aunque manteniendo la axialidad y simetría de
la que hace gala la arquitectura romana. En el caso del macellum augusteo de Caesaraugusta (Zaragoza) (fig. 4.2), construido inmediatamente después de la fundación de la colonia, en el último decenio a. C., tiene, como el de Clunia, una extensa superficie, de unos 2300 m2.
El macellum es un edificio independiente, delimitado, que alberga en su interior una serie de tabernae en torno a un patio central al aire libre (area) rodeado de
pórticos (porticus), en el que se ubica la tholos macelli, con función decorativa, religiosa o comercial47, y/o un estanque o fuente, por lo que era necesaria una red de
drenaje y canalizaciones48, bien constatadas en el macellum augusteo de
Caesaraugusta (fig. 4.2), o en el altoimperial de Baelo Claudia (fig. 5.2). Está dotado
de un patio central al que se abrían las tabernae. Suelen poseer plantas de desarrollo
central y simétrico, con entradas sobre los ejes; una fachada desarrollada y monumental49, generalmente engrandecida por los elementos urbanísticos en torno a ella;
un ábside o exedra sobre el eje principal. La fachada es un elemento secundario en
45. FRAYN, J. M., op. cit., 1993, pp. 18-20.
46. DE RUYT, C., op. cit., 1983, pp. 367-372.
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47. DE RUYT, C., op. cit., 1983, p. 300; J. M. Frayn, op. cit., 1993, p. 114.
466
48. DE RUYT, C., op. cit., 1983, pp. 313-315.
49. La existencia de una fachada destacada es herencia de las ciudades griegas, aunque no de las ágoras
comerciales, y aparece en el mercado de tipo itálico y africano. En este elemento radica precisamente una de las más notorias diferencias entre la versión griega del macellum y la romana, pues a los
romanos no parecía gustarles las tabernae que se abrían hacia el interior y la ausencia de una fachada
claramente definida, estructuras que pronto fueron incorporadas a los mercados de la Península
Itálica, siendo el caso de Pompeya (150-100 a. C.), en el que se situaron varias tiendas exteriores en
el lado que daba al foro, combinándose de este modo dos elementos al gusto de Roma: la definición
de la fachada a través de la situación de varias tabernae exteriores (NABERS, N., op. cit., 1973, p. 174).
Aproximación al estudio de los macella romanos en Hispania
1
3
2
FIG. 4. 1. Macellum de Clunia (Peñalba de Castro, Burgos). Reconstrucción axonométrica
(A. Rodríguez Calero, en P. de Palol, Clunia. Historia de la ciudad y guía de las excavaciones, Burgos, 1994, fig. 64). 2. Macellum augusteo de Caesaragusta (Zaragoza)
(J. F. Casabona, «La excavación de la calle Sepulcro 1-15 (Zaragoza)», Arqueología
Aragonesa, 17, 271-274, 1991, fig. 1). 3. Macellum flavio de Caesaragusta (Zaragoza)
(J. F. Casabona, op. cit., 1991, fig. 1). 4. Macellum de Lancia (Villasabariego, León)
(Mª. J. Gutiérrez y J. Celis, «Una nueva fase en la investigación y protección del yacimiento de Lancia», en AA.VV., Lancia. Historia de la investigación arqueológica. Homenaje a Francisco Jordá Cerdá, León, 1999, fig. p. 112).
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4
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restos hallados
reconstrucción
1
Decumanus Maximus
2
3
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4
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FIG. 5. 1. Macellum de Pompaelo (Pamplona) (M.ª A. Mezquíriz, Pompaelo II, Pamplona,
1978, fig. 13. 2. Macellum de Baelo Claudia (Bolonia, Cádiz). Planta (arriba) y restitución axonométrica (F. Didierjean, C. Ney y J. L. Paillet, 1986, figs. 6 y 184). 3. Macellum de Carteia (San Roque, Cádiz) (L. Roldán, Técnicas constructivas romanas en
Carteia (San Roque, Cádiz), Monografías de Arquitectura Romana, 1, UAM, Madrid,
1992, fig. 17). 4. Inscripción del macellum de Villajoyosa (Alicante) (A. Espinosa, La
investigació arqueológica a la Vila Joiosa, Els Llibrets del butlletí, 13, Villajoyosa, 1995,
fig. p. 10).
Aproximación al estudio de los macella romanos en Hispania
los mercados hispanos, donde, entre los edificios documentados, sólo en Clunia
(fig. 4.1) y Baelo (fig. 5.2), aquí con escaleras para el acceso, cobra especial relevancia, y se presenta como un pórtico columnado independiente, en consonancia con
su entorno arquitectónico. En el caso de Baelo la falta de espacio para construir el
pórtico de la area se solucionó prescindiendo de ésta, que queda sugerida mediante
medias columnas adosadas al extremo de los muros divisorios de las tiendas. Las
tiendas contaban en ocasiones con mostradores (mensa, -ae) para la mercancía, en
piedra o madera50. Del macellum de Villajoyosa (Alicante), probablemente del siglo I,
sólo se ha conservado una inscripción (C.I.L. II, 3570, suppl. P. 958 = ILS, 5586)
(fig. 5.4), que testimonia una reparación de fines de la siguiente centuria, por la que
M. Sempronius Hymnus, ciudadano de Villajoyosa reconstruyó con mesas de piedra
el mercado de su ciudad natal, entonces en ruinas, en su nombre y en el de sus
hijos51. Usualmente una estancia en forma de exedra, situada en la cabecera del edificio, podía destinarse al culto del emperador o de la Familia o Casa Imperial (domus
divina), tal y como se puede testimoniar al menos en Pompaelo (Pamplona) (fig. 5.1)
y Baelo (fig. 5.2), aunque no ha podido asociarse estatuaria a ningún macellum hispano. El emperador, como Numen protector, que fecunda la tierra y alimenta a su
pueblo, nos deja constancia de la trascendencia de este edificio, adquiriendo una
funcionalidad no sólo económica o comercial, sino también una carga política e
ideológica, muy presente en los espacios públicos o foros, a los que los mercados,
por consiguiente, tienden a vincularse físicamente. En el macellum se rendía culto a
algunas divinidades protectoras, representadas en forma de estatuaria o inscripciones dedicatorias en la tholos macelli, en un ábside cultual o en otros lugares preeminentes dentro del edificio. Tales podían ser Mercurio, sobre todo, por su carácter de
protector del mercado y del comercio; el Genius Macelli, tal y como se refleja en una
inscripción de Bracara Augusta (Braga, Portugal), hallada en el área de la catedral,
donde posiblemente se ubicase el foro augusteo: Genio / Macelli / Flavius / Urbicius
/ex voto / posuit / sacrum (C.I.L., II, 2413; ILER, 547); Fortuna; Neptuno, al que se
dedicó un ara hallada en Clunia (Peñalba de Castro, Burgos), hoy perdida (C.I.L. II,
2.777); el Liber Pater; Serapis-Júpiter; o Attis52.
En el macellum podía destinarse alguna estancia a depósito o almacén, a letrinas, oficinas, fuentes, estanques para almacenar agua, etc. Podía contener también
un horologium o reloj de sol, que indicaría a vendedores y clientes que vivían alejados el momento de marcharse a casa. Tenía que haber estancias en las que se guardasen las básculas públicas (staterae), los pesos oficiales, las medidas de capacidad,
incluso para líquidos, y las de longitud, denominada sala de la mesa ponderaria53.
50. FRAYN, J. M., op. cit., 1993, pp. 106-107.
51. THÉDENAT, H., op. cit., 1904, p. 1458; DE RUYT, C., op. cit., 1983, pp. 219 y 267; ABAD, L. y ABASCAL, J.
M., Textos para la Historia de Alicante. Historia Antigua, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert y
Diputación de Alicante, 1991, pp. 116-117.
52. DE RUYT, C., op. cit., 1983, pp. 373-375.
53. FRAYN, J. M., op. cit., 1993, pp. 113 y 115-116.
CÆSARAUGUSTA 78
La decoración era muy rica y lujosa en algunos casos, con elementos arquitectónicos como columnas con capiteles, entablamentos, frisos, cornisas y acróteras.
Asimismo, también estatuaria con función religiosa o meramente decorativa, que
representaban bien a los emperadores, a la familia imperial o a los dioses, se situaba tanto en los santuarios como en la tholos o en la exedra que presidía el edificio,
469
Ana TORRECILLA AZNAR
así como estatuas que representaban a los donantes del edificio en los accesos o en
el patio54. Encontramos del mismo modo otros elementos que enriquecían la decoración del edificio: pavimentos teselados, estucos con representaciones abstractas o
figuradas, recubrimientos marmóreos, etc. En el macellum augusteo de Caesaraugusta
(Zaragoza) se han hallado fragmentos de estucos, que se encuadran dentro de los
inicios del III estilo pompeyano, fechables en el último decenio del siglo I a. C., así
como un engrosamiento del zócalo mediante otra capa de enlucido 7 mm de grosor, para proteger la pared de humedades o roces55.
Macella hispanos
En el caso de Hispania no se documentan macella hasta fines de la República o
comienzos del reinado de Augusto, momento al que pertenecen los macella de
Carteia (fig. 5.3), Celsa (fig. 3.3) y los mercados de Ampurias (figs. 3.1 y 3.2). Sin
embargo, hemos visto cómo dos siglos antes comienza a desarrollarse este edificio
en Roma, y a fines del siglo III a. C. ya existe un edificio denominado macellum,
momento en el que se inicia a su vez la conquista de la Península Ibérica. El primer
macellum propiamente dicho fuera de Roma es construido en el ágora de
Morgantina en la segunda mitad del siglo II a. C. (fig. 1.3). Además, el mayor desarrollo de macella en Italia se produce después de las Guerras Civiles56, en consonancia con el desarrollo urbanístico general, aunque como sucederá también en
Hispania, el foro suele aparecer antes que el macellum en las ciudades itálicas57.
Las razones para este retraso de Hispania respecto a la Península Itálica son
varias y estriban en los importantes cambios que el escenario hispano habría de
sufrir para adaptarse a la esfera de Roma, que permitirían que el macellum se convirtiera en una necesidad, que no existía en época prerromana, ni siquiera durante
el período de conquista. Por tanto, los cambios requeridos para la aparición del
macellum en Hispania habían de ser extensos y profundos, siendo por esta causa un
indicio del grado de romanización y de adaptación a Roma de las ciudades que los
construyeron, en el momento en que los erigieron. Las razones que avalan una
ausencia de macella antes del fin de la República, se cifran en la carencia de modelos arquitectónicos y urbanísticos, en la persistencia de una sociedad al modo ibérico, que no contemplaba factores como el evergetismo, y en la ausencia de actividades de mercado y de vida pública.
CÆSARAUGUSTA 78
Necesidad de un modelo arquitectónico
470
En primer lugar, citamos la ausencia de modelos arquitectónicos procedentes
de Roma. Ello es debido a que hasta que no se inicia la colonización cesariana y
augustea y las fundaciones permiten la existencia de modelos urbanísticos que
54. DE RUYT, C., op. cit., 1983, p. 324.
55. MOSTALAC, A. y PÉREZ, J. A., op. cit., 1989, pp. 132-135.
56. GROS, P., op. cit., 1996, p. 452.
57. DE RUYT, C., op. cit., 1983, pp. 254-255.
La complejidad social de la civilización romana se materializaba a su vez en
una arquitectura compleja y muy tipificada, en la que cada edificio se destinaba a
funciones muy concretas, pudiendo ser identificados fácilmente por sus elementos
constructivos y ornamentales. La mayoría de los hispanos de los que conocemos su
planta siguen el modelo de origen griego, de planta central: macella de Baelo Claudia
(altoimperial y supuesto bajoimperial), Complutum, Valentia, macellum de la cisterna pública de Ampurias, Celsa, Pamplona, augusteo y flavio de Caesaraugusta, Clunia,
58. MARTÍN, R., op. cit., 1974, pp. 32 y ss., 80 y ss., 266-268; ÍDEM, op. cit., 1978, pp. 8-9.
59. MELCHOR GIL, E., El mecenazgo cívico en la Bética. La contribución de los evergetas a la vida municipal,
Córdoba, 1994, p. 86.
Aproximación al estudio de los macella romanos en Hispania
CÆSARAUGUSTA 78
muestren el concepto romano de ciudad, amurallada, monumental, con edificios
públicos, no es posible la aparición de macella, entre otros edificios públicos de marcado origen romano o asimilados y expandidos por Roma. Además, hasta fines de la
República la sociedad hispana es tradicional y mantuvo la misma estructura que en
época prerromana. Pero las fundaciones, la promoción de enclaves y la presencia de
colonos itálicos permitirán la expansión de la romanización, en la que las élites indígenas tuvieron mucho que ver, así como el proceso de municipalización. De hecho
uno de los más antiguos macella hispanos es el de Carteia (fig. 5.3), una ciudad con
un importante contingente de población itálica desde antiguo, no en vano fue la primera colonia latina creada fuera de la Península Itálica (171 a. C.), cuya población
de 4.000 personas era mixta, formada por hijos de soldados romanos y nativas hispanas (T. Livio, XLIII, 3). Ello explica la aparición de un macellum de planta basilical, es decir, de origen itálico, antes del cambio de era o a fines de la República. Celsa,
una fundación romana, en la que se asentaron contingentes itálicos (colonos, licenciados e inmigrantes), cuenta con un macellum de planta central quizás desde su fundación a mediados del siglo I a. C. (fig. 3.3). Paralelamente, otra ciudad como
Ampurias, de función principalmente comercial, cuenta con sendos macella en época
augustea, a fines del siglo I a. C., el de la Neápolis de planta central (fig. 3.1), siguiendo el modelo helenístico que se deriva del ágora comercial, y el de la ciudad romana al modo itálico, es decir, con planta basilical (fig. 3.2). La aparición de estos edificios se explica por su situación en la costa mediterránea o próxima a ella, en zonas
prontamente conquistadas por Roma e incluidas en su esfera de influencia, con continuos contactos con la Urbs, y fuerte presencia de colonos itálicos, que contribuirían
a difundir el espíritu romanizador. Si bien el modelo más antiguo que aparece en la
Península Ibérica es el basilical, no es difícil explicar la presencia de un macellum de
planta central en Ampurias, una ciudad fundada por griegos de Masalia (Marsella),
que cuenta con el único ágora documentado en la Península, dotado con una stoa,
junto a la que se ubicaría el macellum, edificio que evidencia, sin embargo, la asimilación de los valores y de los modelos de Roma, que es quien, al fin y a la postre,
adoptó, adaptó y difundió el ágora comercial helenística como un edificio comercial. Paralelamente, hemos de recordar que en la segunda mitad del siglo II a. C. el
ágora de Morgantina (fig. 1.3) es sustituida por un macellum romano, símbolo y
muestra de la pérdida de independencia de la ciudad58. En Ampurias se produjo,
además, un rápido proceso de monumentalización en fecha tan temprana como
mediados del siglo II a. C., y una segunda fase urbanística en la segunda mitad de
siglo I a. C. hasta época de Augusto, en relación a su nuevo status jurídico59, momento en el que se construye el macellum al norte del foro de la ciudad romana.
471
Ana TORRECILLA AZNAR
Lancia, y macellum bajo las termas de Bracara Augusta. Los dos únicos ejemplos de
planta basilical, a la vez entre los más antiguos, se hallan en Carteia y al norte del
foro de Ampurias.
Aparición del evergetismo
Tampoco es posible entender la construcción de edificios públicos y grandes
opera antes de que las élites ciudadanas asimilen los principios de la compleja sociedad romana, que promulga la realización de evergesías con diversos fines, usualmente de tipo social y político. Es característico de las sociedades antiguas, extraordinariamente desarrollado en la romana y anteriormente en la helenística. Los
miembros de la élite, poseedores de grandes riquezas, conseguidas mediante herencias, botines de guerra o negocios, y tierras, realizaban una «inversión» en urbanismo, edificios públicos (opera publica), ornamentación y mantenimiento de éstos,
para que sobresalieran respecto a otras ciudades (ad aemulationes alterius civitatis);
donación de estatuas; dedicaciones a dioses o emperadores; repartos de dinero (sportulae) y alimentos o celebración de banquetes públicos (epula); aportaciones en el
reparto de trigo (annona) en épocas de escasez; mantenimiento de alimenta (instituciones que daban alimentación y mantenimiento a niños sin recursos); organización
de fiestas y juegos y espectáculos públicos (ludi); balnea gratuitos; o entregaban dinero a las arcas públicas, a fin de que la curia lo emplease en las necesidades ciudadanas (J. Abascal y U. Espinosa, 1989; E. Melchor, 1994; J. Andreu, 1999, 41-51)60.
Existían diferentes tipos de evergetismo: evergetismo ob honorem61 y ob liberalitatem62,
cuyas motivaciones eran las mismas. Dentro del primer grupo se distingue la summa
honoraria, de obligado cumplimiento por la ley63.
Las razones que impulsaban al evergeta a realizar donaciones en dinero y en
especie eran muy variadas y, generalmente, era una mezcla de varias de ellas las que
le impulsaban a actuar de esta manera, ya fuera obligado por la ley o libremente:
orgullo cívico o filopatría respecto a la ciudad en la que habían nacido; emulatio;
filotimia (deseo de gloria, honores, celebridad y prestigio); por deber moral, según
el pensamiento estoico; por deseo de perpetuar la memoria tras la muerte; para promocionarse social o políticamente, mediante el desempeño de magistraturas y
sacerdocios municipales; o para agradecer los favores otorgados por una comunidad64. Cualquiera de estas razones, que evidencian un uso político e ideológico de
CÆSARAUGUSTA 78
60. ABASCAL, J. y ESPINOSA, U., La ciudad hispano-romana, Logroño, 1989, pp. 186; MELCHOR, E., op. cit.,
1994, pp. 56, 62, 107-125; ANDREU PINTADO, J., «Munificencia pública en la Provincia Lusitania: Una
síntesis de su desarrollo entre los siglos I y IV d. C.», Conimbriga, 38, Coimbra, 1999, pp. 31-63.
472
61. El evergetismo ob honorem era un pago que normalmente se realizaba por el desempeño de cargos
públicos, tanto magistraturas como sacerdocios, mientras se estuviera en el cargo, pero una buena
parte de estos pagos se devengarían a posteriori (MELCHOR, E., op. cit., 1994, pp. 49-57).
62. El evergetismo ob liberalitatem, como el anterior, sería llevado a cabo por magistrados y sacerdotes,
pero en este caso el desembolso sería realizado libremente, no vinculado a la promoción política,
sino ante las necesidades ciudadanas (MELCHOR, E., 1994, op. cit., pp. 50-51).
63. ABASCAL, J. M. y ESPINOSA, U., op. cit., 1989, pp. 119-122, 131-132, 184; MELCHOR, E., op. cit., 1994,
pp. 43-47.
64. ABASCAL, J. M. y ESPINOSA, U., op. cit., 1989, p. 184; MELCHOR, E., op. cit., 1994, pp. 33-39, 61-67, 98;
ANDREU, J., op. cit., 1999, pp. 35-40.
El evergetismo es una aportación de Roma, que no existe en la Península
Ibérica antes de la conquista de Roma. De hecho antes de la llegada de Roma las
ciudades apenas se significan por su arquitectura pública, poco desarrollada y escasa, lo que ha generado un deficiente conocimiento de la misma. Sólo la asunción
del sistema de organización municipal y colonial y de la complejidad socio-jurídica de Roma, ya asumido en la Península Itálica, así como de los valores y conductas citados por parte de las élites, permitió el desarrollo del evergetismo y, con él, el
progreso arquitectónico y monumentalización de las ciudades. El evergetismo fue
una práctica consustancial al sistema romano de ciudad65. Igualmente, mientras la
vida ciudadana mantuvo una cierta autonomía frente al estado y la ciudad se mantuvo como una entidad política autónoma, fue posible el evergetismo, entre
Augusto y la segunda mitad del siglo II, cuyo fin, junto a otros numerosos factores
concurrentes, produjo el progresivo fin de las evergesías66.
Aproximación al estudio de los macella romanos en Hispania
la arquitectura, que suponía otra forma de hacer política, podían ser aducidas por
estos personajes a la hora de pagar de sua pecunia la construcción de un macellum o
sus restauraciones, entre las que tenemos bien constatada la del macellum de
Villajoyosa gracias a la ya mencionada inscripción (C.I.L. II, 3570, suppl. P. 958 =
ILS, 5586) (fig. 5.4).
Transformaciones económicas y comerciales67
Por otra parte en el mundo ibérico, no se concebía siquiera la existencia de una
plaza pública, pues la vida política y pública, es decir, la participación de la comunidad, era muy escasa. Tampoco se desarrollaron actividades de mercado que necesitaran de un espacio abierto adecuado, sino que en una economía sustentivista
como ésta el pueblo recibía su alimento del régulo o príncipe al que servían y para
el que trabajaban, y éstos mantenían relaciones comerciales mediante pactos previos. En esta situación no era necesaria la existencia de lugares precisos para los
intercambios comerciales. Sólo pudo requerirse la construcción de macella con la
asimilación del sistema económico y social de Roma, y con una explotación intensiva de los recursos agrícolas, pesqueros y mineros, la apertura de los mercados
internos, y la creación de una industria artesanal de gran entidad, expandiéndose el
comercio y originando nuevos mercados gracias a la construcción de una red de vías
terrestres, que Roma propició68.
67. Agradecemos las ideas que exponemos en este punto a nuestro Director de Tesis Doctoral, el Dr. Manuel Bendala Galán, de quien las hemos tomado y adaptado al tema que nos ocupa. Algunas de
ellas aparecen en BENDALA Y GALÁN, M., «La ciudad entre los iberos, espacio de poder», Actas del
Congreso Internacional «Los iberos, príncipes de Occidente. Estructuras de Poder en la Sociedad Ibérica»,
Barcelona, 12-14 de marzo de 1998, pp. 25-34.
68. JUAN TOVAR, L. C., «Alfares y vías de comunicación en la Hispania romana. Acercamiento a una relación», La red viaria en la Hispania romana, Tarazona (Zaragoza), 24-26 de sept. de 1987, Zaragoza,
1990, pp. 293-299.
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65. ABASCAL, J. M. y ESPINOSA, U., op. cit., 1989, p. 184.
66. ABASCAL, J. M. y ESPINOSA, U., op. cit., 1989, p. 187; MELCHOR, E., op. cit., 1989, 1994, p. 60; TORRECILLA
AZNAR, A., Técnicas edilicias romanas en los foros de «Colonia Clunia Sulpicia», «Termes» y «Vxama
Argaela», Memoria de Licenciatura inédita, U.A.M., Madrid, 1998, pp. 515-516.
473
Ana TORRECILLA AZNAR
Los macella hispanos
A continuación reseñamos los edificios identificados como tales en Hispania.
Incluimos sólo aquellos cuya función como macella es ciertamente segura. El número no es elevado, pues muchas ciudades que tuvieron una vida importante en época
romana, como Tarraco, Corduba, Hispalis, Gadir, etc. debieron de dotarse con un
macellum, aún no descubierto. Es notable el vacío que hemos testimoniado en la
provincia Lusitania y la escasez de macella excavados en la Baetica, frente a la relativa abundancia de datos en la Tarraconensis.
— Ampurias (La Escala, Gerona). Se han documentado dos macella. El primero es el «Mercado de la cisterna pública» (fig. 3.1), ubicado junto a la stoa de la
Neápolis, y datado en los últimos decenios del siglo I a. C., siendo abandonado
bajo los Flavios. Su planta es irregular, pues se ajusta a un solar preexistente.
Presenta un patio central, con una cisterna rectangular en el centro, alrededor del
cual se ubica un ambulacrum, al que se abren la mayoría de las siete tabernae que
alberga en su planta baja. Es accesible por dos puertas centrales, así como por otras
dos laterales, correspondientes a dos tabernae, que abren directamente a la calle.
Posiblemente tuviera una planta superior en la que se situarían otras tabernae69.
El segundo ejemplo (fig. 3.2) se ubica al norte del foro de la ciudad romana,
tras el pórtico septentrional, ocupando toda su anchura, y se construye a fines del
siglo I a. C., también en época augustea, abandonándose en parte a principios del
siglo II d. C. y definitivamente en la segunda mitad del siglo III. Debajo del edificio
se han localizado una serie de muros y las cisternas públicas pertenecientes al antiguo praesidium, existente antes de la fundación de la ciudad republicana, que siguieron en uso durante toda la vida del edificio. Se encuadra dentro del modelo de
planta rectangular alargada, pasillo longitudinal, de 5 m de anchura, y tabernae a
ambos lados (11 excavadas en el lado sur y 4 en el norte), con acceso por dos calles
paralelas (J. Aquilué et alii, 1984; E. Sanmartí-Grego, 1987, 60, fig. 3)70. Este macellum cuenta con paralelos en la mitad occidental del Imperio, tanto en Ostia (Reg.
III, Ins. I, 7)71; en St. Romain-en-Gal (Rhône)72 (M. Leglay, 1971, 421-423); en
Verulamium (St. Albans, Inglaterra)73; y en Ferentino y Tívoli (Italia)74.
— Bracara Augusta (Braga, Portugal) cuenta también con dos macella. El primero es el macellum bajo las termas públicas do Alto da Cividade, al suroeste del
foro flavio, construido en época julioclaudia, tal vez bajo Tiberio y amortizado bajo
CÆSARAUGUSTA 78
69. SANMARTÍ, E. y NOLLA, J. M.ª, Ampurias. Guía itineraria, Barcelona, n.º 12, 1988, p. 31, figs. 24 y 25;
MAR, R. y RUÍZ DE ARBULO, J., Ampurias Romana. Historia, Arquitectura y Arqueología, Sabadell, 1993,
pp. 338, 344 y 349.
474
70. AQUILUÉ, J., MAR, R., NOLLA, J. M., RUIZ DE ARBULO, J. y SANMARTÍ, E., El fòrum romà d’Empúries
(Excavacions de l’any 1982), Monografies emporitanes, VI, Barcelona, 1984, passim; SANMARTÍ-GREGO,
E., «El Foro Romano de Ampurias», en AA.VV., Los foros romanos de las Provincias occidentales, Madrid,
pp. 55-60; MAR, R. y RUIZ, J., op. cit., 1993, p. 352.
71. CALZA, G. et alii, op. cit., 1953, pp. 110, 126, 233 y 235, fig. 29 y lám. XLVII.2; GROS, P., op. cit., 1996,
p. 452.
72. LEGLAY, M., «Circonscription de Rhône-Alpes», Gallia, XXIX, París, 1971, pp. 407-445.
73. WACHER, J., The towns of Roman Britain, Londres, 1998, pp. 63, 224, 230, 235, fig. 27.
74. MACDONALD, W. L., op. cit., 1982, p. 6, fig. 3; DE ALARCÃO, J., op. cit., 1983, pp. 18-19; DE RUYT, C., op.
cit., 1983, pp. 335-338; FRAYN, J. M., op. cit., 1993, p. 27, fig. 2.
— Colonia Celsa (Velilla del Ebro, Zaragoza) (fig. 3.3). Se ubica en la esquina
sur de una manzana de viviendas, denominada como «La ínsula de las ánforas» o
ínsula II, alternando con almacenes, una panadería y un thermopolium. Se ciñe a un
espacio de forma cuadrangular algo irregular, de pequeñas dimensiones, y presenta
tabernae en torno a un patio central, dividido en dos mitades longitudinalmente. La
ínsula II fue construida después del año 44 a. C. Estas estructuras fueron abandonadas al final de la época de Claudio78 (M. Beltrán Lloris, 1983, id., 1984, 288-290,
fig. 1; id., 1991, 56-57, figs. 42-44).
— Colonia Clunia Sulpicia (Peñalba de Castro, Burgos) (fig. 4.1). Situado en el
flanco oriental de la gran plaza del foro. Fue construido bajo el reinado de los
Flavios. Presenta una planta compleja, barquiforme, con una sucesión de formas
curvas y líneas rectas, generando a su vez espacios irregulares de forma triangular o
semicircular, por la necesidad de adaptar una construcción de grandes proporciones
a un espacio de forma triangular generado por las sucesivas políticas urbanísticas
llevadas a cabo en la ciudad. La longitud total del edificio alcanza los 48 m y
30,50 m de anchura. En el cuerpo rectangular central se ubicaría probablemente un
pórtico y, tras él, las tabernae79 (C.I.L. II, 2.777; Palol, 1987, 155 y 157, figs. 3 y 9;
J. L. Jiménez, 1987a; Palol, 1989-1990, 55, figs. 13-14; Palol et alii, 1991; Palol,
1994; A. Torrecilla, 1998).
Aproximación al estudio de los macella romanos en Hispania
los Flavios. Su planta es rectangular, con varios pilares en el centro, que definen tres
naves (M. Martins et alii, 1994, 312; M. Martins y M. Delgado, 1996, 123-124)75, o,
según una descripción más reciente (M. Martins y P. Silva, 2000, 75, fig. 3)76, de
planta central, con cuatro cuerpos en torno a un patio abierto. Es probable que
hubiese existido un segundo macellum, en los siglos I y II, del que desconocemos su
planta (A. Gaspar, 1985, 54, 60-63, 84-85, láms. IV, V, VII, VIII.2, XXVII y XXVIII;
M. Martins y M. Delgado 1989-90, 18 y 24-25)77, en el área donde se sitúa la
Catedral hoy en día, donde posiblemente se ubicase el foro augusteo, pues allí se
halló la inscripción dedicada al Genius Macelli (C.I.L., II, 2413; ILER, 547).
75. MARTINS, M., DELGADO, M. y DE ALARCÃO, J., «Urbanismo e Arquitectura de Bracara Augusta: Balanço
dos Resultados», 1º Congresso de Arqueologia Peninsular. Actas III. Porto 12-18 de octubre de 1993, en
Trabalhos de Antropologia e Etnologia, vol. 34 (1-2), Oporto, 1994, pp. 303-319; MARTINS, M. y
DELGADO, M., «Bracara Augusta: una cidade na periferia do Império», en FERNÁNDEZ OCHOA, C.
(Coord.): Coloquio Internacional: Los finisterres atlánticos en la Antigüedad. Época prerromana y romana,
1996, pp. 121-127.
77. Se excavó un muro de 13 m de largo en la zona, que posiblemente correspondiesen a este edificio
(GASPAR, A., «Escavaçoes Arqueológicas na Rua de Nª. Sª. do Leite», Cadernos de Arqueologia, Série II,
2, Braga, 1985, pp. 51-125; MARTINS, M. y DELGADO, M., «História e Arqueologia de uma cidade em
devir: Bracara Augusta, Cuadernos de Arqueologia, Série II, 6-7, Braga, 1989-90, pp. 11-38.
78. BELTRÁN LLORIS, M., «La colonia Lepida-Celsa (Velilla de Ebro, Zaragoza), campaña de excavaciones
en el año 1983», Boletín del Museo de Zaragoza, 2, 1983, pp. 225-226; Id., «Excavaciones arqueológicas en la colonia Celsa (Velilla de Ebro). Campaña de 1984», Boletín del Museo de Zaragoza, 3, 1984,
pp. 288-291; id., Celsa, «Guías Arqueológicas de Aragón», 2, Zaragoza, 1991.
79. DE PALOL, P., «El Foro Romano de Clunia», en AA.VV., Los foros romanos de las provincias occidentales,
Madrid, 1987, pp. 153-163; JIMÉNEZ, J. L., op. cit., 1987, pp. 96-97, nota 26; DE PALOL, P., «Los edificios de culto en la ciudad de Clunia», Anas, 2-3, Mérida, 1989/90, pp. 37-56; DE PALOL, P., et alii,
Clunia 0. Studia Varia Cluniensia, Publicaciones de la Excma. Diputación Provincial de Burgos,
CÆSARAUGUSTA 78
76. MARTINS, M. y SILVA, P., «As termas públicas de Bracara Augusta», 2000, en FERNÁNDEZ OCHOA, C. y
GARCÍA ENTERO, V. (Eds.): Termas romanas en el Occidente del Imperio. Coloquio Internacional, Gijón,
1999, pp. 73-81.
475
Ana TORRECILLA AZNAR
— Colonia inmunis Caesaraugusta (Zaragoza). Esta ciudad cuenta con dos macella en dos períodos cronológicos distintos. El primero (fig. 4.2) se hallaba situado
junto a una puerta monumental de la muralla, actualmente bajo la plaza de La Seo.
El edificio no fue excavado en su totalidad, por lo que desconocemos sus dimensiones reales (2.300 m2 aproximadamente y 42 m de anchura), el número total de
tabernae, la existencia de una fachada o de estancias destinadas al culto o a la administración del macellum. En torno al area, del que se han perdido sus lados norte y
sur, se han conservado 7 tabernae en el lado oriental, éstas precedidas por un pórtico, y 2 en el occidental, que estarían dotadas de un altillo o piso superior.
Construido probablemente en el último decenio antes del cambio de era, inmediatamente después de la fundación de Caesaraugusta, estuvo en funcionamiento unos
30 años, siendo amortizado por el gran foro tiberiano (J. A. Pérez, 1988-1989, 292295; A. Mostalac y J. A. Pérez, 1989; J. F. Casabona y J. A. Pérez Casas, 1991, 17-20,
22-23; J. F. Casabona y J. A. Pérez Casas, 1994, 92; C. Aguarod y A. Mostalac, 1995;
T.I.R. K-30, 73-75; M. Beltrán y G. Fatás, 1998; C. Aguarod, 2000, 166-168)80. El
segundo macellum (fig. 4.3), construido a fines del siglo I o inicios del siglo II, perdura hasta el siglo III. Se hallaba en la esquina nordesde del foro tiberiano, junto a
las estructuras del puerto, actualmente destruido. Se trata de un edificio trapezoidal,
con un espacio central empedrado, dotado de seis soportes, para cubierta de madera (J. F. Casabona, 1990, 190, fig. 2; M. Beltrán Lloris, 1991, 115 y fig. 20; J. F.
Casabona y J. A. Pérez Casas, 1991)81.
— Complutum (Alcalá de Henares, Madrid)82. Ha sido recientemente excavado
(1999, 2000). Se ubica en la esquina sudoeste del mismo foro y fue construido en el
siglo I d. C., fase I del foro, probablemente en la década de los 60, y estuvo en uso
hasta el siglo III, pero en esta centuria se amortiza el edificio, derruyéndolo y cubriéndolo con un nivel de escombros, habilitándose el solar como una plaza al aire libre
CÆSARAUGUSTA 78
Servicio de Investigaciones Arqueológicas, 1991, pp. 288 y 364; DE PALOL, P., Clunia. Historia de la
ciudad y guía de las excavaciones, Diputación Provincial de Burgos, 1994.
DE PALOL, P., et alii, Clunia 0. Studia Varia Cluniensia, Publicaciones de la Excma. Diputación
Provincial de Burgos. Servicio de Investigaciones Arqueológicas, 1991, pp. 57-60, figs. 62-64;
Torrecilla, A., op. cit., 1998, pp. 210-224, y passim.
476
80. PÉREZ CASAS, J. A., «Excavaciones arqueológicas en la Plaza de la Seo de Zaragoza. Campaña de 1988»,
Arqueología Aragonesa, 11, Zaragoza, 1988-1989, pp. 291-296; MOSTALAC, A. y PÉREZ, J. A., op. cit., 1989,
pp. 92-93, 125-137, figs. 12 y 13; CASABONA SEBASTIÁN, J. F. y PÉREZ CASAS, J. A., «El Forum de
Caesaraugusta», en AA.VV., Zaragoza. Prehistoria y Arqueología, Zaragoza, 1991, pp. 17-26; CASABONA
SEBASTIÁN, J. F. y PÉREZ CASAS, J. A., «El Forum de Caesaraugusta. Un notable conjunto arquitectónico de
época julioclaudia», XIV Congreso Internacional de Arqueología Clásica. La ciudad en el mundo romano,
Tarragona, 5-11/9/1993, vol. 2, Tarragona, 1994, pp. 91-93; AGUAROD, C. y MOSTALAC, A., Foro de
Caesaraugusta, folleto-guía editado por el Servicio de Acción Cultural del Área de Servicios Públicos
del Ayuntamiento de Zaragoza, 1995; T.I.R. K-30: Madrid, 1993; BELTRÁN LLORIS, M. y FATÁS CABEZA, G.,
César Augusta, ciudad romana, Historia de Zaragoza, 2, Zaragoza, 1998, pp. 30-32; AGUAROD OTAL, C.,
«Zaragoza y la recuperación de la antigua Caesaraugusta: el foro, el puerto fluvial, las termas públicas,
el teatro y las murallas», 1er Congreso Internacional «Ciudad, Arqueología y desarrollo. La musealización de
los yacimientos arqueológicos», Alcalá de Henares, 27-29 de sept. de 2000, Madrid, 2000, pp. 165-174.
81. CASABONA SEBASTIÁN, J. F., «La excavación de Sepulcro 1-15 Zaragoza», Arqueología Aragonesa, 12, Zaragoza, 1990, pp. 185-190; BELTRÁN LLORIS, M., «El patrimonio Arqueológico de Caesaraugusta: descubrimiento e incorporación a la historia de Zaragoza», Caesaraugusta, 68, Zaragoza, 1991, pp. 77150; CASABONA y PÉREZ CASAS, J. F., op. cit., 1991, pp. 17, 19, 22.
82. Agradecemos al arqueólogo municipal y director del TEAR de Alcalá, Sebastián Rascón Marqués, su
amabilidad al mostrarnos y explicarnos in situ los pormenores de este hallazgo, cuya publicación se
halla próxima.
— Lancia (Villasabariego, León) (fig. 4.4). Situado en el lado este de las termas,
y posiblemente al noroeste del foro de la ciudad (M.ª J. Gutiérrez y J. Celis, 1999,
109-110)84, la vida del macellum discurrió entre principios y mediados del siglo II,
según las propuestas más recientes (J. Celis et alii, 1998-1999, 282-283, fig. 1)85, y
fines del siglo III ó inicios del siglo IV, cuando sucumbió en un incendio, pero se
reaprovecharon sus estructuras como vivienda. Tiene unas dimensiones de 18,5 x
11,6 m (214,6 m2). Su entrada principal, al este, daba acceso al clásico patio central,
rodeado por un pórtico y, tras él, tres tabernae al norte y tres al sur (F. Jordá, 1962;
E. Isla, 1971; M. Abad, 1999, 66-67; J. Celis et alii, 1998-1999; F. Miguel y J. Celis,
1999, 39-41, fig. p. 40; J. Liz et alii, 2000, 226)86.
— Pompaelo (Pamplona) (fig. 5.1). Se hallaría probablemente en el área del
foro de la ciudad, en las inmediaciones de la catedral actual. Se trata de un edificio
de planta rectangular, de pequeño tamaño (20 x 15 m), no excavado totalmente. La
sala central contaba con un patio interior porticado, rectangular, presidida por una
estancia cuadrangular centrada, precedida de un umbral. El macellum se fecha a
principios del siglo I o en época augustea, hasta fines del siglo III, aunque fue remodelada la sala que presidía el macellum y el patio porticado en el siglo II87.
Aproximación al estudio de los macella romanos en Hispania
que respeta la función comercial del lugar. Su planta es pequeña (15 x 15 m), cuadrangular, muy sencilla, con area rodeada de espacios en sus lados este, oeste y sur
(S. Rascón, 1999, 56, figs. pp. 65 y 67)83.
— Valentia (Valencia). Actualmente el macellum se ubica en la plaza de
Cisneros, pero en época romana se hallaba relativamente próximo al foro altoimperial, hoy en la Plaza de La Almoina, y al puerto. Se trata de un edificio de planta
rectangular, de 24 x 24 m, con entrada porticada desde la calzada situada al sur, en
cuyo centro se inscribía un patio precedido por un atrio rodeado de columnas, y
quince estancias destinadas a tabernae y almacenes. Se construyó en el siglo I, y a
83. RASCÓN MARQUÉS, S., «La ciudad de Complutum en la Tardoantigüedad: Restauración y renovación»,
en GARCÍA MORENO, L. y RASCÓN MARQUÉS, S. (Eds.), Acta Antiqua Complutensia I. Actas del I Encuentro
Hispania en la Antigüedad Tardía: Complutum y las Ciudades Hispanas en la Antigüedad Tardía. Alcalá
de Henares, 16 de octubre de 1996, Alcalá de Henares, 1999, pp. 51-67.
84. GUTIÉRREZ, M.ª J. y CELIS SÁNCHEZ, J., «Una nueva fase en la investigación y protección del yacimiento
de Lancia», 1999, en AA.VV., Lancia. Historia de la investigación arqueológica. Homenaje a Francisco
Jordá Cerdá, León, 1999, pp. 105-112.
86. JORDÁ CERDÁ, F., Lancia, Excavaciones Arqueológicas en España, 1, Madrid, 1962, pp. 19-24; ISLA
BOLAÑOS, E., Memoria de las excavaciones arqueológicas en Lancia, campaña de 1971, 1971, texto inédito, Museo de León, 1996; ABAD VARELA, M., «Trabajos de intervención arqueológica en Lancia durante 1976-77», 1999, en AA.VV., op. cit., 1999, pp. 57-70; CELIS, J. et alii, 1998-1999, op. cit., p. 283;
MIGUEL HERNÁNDEZ, F. DE y CELIS SÁNCHEZ, J., «Lancia: siglo y medio de investigación arqueológica»,
1999, en AA.VV., 1999, op. cit., pp. 31-42; LIZ GUIRAL, J., CELIS SÁNCHEZ, J. y GUTIÉRREZ GONZÁLEZ, M.
J., «Las termas de Lancia (Villasabariego, León, España)», 2000, en FERNÁNDEZ OCHOA, C. y GARCÍA
ENTERO, V. (Eds.), Termas romanas en el Occidente del Imperio. Coloquio Internacional. Gijón, Gijón,
1999, pp. 221-228.
87. MEZQUÍRIZ DE CATALÁN, M. A., «Algunas aportaciones al urbanismo de Pompaelo», en AA.VV.,
Symposium de Ciudades Augusteas de Hispania Bimilenario de Zaragoza, Zaragoza, 1976, pp. 189-193;
MEZQUÍRIZ DE CATALÁN, M. A., Pompaelo II, Pamplona, 1978, pp. 18-19, 29-32, 95, figs. 7 y 12, láms.
VII-XII; T.I.R. K-30, op. cit., pp. 181-182.
CÆSARAUGUSTA 78
85. CELIS SÁNCHEZ, J., GUTIÉRREZ GONZÁLEZ, M.ª J. y LIZ GUIRAL, J., «Noticia sobre la campaña de excavaciones de 1997 en el yacimiento de Lancia (Villasabariego, León, España)», Lancia, 3, Universidad
de León, 1998-1999, pp. 281-286.
477
Ana TORRECILLA AZNAR
fines del siglo III se halla abandonado, pues una de las tabernae en torno al atrio se
reutiliza como establo (M. L. Serrano, 1999, 31-32)88.
— Villajoyosa (Alicante). Se desconoce la ubicación del macellum, sólo se ha
hallado una inscripción (C.I.L. II, 3570, suppl. P. 958 = ILS, 5586) (fig. 5.4) en la
necrópolis de la Torre de Sant Josep o «Torre de Hércules», en 1543: M. Sempronius
Hymnus suo et M. Semproni Reburri fili sui nomine macellum vetustae conlab sum sua
pecunia restituerunt item que et mensas lapideas posuerun89 (H. Thédenat, 1904; C. de
Ruyt, 1983; M. A. Rabanal y J. M. Abascal, 1985, 217-218, fig. 29; L. Abad y J. M.
Abascal, 1991). Según C. de Ruyt y L. Abad y J. M. Abascal90 sería erigido en el siglo I,
correspondiendo la restauración que refleja la inscripción a fines del siglo II.
— Baelo Claudia (Bolonia, Cádiz). De nuevo nos encontramos con dos macella, sucesivos en el tiempo. El macellum altoimperial (fig. 5.2) se sitúa en la esquina
sudoeste del foro. Sus dimensiones son 30,40 (N-S) x 23,10 (E-O) m. Contaba con
una acera por delante de la fachada, accesible por medio de dos escaleras laterales.
Tras el pórtico, se abren a la calle cuatro tabernae, dos a cada lado de la puerta principal. Opuesta a ésta, en el centro del lado norte se abre una pequeña exedra cuadrangular sobreelevada, posiblemente para el culto. El patio interior, dotado con
una tholus macelli, se halla a medio camino entre la planta rectangular y la circular,
debido a la fachada achaflanada de las tabernae de las esquinas, de forma trapezoidal. En el interior se abren un total de 10 tiendas, sobre las que había un segundo
piso de menor altura, accesible por dos escaleras situadas en las tiendas de las esquinas del lado norte. Construido a fines del siglo I ó inicios del siglo II, según J. L.
Jiménez91, o muy a finales de la primera centuria, según Didierjean et alii92, desde
fines del siglo II comienza su degradación continua, y se abandonan algunas tabernae del interior, convirtiéndose el patio en un vertedero y quemadero de residuos a
fines del siglo III e inicios del siglo IV, levantándose dos viviendas a mediados del
siglo IV, hasta los siglos V y VI93.
Existe un posible macellum, de cronología bajoimperial94, en el llamado Barrio
de la Calle de las Columnas, al oeste de las fábricas de salazones, relacionado sin
88. SERRANO MARCOS, M. L., «Recuperados 22 siglos de Historia», Revista de Arqueología, n.º 221, Madrid,
1999, pp. 26-35.
89. THÉDENAT, H., op. cit., 1904, p. 1498; DE RUYT, C., op. cit., 1983, p. 219; RABANAL ALONSO, M. A. y
ABASCAL PALAZÓN, J. M., «Inscripciones romanas de la provincia de Alicante», Lucentum, IV, Alicante,
1985, pp. 191-244; ABAD, L. y ABASCAL, J. M., op. cit., 1991, pp. 116-117.
90.
DE
RUYT, C., op. cit., 1983, p. 267; ABAD, L. y ABASCAL, J. M., op. cit., 1991, pp. 116-117.
91. JIMÉNEZ SALVADOR, J. L., Las ciudades hispanorromanas, Cuadernos de Arte Español, 30, Historia 16,
Madrid, 1992, p. VII.
CÆSARAUGUSTA 78
92. DIDIERJEAN, F., NEY, C. y PAILLET, J. L., Belo III. Le macellum, Archéologie, 5, Casa de Velázquez,
Madrid, 1986, pp. 78-103.
478
93. DIDIERJEAN, F. et alii, op. cit., 1986, pp. 93-119; JIMÉNEZ, J. L., op. cit., 1992, p. VII y 30; LEÓN ALONSO,
P. y RODRÍGUEZ OLIVA, P., «La ciudad hispanorromana en Andalucía», en AA.VV., La ciudad hispanorromana, Barcelona, 1993, pp. 46-47; GROS, P., op. cit., 1996, p. 460, figs. 516 a 519; SILLIÉRES, P., Baelo
Claudia, una ciudad romana de la Bética, Colección de la Casa de Velázquez n.º 61, Madrid, 1997,
pp. 120-125 y 176-178.
94. Queremos dar las gracias por estas informaciones al Dr. Darío Bernal Casasola, que realizó una campaña de acondicionamiento en 2000, reinterpretando este edificio, excavado de antiguo, como un
posible macellum.
Conclusiones
La monumentalización de las ciudades es claro signo de la voluntad de las élites de emular a Roma y la urbs, de integrarse en su sistema político, social y religioso, de querer conseguir la promoción jurídica para sus respectivas ciudades, a las
que debían dotar de un foro y de los edificios necesarios para desempeñar las nuevas funciones de carácter administrativo, político, jurídico, económico y religioso
que el cambio de estatus le iba a proporcionar. El foro, como el macellum, nos sirve
de termómetro para medir el nivel de romanización alcanzado por una ciudad. La
evidencia arqueológica de que una ciudad poseía un macellum es indicio de un
grado de romanización avanzado, de aceptación del nuevo orden que Roma ofrecía, y de su incorporación al concepto de cultura arquitectónica romana. Así, por
ejemplo, la presencia de un macellum (fig. 4.2) desde la fundación de la colonia es
indicio de que Caesaraugusta es un enclave, ideado en época de César y Augusto, con
clara vocación romanizadora y un centro de primer orden para la administración
del valle del Ebro. Ello es posible gracias a que el contingente de población que
ocupa la colonia desde sus inicios es itálica o las propias élites indígenas ya romanizadas, quizás procedentes de Celsa, que contaba con un macellum ya en la segunda mitad del siglo I a. C. (fig. 3.3). También la aparición de un macellum bajo el reinado de Augusto en la Neápolis ampuritana nos habla del grado de acomodo a las
nuevas modas, costumbres e ideología que llegaban de Roma.
En algunas ciudades su monumentalización, y con ella la construcción de un
macellum, no se produce hasta época flavia, momento que coincide también con la
concesión de la municipalización flavia y de la ciudadanía universal. Ello es indicio
de que hasta estos momentos se habían mantenido en la sociedad valores antiguos
y que no se había terminado de asimilar la complejidad social de Roma. En cualquier caso, las ciudades contaron primero con un foro, dotado de tabernae, que permitían desarrollar las actividades comerciales y la venta, construyendo posteriormente un macellum, como en el caso de Baelo Claudia (fig. 5.2) y de Clunia (fig. 4.1),
95. SILLIÈRES, P., op. cit., 1997, figs. 87-88.
96. PRESEDO VELO, F. J. et alii, 1982, Carteia I, M.º de Cultura, Madrid, pp. 33-38; ROLDÁN GÓMEZ, L.,
Técnicas constructivas romanas en Carteia (San Roque, Cádiz), Monografías de arquitectura romana, 1,
Madrid, 1992, pp. 75-77, 80, 147, figs. 6-8 y 17, láms. 14 y 46; ROLDÁN GÓMEZ, L. et alii, Carteia,
Junta de Andalucía y CEPSA, 1998, p. 184.
Aproximación al estudio de los macella romanos en Hispania
— Carteia (San Roque, Cádiz) (fig. 5.3). Se halla dentro del propio foro, en el
lado este del templo, adosado a su podium. Se encuadra dentro del tipo de mercados de pasillo central, al que se abren 4 estancias en su lado oeste, y otras en el
opuesto. Sus dimensiones son aproximadamente 15 x 24 m, accesible por una escalera en su lado este. Se edificó a fines de la República o próximo al cambio de era96.
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duda con el dinamismo de este sector en época bajoimperial y su carácter eminentemente comercial. Se trata de un edificio de pequeñas dimensiones: 13 m de longitud mínima y 15 m de anchura total aproximadamente, excavado sólo en parte.
Presenta un area central rodeada de tabernae, sin pórtico, con una posible tholos
macelli 95.
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Ana TORRECILLA AZNAR
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según la tendencia de eliminar del foro todo atisbo de actividad comercial y devolverle su dignidad, siguiendo el ejemplo del propio Foro romano.
Hay que volver a reseñar la importancia de este edificio desde el punto de vista
arquitectónico, económico, social, político, religioso e ideológico. Sólo puede
entenderse el inicio de la construcción y uso del macellum en Hispania en fecha tardía, ya en la segunda mitad del siglo I a. C., y al principio en ciudades con un alto
grado de romanización y un fuerte componente itálico en su población, por los
cambios sociales, económicos y políticos que son asimilados por la población indígena, mayormente por las élites urbanas, que actuarían como promotoras de la
romanización, a través de actos de evergetismo para su ciudad y su comunidad.