Metodología, métodos y técnicas

Talleres reflexivos con mujeres: una estrategia participativa de investigación y diálogo en contextos comunitarios

Reflective Workshops with Women: A Participatory Research and Dialogue Strategy in Community Contexts

Ximena Zacarías Salinas *
Universidad de Colima, México
J Isaac Uribe Alvarado **
Universidad de Colima, México
Rubí Gómez Aro ***
Universidad de Colima, México

Talleres reflexivos con mujeres: una estrategia participativa de investigación y diálogo en contextos comunitarios

Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, vol. XXIV, núm. 47, pp. 115-134, 2018

Universidad de Colima

Recepción: 19 Diciembre 2016

Aprobación: 09 Agosto 2017

Resumen: El trabajo de las instituciones gubernamentales tiende a ser asistencialista, lo cual limita el desarrollo de los beneficiaros de los programas sociales y la efectividad de los mismos. En cambio, si se optara por la aplicación de metodologías de investigación acción participativas centradas en las experiencias de las personas se facilitaría la compresión y reflexión sobre la vida cotidiana y sus problemas, lo que por sí mismas, induce el deseo de modificar las prácticas que pueden estar limitando tanto la salud como la socialización individual y colectiva que en sí es lo que pretenden muchos de los programas de apoyo social. Lo que aquí se presenta es sólo una parte de un proyecto de investigación sobre crianza y maternidad en el que se diseñó e implementó un programa de talleres reflexivos con mujeres que habitan algunas comunidades rurales del estado de Colima, México. Las sesiones incluyeron temáticas vinculadas a la historia de las comunidades, historias de familia y experiencias vitales asociadas a la maternidad y a la crianza de niñas, niños y adolescentes. En el presente trabajo se discute la importancia de las estrategias participativas en el trabajo con mujeres y las potencialidades de los talleres reflexivos como estrategia de investigación social.

Palabras clave: Talleres reflexivos, Participación-acción, Mujeres, Comunidad.

Abstract: When it comes to social programs, the work of the governmental institutions tends to be welfare which restricts the development of the beneficiaries of social programs and its effectiveness. On the other hand, participatory techniques engage people in examining their own experiences and knowledge on everyday issues and practices. This process induces in the participants, the desire to modify social practices that can be limited to both health and socializations in the individual and collective spheres. The aim of this paper is to present a part of a research project on parenting and motherhood in which a programme of reflective workshops were designed and implemented. The reflective sessions were held by women who inhabit rural communities of Colima, Mexico. The sessions included topics related to the history of the communities, family and life experiences related to motherhood and child and adolescents parenting. This paper discusses the importance of participatory approaches in working with women and the potentialities of the reflexive workshops as a strategy of social research.

Keywords: Reflective workshops, Participatory Action Research, Women, Comnunity.

En México las poblaciones rurales enfrentan condiciones desfavorables en términos de acceso a servicios sociales y de salud. En estas circunstancias, las mujeres desempeñan un papel importante en la vida social, pues asumen la responsabilidad del funcionamiento familiar y del hogar con las implicaciones que tiene llevar a cabo este trabajo no remunerado ni reconocido como productivo, a la par que muchas de ellas se suman a las actividades económicas que contribuyen al ingreso familiar. (CEDRSSA, 2014).

A pesar de las dificultades vinculadas a la falta de acceso a servicios y limitado desarrollo socioeconómico, habitar zonas rurales trae consigo un estilo de vida cargado de significados culturales que envuelven la dinámica de las personas y sus familias, lo que hace su experiencia vital única y compleja.

En este contexto, las diferentes instituciones gubernamentales que ofrecen programas de asistencia social en el sector rural, por ejemplo, el programa de inclusión social llamado PROSPERA, utilizan metodologías o formas de trabajo que frecuentemente limitan la participación y desarrollo de grupos comunitarios, contrario a los propósitos de los mismos programas. La mayoría de estas instituciones recurre al uso de charlas informativas que mantienen a las participantes en un rol pasivo, pues se considera que el ofrecer información es suficiente para generar cambios en los estilos de vida de las personas.

Contrario a lo anterior, en el ámbito de la investigación-acción desde la psicología, las técnicas participativas comunitarias, en específico la propuesta de talleres reflexivos, pueden amortiguar los efectos de la visión asistencialista y facilitar espacios de convivencia, diálogo y reflexión–acción que al mediano o largo plazo den pie a desarrollar procesos de consolidación de comunidades autogestivas de su desarrollo actual y futuro.

En ese sentido, la técnica de taller como medio de aprendizaje es una herramienta que promueve la reflexión-acción, a la vez que permite el análisis de situaciones reales, de problemáticas comunes y potencia la construcción y el desarrollo de alternativas de solución y de gestión comunitarias. Además, el taller como estrategia metodológica construye conjuntamente el conocimiento entre quien facilita- investiga y quienes participan o lo integran (Ander-Egg, 1991). Tiene además, como sustento la filosofía del aprender a ser, aprender a aprender, lo que implica la búsqueda conjunta del saber sin imposición de verdades absolutas y el aprender a hacer, a partir de la cual se ponen en juego las capacidades, aptitudes y deseos de una persona para construir algo para sí y para quienes le rodean (Aguirre, 1999).

Antecedentes

La materia prima de trabajo en los estudios de corte cualitativo es la subjetividad, entendida ésta como un sistema complejo de significaciones y sentidos producidos en la vida cultural humana (González, 2000), en ella las personas se constituyen y a la vez la conforman. Tal subjetividad puede ser comprendida mediante diversas formas o “puertas de acceso” que van desde las entrevistas guiadas o entrevistas abiertas, individuales o en grupo, hasta las técnicas de investigación que implican la transformación de la realidad de manera inmediata y contingente a la generación de conocimientos.

Los enfoques participativos de investigación se ubican dentro de ese continuo, en específico la investigación-acción participativa tiende a responder a los intereses de los participantes, por lo que “no se investiga a alguien, se investiga con alguien” (Alcocer, 1998), dado lo anterior se considera que, en términos epistemológicos, la relación sujeto-objeto en la investigación acción participativa (IAP) puede obviarse ya que no hay objetos de estudio, sino que todos -quienes investigan y quienes son “investigados”- son sujetos activos, capaces de opinar, reflexionar e involucrarse propositivamente en la generación de conocimiento intersubjetivo. En específico la investigación acción participativa ofrece la oportunidad de crear foros en los que la gente puede unirse y participar en la comprensión o cambio de diversas prácticas sociales (Kemmis & MacTaggart, 2005), esta cualidad la hace compatible con la implementación de técnicas grupales de investigación, como es el caso de los talleres reflexivos.

La IAP es un proceso social de aprendizaje colaborativo que se realiza por grupos de personas que tienen el propósito de cambiar las prácticas sociales que se construyen y que generan consecuencias compartidas (Kemmis & MacTaggart, 2005), en ese sentido se entiende que las prácticas son particulares de cada grupo y que ocurren en contextos específicos, lo que subraya la necesidad de abrir espacios de investigación donde las personas se involucren y hablen de sus experiencias cotidianas para que en conjunto identifiquen posibles cambios y/o transformaciones de las mismas. Este tipo de conocimiento colaborativo, generado a partir del intercambio de saberes y de formas de ver el mundo es o debe ser parte también del conocimiento científico.

Se espera que el conocimiento producido por medios participativos sea incluso emancipatorio, ya que alienta a las personas que lo co-producen a recobrarse y liberarse de la irracionalidad y el peso de las estructuras sociales en procesos que se han normalizado e institucionalizado (como los programas asistenciales gubernamentales) y que pueden, en la vivencia tradicional, implicar desventajas para quienes los experimentan.

Además las técnicas de investigación participativas tienen potencialidades para generar conocimientos que sean situados (Haraway, 1991) y que respondan a las características socioculturales de sus protagonistas, lo cual resulta en aportaciones teóricas que más que buscar la homogenización del conocimiento abren camino a explicaciones particulares que toman en cuenta la diversidad social y le dan voz a los grupos menos favorecidos.

Aunado a la cualidad participativa de los talleres reflexivos, es importante considerar que según Montero (2006) la investigación en contextos comunitarios deberá guiarse por la reflexión, el diálogo, el conocimiento, la conciencia, el poder y control de la comunidad, así como por la participación, la diversidad y el respeto, además del reconocimiento de carácter creativo de los otros, la libertad y la transformación social. Tales principios generan influencia en las prácticas sociales y, éstas a su vez en la praxis del trabajo en los ámbitos comunitarios.

En congruencia con lo anterior, la metodología de los talleres reflexivos está guiada por la idea de que cada persona o grupo sea el agente de su propia transformación, que sea capaz de potenciar su actitud crítica para interpretar y valorar la realidad, así como una perspectiva dialógica que promueva la capacidad de escuchar antes de responder, antes de juzgar, además de una postura concientizadora que propugne por la acción de reflexión y praxis (Aguirre, 1999).

Mediante el taller reflexivo se vivifica la experiencia de trabajo colectivo como el máximo intercambio de dar-hablar y escuchar, dar y recibir, es un espacio vivencial y creativo que abona a la construcción identitaria, a la apropiación de la palabra, al sentido de pertenencia y al compromiso colectivo. Los principios de los talleres reflexivos suponen pensar a los individuos como actoras u actores activos y en ellos se concibe a cada una como personas con autonomía, capaces de pensar por sí mismas, con sentido crítico que cuenta con su propia opinión bien fundada teniendo en cuenta la de los demás (Aguirre, 1999).

Idealmente, los talleres reflexivos como estrategia de trabajo continuo y permanente pueden consolidarse en la creación de redes de trabajo comunitarias, las cuales son independientes, representativas, y se organizan a partir de la horizontalidad entre sus miembros, promueven y protegen los valores que consideran importantes para el bienestar del grupo, son entre otros aspectos, transparentes, flexibles y no lucrativas; además, las redes comunitarias se caracterizan por su pluralidad y diversidad entre las integrantes, generan procesos de interrelación e interdependencia reconociendo que tanto la participación de otros como la propia es muy importante por lo que el intercambio de experiencias y la democratización del conocimiento es necesario para poder trascender (Goncalvez & Montero, en Montero 2004). Las redes comunitarias se originan a partir de procesos como la afectividad, la filiación y la solidaridad que promueven los talleres reflexivos.

Los talleres reflexivos comunitarios poseen el potencial epistemológico, metodológico y técnico para generar conocimiento bajo una noción comprehensiva de la realidad, además de que recurre a técnicas reflexivas como la conversación y la entrevista, entre otras técnicas, que en su conjunto y en un determinado escenario social conforman una estrategia pertinente para la investigación de carácter cualitativo (Covarrubias, 2013).

En lo que respecta a los contenidos la memoria y la reconstrucción de la historia a partir de la palabra y la reflexión es también una característica importante que puede explorarse mediante los talleres reflexivos comunitarios, en donde la posibilidad de comprender la totalidad de lo que una es y de la globalidad en la que se encuentran (Da Rocha, 1993) pueden generar también procesos de transformación individual y comunitaria.

Aunado a lo anterior, la modalidad de taller facilita la transferencia técnica y la capacitación para exigir diversos derechos que en contextos comunitarios y en particular para las mujeres son impostergables, tales como el derecho a la salud, construir redes, generar información a través del monitoreo participativo, entre otros (Zaldúa, 2005). Alienta también las relaciones horizontales entre los y las integrantes de las comunidades y el equipo de investigación, esto resulta importante ya que mediante la horizontalidad de las relaciones se sientan las bases para el reconocimiento recíproco de las personas sin importar su género, edad u origen étnico (Almeida & Sánchez, 2014).

En el contexto actual es prioritario el trabajo de las organizaciones sociales centrado en el desarrollo y fortalecimiento de las mujeres como protagonistas y ejes de la vida familiar y comunitaria. El rol de las mujeres ha estado casi siempre constreñido por ideas tradicionales y conservadoras derivadas del sistema patriarcal, especialmente por su papel como madres, esposas y cuidadoras (Amorós, 1991); por tanto, tienen pocas oportunidades para detenerse a comprender su vida y a reflexionar sobre los efectos de la misma en su condición actual y futura. Para ellas, tener oportunidades para compartir espacios, dialogar sobre la vida cotidiana, los problemas que enfrentan y las alternativas de solución individuales y colectivas, resulta indispensable.

En ese sentido se han registrado algunas experiencias de trabajo grupal con mujeres, por ejemplo, Rubio-Herrera y Castillo (2014) presentaron una experiencia de trabajo participativo y reflexivo con mujeres mayas yucatecas. En actividades grupales, a partir de la interacción y reconocimiento mutuo, encontraron que las mujeres reconocen trasformaciones personales derivadas de la experiencia de trabajo en grupos y organizaciones de trabajo productivo. Explican que tal actividad les ayudó a valorar la experiencia de trabajo organizado con otras mujeres y a partir de ello les fue posible generar cambios en sus relaciones de género fortaleciendo la imagen de sí mismas y del grupo. Así mismo, Masip, Pont y Salaberry (2010) describieron que, en talleres con mujeres, especialmente si comparten condiciones de desventaja o violencia, las actividades grupales y la puesta en común de las experiencias propias son bien valoradas por las participantes, hecho que las alienta a presentar sus puntos de vista, desarrollar sentimientos de pertenencia, además de facilitarles la comprensión de los factores socio culturales de los roles que asumen y de las alternativas que pueden abrirse para mejorar su situación.

Como herramienta metodológica, Peña-Cuanda y Esteban Guitart (2013) proponen que los talleres reflexivos incluyan la elaboración de representaciones colectivas en sesiones en las que se facilite la participación activa de todos los involucrados. Que se construyan como espacios de trabajo grupal en la que se combinen herramientas participativas con el uso de dinámicas y técnicas grupales, incluso de corte lúdico, que estén integradas en función de un tema u objetivo central. A partir de su experiencia, estas autoras proponen que para el diseño de un programa de talleres reflexivos es necesario incluir por lo menos cuatro tipos de técnicas grupales considerando los procesos de iniciación, cohesión grupal, análisis temático y evaluación parcial y final del programa, ya que la diversidad de técnicas grupales y su aplicación en las sesiones busca crear un ambiente propicio entre las participantes y facilitar la integración del grupo de manera que puedan cumplirse los propósitos vinculados a la compresión de la realidad vivida y las posibles opciones de cambio.

Considerando lo anterior, los objetivos del taller reflexivo incluyen promover la participación del grupo en la discusión y análisis de las diferentes temáticas y problemáticas; desarrollar mecanismos que ayuden a la libre expresión de ideas y opiniones, elevar los niveles de conciencia frente a la realidad y a la problemática vivida; y despertar el interés por la solución de problemas cotidianos, familiares y/o comunitarios.

Además de potencializar el trabajo individual y grupal, los talleres reflexivos son ideales como técnica de investigación participativa. Éstos ofrecen por lo menos dos posibilidades:

  1. 1. Devolución inmediata de la información a las participantes, primero porque forma parte de la estructura de las sesiones y segundo, porque mediante el diálogo, confrontación y análisis de las experiencias propias en un contexto grupal ofrece por sí mismo un espacio de reflexión y cambio. 

  2. 2. Para el equipo de investigación la posibilidad de analizar cada sesión antes de la siguiente. Se pueden realizar análisis previos que permitan ajustar las estrategias de participación grupal, la dinámica de cada grupo, los roles dentro del mismo y las necesidades específicas en cada caso. Esto permite disminuir el sesgo academicista incrementando así la autenticidad de cada sesión.

A partir de lo ya expuesto, y con la finalidad de valorar la pertinencia de los talleres reflexivos para el trabajo en grupos de mujeres y como estrategia de investigación participativa, se planteó un programa de talleres reflexivos con mujeres -madres de familia- con el fin de dialogar, explorar y reflexionar sobre la historia de su comunidad, los lazos que la componen y las condiciones de vida individual y familiar.

Propuesta y descripción del programa

Gestión y procedimiento general de los talleres

En coordinación con el programa de caravanas de salud dependiente de la secretaría de salud del estado de Colima y del programa de inclusión social –Prospera-, se seleccionaron cinco comunidades rurales del municipio de Colima donde se realizaron sesiones grupales a las que asistían beneficiarias del programa Prospera. Las sesiones fueron mensuales y con una duración aproximada de una hora cada una, éstas se realizaron en espacios comunes como la casa de salud, el jardín de la comunidad o la casa de usos múltiples. Las sesiones tuvieron un horario matutino y se realizaban a la par de la revisión médica que realizaba el personal de la secretaría de salud.

Las facilitadoras acudían a las comunidades, esperaban a que el grupo de madres se reunieran y daban inicio a las sesiones, una vez concluidas las actividades se citaba a las participantes a la siguiente sesión.

Participantes

Los talleres fueron diseñados para mujeres de entre 30 y 50 años que tuvieran hijos o hijas en la niñez y adolescencia, que habitaran en comunidades rurales del estado y que fueran beneficiarias del programa de inclusión social (Prospera). Estos talleres se realizaron en cinco comunidades rurales de manera simultánea haciendo un aproximado de cincuenta mujeres participantes, en promedio diez por cada comunidad.

Técnica

Talleres reflexivos:

Sesiones grupales orientadas a la puesta en común por parte de sus integrantes mediante la elaboración reflexiva, en éstas no se buscó concluir una tarea, sino aprovechar las situaciones de cada sesión para explorar los fenómenos individuales y sociales (Avila-Espada & García, 1999). Las sesiones grupales de reflexión y diálogo fueron conducidas por una facilitadora y dos colaboradoras, cada sesión consistía de tres momentos:

  1. 1. Apertura y rapport entre las participantes y la facilitadora,
  2. 2. Desarrollo en el que se dialogaba sobre la temática central de sesión; y por último
  3. 3. Cierre y conclusiones.

Instrumentos

Diario de campo y registro de incidencias:

De manera inmediata a la conclusión de las sesiones se registraba la relatoría de cada sesión. Se enfatizaba el registro de las incidencias que pudieran limitar u obstaculizar el desarrollo de las sesiones posteriores. Ésta se realizaba en dos formatos, escrita y en audio.

Cartas descriptivas de cada sesión:

Para cada sesión se contaba con una planeación detallada de las actividades a desarrollar; en ésta se incluyeron actividades, propósitos, materiales y descripciones sobre la puesta en práctica de las mismas.

Audio y video grabadora:

Se contó con dos audiograbadoras y una videocámara para registrar en audio y video las sesiones grupales.

El programa de los talleres con las sesiones y actividades aplicadas

El programa tuvo seis sesiones, la primera se dedicó a la presentación del equipo de investigación a los grupos de mujeres. Las siguientes cinco sesiones abordaron temáticas de corte comunitario, autobiográfico y de reflexión sobre sus roles como madres en contextos rurales (véase la Tabla 1). Respecto a la dinámica de cada sesión, éstas incluían técnicas con diferentes objetivos tales como alentar un ambiente grupal cordial y accesible (de iniciación y comunicación) hasta técnicas reflexivas (González, Monroy & Kupferman, 1999) que buscaban confrontar a las mujeres con sus prácticas de crianza actuales y los efectos que éstas causan en el estado emocional de ellas y de sus hijos e hijas (ruleta de las emociones, véase la Tabla 1).

Programa general de los talleres reflexivos con mujeres de comunidades rurales
Tabla 1
Programa general de los talleres reflexivos con mujeres de comunidades rurales

El desarrollo de todos y cada uno de los talleres estuvo guiado por algunas consideraciones respecto a la forma de facilitar las sesiones y las actividades. Una de éstas fue el uso de técnicas lúdicas y juegos tradicionales como elemento fundamental de todas las sesiones, ya que alentaba a que las participantes se integraran a las actividades de manera relajada y en condiciones más igualitarias entre ellas. En ese sentido, los juegos logran equilibrar los roles entre las integrantes de las comunidades, es decir, no importaba si las participantes ostentaban algún cargo dentro de la comunidad o liderazgo de cierto tipo, en el juego las participantes logran ponerse en una situación equitativa entre unas y otras (Peña-Cuanda & Esteban-Guitart, 2013).

Estrategia para el análisis de resultados

Una vez transcritas las sesiones, el contenido se analizó siguiendo dos ejes, el primero centrado en la pertinencia de los talleres al entorno rural, el cual incluyó dos aspectos: 1) el contexto de las sesiones; y 2) el rol de las facilitadoras. El segundo eje que se centró en la efectividad de la propuesta considerando 3) la evolución de los procesos grupales; y 4) el cumplimiento de los objetivos de cada sesión (véase la Figura 1).

Esquema para evaluar la pertinencia y efectividad de las sesiones grupales
Figura 1
Esquema para evaluar la pertinencia y efectividad de las sesiones grupales

Debido a lo extenso de las transcripciones y para los fines del presente artículo, se utilizó la técnica de condensación de significado (Kvale, 2011) que consiste en resumir los significados expresados por los participantes en formulaciones breves, esta forma de análisis describe declaraciones o interacciones largas en expresiones más breves, pero que rescatan el significado central.

Resultados

A continuación se describen los ejes con sus respectivas categorías, dependiendo del caso se incluyeron extractos de texto para evidenciar los resultados.

Pertinencia de los talleres reflexivos

Por pertinencia de un programa se entiende el grado en el que la propuesta de intervención, en este caso de investigación acción, se adecua a las necesidades y al perfil de la población objetivo (Stufflebeam & Shinkfield, 1995). Los programas deberán adecuarse lo más posible a las condiciones socioambientales de las comunidades y sus grupos. En este caso se consideraron dos aspectos: 1. El contexto en el que se desarrollaron las sesiones; y 2. El tipo de conducción que se requería para las actividades.

Contexto de las sesiones

Los espacios en los que se desarrollaron las sesiones no estaban aislados de la dinámica de las comunidades. Dependiendo de los servicios con los que contaba cada comunidad los talleres se realizaron en espacios abiertos para las actividades comunitarias, en el mejor de los casos se utilizó la casa de usos múltiples, en los demás se trabajó al borde de la calle, sobre la banqueta, a un costado del centro de salud o en espacios dentro de casas de las participantes.

En una de las sesiones se reportó lo siguiente:

[…] entran las señoras que quieren, están el tiempo que quieren, al mismo tiempo que les están dando la consulta (médica), pues entonces hay llantos de niñas y niños por ahí, es una constante, que a pesar de que en hay una casa de usos múltiples, pues no se puede tener mucho control de quién entra y quién sale debido a que están realizando las actividades de la consulta y el seguimiento mensual que (el personal de salud) les tienen que hacer […] (12/02/2016, Relatoría de la sesión).

En algunas actividades este ambiente abierto representó un reto para el logro de los propósitos de cada sesión; para esto se requería que las facilitadoras adaptaran las actividades y tiempos, por otro lado le dio un toque de espontaneidad y apertura que se mantuvo durante todo el programa.

Rol de las facilitadoras

Aunque las sesiones se conducían no se pretendía ejercer un rol de autoridad o de expertas, esto con la finalidad de alentar a las participantes a retomar experiencias propias, valorar sus recursos y compartirlos con las demás, es decir, el hecho de que las facilitadoras no expresaran sus opiniones como psicólogas alentó a que las mujeres valoraran los conocimientos y saberes que han desarrollado a partir de su experiencia; además, valoraron la importancia de compartirlos e identificaron la necesidad de dialogar y discutir entre ellas para manejar situaciones conflictivas con sus hijos e hijas. Esto puede verse en el siguiente diálogo entre las madres participantes:

M: Ya no agarran los consejos de uno, agarran los consejos de los amigos.

B: Y no son buenos, pues.

D: Es difícil porque trata uno de que recuerde uno de lo que sirvió de tu niñez, quererlo uno hacer con ellos, pero no.

B: ¡Ay!, ese fue tu tiempo, ya ahorita no, no des lata, así ya.

D: No sé qué nos faltará a uno de padre o de madre, no sé qué nos faltará… más, mmm…más… más autoridad.

B: Más mano dura, pero… yo siento que también pláticas, pero a la par de padres con hijos, los adolescentes también para que no vean que no es de uno los que les quiere uno meter, inculcar.

D: Y es que los niños de ahorita son… son más listos que uno, son más, no más listos que uno, que cuando uno va, ellos ya vienen…(s4, LdeJ, 230216).

Al asumir un rol de no expertas, tal como lo propone Hoffman (1996), se alienta a las participantes a apropiarse de la dinámica grupal y de la conversación que se genera, en ese momento la conversación es la protagonista, no las facilitadoras.

Efectividad de los talleres reflexivos

Al analizar la efectividad de una intervención se está evaluando el grado en el que los procesos de aprendizaje contribuyen a los resultados obtenidos. Esta dimensión de la evaluación establece asociaciones entre los procesos, resultados y los productos. (Garduño, 1999 en López, 2011). A continuación se presentan el reporte de los procesos grupales observados durante las sesiones y posteriormente se muestra la comparación entre los objetivos de las sesiones y lo dicho en los grupos, ambos elementos aportan datos relevantes que dan pie a valorar la utilidad del programa aplicado.

Evolución de los procesos de reflexión grupal

La práctica de las sesiones con actividades lúdicas y centradas en la narración de sus experiencias cotidianas favoreció la pertenencia al grupo, es decir, ese sentimiento de integración e interdependencia entre las participantes (Kisnerman & Mustieles, 1997).

Se lograron identificar alianzas que facilitaron el desarrollo de las actividades:

Es muy bonito cómo es que parece que no hay grupo pero sí hay, entre ellas se conocen y tienen lazos; inmediatamente que empieza a llorar la Sra. P, la Sra. H la justifica diciendo que es que apenas hace poco perdió a su papá […] P no quiso hablar mucho del asunto. (08/02/2016, Relatoría de la sesión).

También se presentaron algunas coaliciones que resultaban en disminución de la participación de las mujeres cuando la conversación era monopolizada por terceras, en estos casos no hubo conflictos abiertos ni fueron expresados explícitamente.

En el desarrollo de los talleres, las participantes lograron definir sus roles dentro de los grupos, las sesiones eran más estables, se priorizaba el cumplimiento de las actividades propuestas para cada momento y las participantes se centraban en la tarea. Ésta consistió principalmente en la elaboración reflexiva de su cotidianidad, de lo que comparten y en lo que son similares.

Todos los grupos fueron heterogéneos, hubo mujeres de diferentes edades y niveles educativos, lo que permitió de manera intrínseca confrontar las miradas generacionales sobre cada tema en especial aquellos que hicieron referencia a la violencia de género, así como a la calidad y el cuidado de las relaciones familiares.

I: Nomás pues a trabajar nos enseñaban, a tortear, a moler…eso era a lo único que sabíamos hacer… Andar en el campo así como los hombres ahí detrás de ellos, arreglando lienzos y todo (LdeJS4_230216).

De la misma manera se pudieron identificar las creencias vigentes sobre los roles de género y de cuidado hacia los demás, estas creencias mostraban diferencias entre las más jóvenes y las de mayor edad, en esos casos la puesta en común en el grupo permitía a las participantes escuchar diferentes puntos de vista sobre aspectos centrales de su rol como mujeres y madres.

L: A veces… también, por la vida que lleva uno, optan por salirse de su casa, pensando en que va a tener uno una vida mejor, que dice, ya estoy harta de hacer quehacer o de trabajar.

B: y aquí como que creyó que la salida era ser novios, después casarse y salirse de su casa, por lo de que te tengan ahí esclavizada o que no te den permiso de salir, o que fiestas o que equis, no… pues mejor me caso y ya que me lleve para otro lado y pues ya enseguida...

M: Pero ni sabe uno donde se va meter, le va peor ¿verdad? (risa), te sales de una y entras a otra peor (LdeJS4_230216).

Alcance de los objetivos de las sesiones

Para valorar la efectividad de los talleres reflexivos en la Tabla 2 se presenta un análisis comparativo entre los propósitos de las sesiones y lo expresado por las participantes; las actividades planteadas facilitaban que las participantes reflexionaran en conjunto sobre los procesos que acompañan su devenir como mujeres y como madres.

Comparación de los objetivos y el contenido de las sesiones de los talleres
Tabla 2
Comparación de los objetivos y el contenido de las sesiones de los talleres

En particular, en la sesión de la historia de Jacinta, una de las participantes expresa claramente cómo a través de la sesión ha logrado comprender que lo que expresan en el grupo está vinculado con sus experiencias y su vida cotidiana. Con ésta y las demás expresiones que dan cuenta de lo presentado en los talleres se puede afirmar que los objetivos de las sesiones se alcanzaron de manera satisfactoria.

Comparación de los objetivos y el contenido de las sesiones de los talleres
Tabla 2 (continuación)
Comparación de los objetivos y el contenido de las sesiones de los talleres

Conclusiones

Cómo técnica de intervención con mujeres, particularmente mamás de hijos o hijas, los talleres reflexivos favorecieron la horizontalidad de la participación, la escucha activa entre las participantes y las facilitadoras, así mismo, se alentó la reconfiguración de los roles dentro de los grupos, lo cual promovió la puesta en común de diversas realidades que definen el rol de las mujeres en el espacio comunitario.

Es importante considerar que alentar y mantener espacios de diálogo entre mujeres facilitará la comprensión de la realidad cotidiana además de animar la puesta en común, el desarrollo colectivo a la par del individual y familiar.

Además, un aspecto intersubjetivo que propició el desarrollo horizontal de la dinámica de los talleres fue que se realizaron totalmente entre mujeres, y de alguna forma se propició la empatía por el hecho de dialogar con y entre mujeres.

Así mismo, al hablar y narrar sus vidas las personas les atribuyen sentido y significado (Gergen, 2007). De ahí que mantener activas ciertas narraciones puede exhortar a preservar los roles tradicionales de las mujeres lo que en muchos casos, sobre todo en poblaciones rurales, limita el crecimiento actual y futuro, no sólo de las madres, sino de las hijas.

Por lo que facilitar la reflexión- en talleres- sobre las mismas y empezar a contar historias desde otros referentes, podría favorecer cambios positivos que empujen a los grupos comunitarios a crearse, mantenerse y auto gestionarse.

Como técnica de investigación participativa, los talleres reflexivos poseen diversas características que los hacen valiosos para la comprensión de procesos grupales y culturales, esto por su característica dialógica, centrada en la conversación y en el intercambio verbal entre los participantes.

En particular, el utilizar talleres reflexivos con mujeres y coordinados por mujeres da lugar a la expresión y reconstrucción de creencias y nociones de género que han justificado la opresión y el abuso del rol de cuidado, esto es relevante en términos de investigación acción por su tendencia a cuestionar y a modificar prácticas sociales que ponen en desventaja a ciertos grupos, además de que el proceso reflexivo ocurre en el momento mismo de la recolección de la información, es decir, el cambio ocurre a la par de la construcción del conocimiento.

Se debe considerar que como técnica de investigación, los talleres reflexivos implican, para quienes la implementan, cambios en su forma de mirarse como investigadoras, como gestoras de procesos de cambio y sobre todo, como responsables de su propia reflexión que es un proceso compartido y alentado por el grupo.

Bibliografía

Aguirre, B. A. (1999). “Identidad cultural”, en: Anthropológica, 3, 1-77.

Alcocer, M. (1998). “Investigación-acción participativa”, en Galindo, J. (Coord.) Técnicas de investigación en sociedad, cultura y comunicación. México: Pearson, 433-463.

Almeida, A. E., & Sánchez D. de R., M. E. (2014). Comunidad: interacción, conflicto y utopía. Puebla: Universidad Iberoamericana Puebla.

Amorós, C. (1991). Hacia una crítica de la razón patriarcal, 2ª ed. Barcelona: Antrhopos.

Ander-Egg, E. (1991). El taller, una alternativa de renovación pedagógica. Buenos Aires: Editorial Magisterio Río de la Plata.

Avila-Espada, A. & García De la H. A. (1994). De las concepciones del grupo terapéutico a sus aplicaciones psicosociales en Delgado, J. M. & Gutiérrez, J (Coords.) Métodos y técnicas cualitativas de investigación en ciencias sociales. Madrid: Editorial Síntesis, 317-357.

CEDRSSA, (2014). “Condiciones económicas y sociales de las mujeres rurales en México”, en: Reporte del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria, diciembre 2014. Descargado de: http://www5.diputados.gob.mx/index.php/esl/content/download/34652/174030/file/Revista.pdf

Covarrubias C. K. (2013). “Hacer etnografía: una estrategia metodológica y práctica para construir sentido a la realidad observada”, en: Chávez, M. G., Covarrubias, K. Y. y Uribe, A. B., Metodología de investigación en ciencias sociales, aplicaciones prácticas. Universidad de Colima.

Da Rocha Lima, V., (1993). “Las mujeres en el exilio: volverse feminista”, en: Aceves, J. (1993) Historia Oral. Antologías universitarias.

Gergen, K. (2007). Construccionismo social, aportes para el debate y la práctica. Estrada Mesa, A. y Díaz Granados Ferráns, S. (Trads.). Bogotá: Ediciones Uniandes.

Goncalvez, de F., M., & Montero, M., (2004). “Las redes comunitarias”, en: Montero, M. (2004). Teoría y práctica de la psicología comunitaria, la tensión entre comunidad y sociedad. Paidós.

González, N. J., Monroy, A. & Kupferman, S. E. (1999). Dinámica de grupos, técnicas y tácticas. México: Editorial Pax.

González, R. J. L. (2000). Investigación cualitativa en Psicología, rumbos y desafíos. México: Thompson Editores.

Haraway, D. (1991). Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Madrid: Ediciones Cátedra.

Hoffman, L. (1996). “Una postura reflexiva para la terapia familiar”, en :McNamee, S. y Gergen, K. J. (comps.) La terapia como construcción social. Barcelona: Paidós.

Kemmis, S., & McTaggart, R. (2005). “Participatory Action Research”, en: Denzin, N. K. & Lincoln, Y. (eds.). The Sage handbook of Qualitative Research. 3a ed. California: Sage Publications, 559-603.

Kvale, S. (2011). Las entrevistas en investigación cualitativa. Madrid: Ediciones Morata.

López, Q., M., I. (2011). “Criterios de coherencia y pertinencia para la evaluación inicial de planes y programas de pregrado: una propuesta teórico-metodológica”, en: Revista de Estudios y Experiencias en Educación, 10 (19), 49-71.

Masip, J., Pont, C., & Salaberry, A. (2010). “Grupo de mujeres en situación de maltrato. Evolución metodológica”, en: Intervención Psicosocial, 19, 73-87.

Montero, M. (2006). Hacer para transformar: el método en la psicología comunitaria. Paidós.

Peña-Cuanda, M. del C., Esteban-Guitart, M. (2013). “El estudio de las identidades desde un enfoque cualitativo. La multi-metodología autobiográfica extendida y los talleres lúdico-reflexivos”, en: Empiria, Revista de Metodología de Ciencias Sociales, 26, 175-200.

Rubio-Herrera, Amada., Castillo-Burguete, M. T., (2014). “Mujeres mayas en Yucatán: experiencia participativa en una organización productiva”, en: Convergencia, revista de Ciencias Sociales 64, 39-63.

Stufflebeam, D. y Shinkfield (1995). Evaluación sistemática. Guía teórica y práctica. Barcelona: Paidós.

Kisnemar, N. & Mustieles-Muñoz, D. (1997). Sistematización de la práctica con grupos. Buenos Aires: Lumen-Humanitas.

Zaldúa, G. y Sopransi, M.B. (2005). “Dispositivo taller: modalidad de construcción de saberes y prácticas autogestivas en salud”, en: Anuario de Investigaciones, 23, 249-258.

Notas de autor

* Ximena Zacarías Salinas. Mexicana, Doctora en Psicología Social por la Universidad Nacional Autónoma de México, profesora investigadora de tiempo completo adscrita a la Facultad de Psicología de la Universidad de Colima, candidata a investigadora nacional por el Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT, ha realizado investigación en prácticas parentales, crianza y maternidad, así como en conductas de ayuda entre pares en niñas, niños y adolescentes. Correo para recibir correspondencia sobre el presente artículo: ximena_zacarias@ucol.mx
** J Isaac Uribe Alvarado. Mexicano, Doctor en Psicología Social por la Universidad Nacional Autónoma de México, profesor investigador de tiempo completo titular A adscrito a la Facultad de Psicología de la Universidad de Colima, Investigador Nacional nivel I por el Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT, ha desarrollado investigación sobre prácticas sexuales en adolescentes y jóvenes, tiene experiencia de trabajo comunitario en el desarrollo de programas educativos y de salud. Dirección de correo electrónico: iuribe@ucol.mx
*** Angélica Rubí Gómez Aro. Mexicana, Maestra en Pedagogía por la Universidad de Colima, profesora de tiempo parcial adscrita a la facultad de Pedagogía de la Universidad de Colima, cuenta con amplia experiencia en el trabajo comunitario, en la formación de trabajadoras sociales y en el desarrollo de investigación socio educativa. Dirección de correo electrónico: rubigomez_aro@ucol.mx
HTML generado a partir de XML-JATS4R por