En primera persona

Hay textos que no pueden escribirse en tercera persona. Líneas cargadas de emocionalidad, en las que la cercanía del relato nos sobrepasa y revela nuestra visión personal, íntima, aunque no reservada. Escribimos para entender y describir ciertas cosas, también para aclarar y organizar ideas. La escritura, como otras formas de expresión y reflexión, es sobretodo una necesidad. Quizá por esto, el arte es el ámbito sobre el cual deberíamos escribir con mayor libertad, mostrando y mostrándonos, no como anhelo de exhibición sino como expulsión y revelación, una forma de imagen latente que se hace visible como descubrimiento estruendoso o sutil epifanía.

Este preámbulo me permite justificar algunos planteamientos e interpretaciones sobre la obra del fotógrafo venezolano Juan Toro, de cuyo trabajo me permito escribir desde la vivencia que significó para mi acercarme a sus propuestas sobre los temas más duros y dramáticos que enfrentamos como país, temas tristemente cotidianos a los que de ninguna manera debemos acostumbrarnos o resignarnos. Si el arte, justamente, puede enseñarnos algo es la importancia de no claudicar, de confrontar, de reinventarnos, explorar nuevas rutas y contagiar a otros de preguntas que reten la pasividad, la conformidad y el adormecimiento de nuestros sentidos. En palabras de John Berger “… muy a menudo lo que el arte ofrece a la gente es esperanza. Y cuando las personas tienen esperanza surge en ellas el coraje necesario para resistir y para luchar por una vida mejor”. Permítanme subrayar: esperanza, coraje, resistir y luchar.

Confieso que, al principio, el trabajo de Juan Toro me abrumó. Paradójicamente perturbó mis disertaciones sobre la «fotografía incómoda» siendo, en cierto modo, un claro ejemplo de las incomodidades que la imagen puede lograr como reflejo de situaciones que desactivan nuestra zona de confort y ante las que se dificulta pasar inconmovibles.

Fotoperiodistas como Gervasio Sánchez consideran redundante hablar de periodismo comprometido, pues el periodismo es, en esencia, compromiso. Esto no necesariamente es extrapolable a la fotografía, sin embargo en el caso de Juan Toro parece ser el calificativo que mejor calza.

Su trabajo es mesurado, profundo y agudo. No cae en la trampa de la inmediatez, sino que reposa en la búsqueda incansable de quien cataloga, ordena y da sentido discursivo a fragmentos aparentemente inconexos de una misma situación, en este caso la violencia y la muerte como marcas indelebles de la sociedad venezolana de las últimas décadas.

Una obra amplia y diversa, el resultado de un proceso de investigación continua, agallas y perseverancia. La violencia -su huella y consecuencia- atraviesa su obra como munición certera. Coleccionista de momentos y objetos como: balas y plomo; etiquetas que cuelgan de los pies sin vida amontonados en la morgue; metras, piedras, explosivos y desechos de la represión y la violencia instituida; blísters vacíos donde se aprecian los nombres de escasos medicamentos que nos refieren a padecimientos que son causa y efecto de una crisis que ya no permite a los pacientes tratar la ansiedad, el pánico, el estrés, la angustia, la paranoia, la depresión, entre otros trastornos psiquiátricos y psicológicos que han crecido proporcionalmente mientras empeora la situación nacional. En “Llaves” fotografía el último objeto que dejan quienes se van del país, llaveros huérfanos, despojados de uso; y en “Productos” hace un inventario de la escasez que ha erosionado la alimentación y calidad de vida de los venezolanos. Productos de alimentación e higiene personal que han desaparecido de los establecimientos comerciales y de la cotidianidad de los venezolanos y, a pesar de ser insumos de primera necesidad, parecen más bien obras de arte colgadas en las paredes de un museo.

En el fotolibro “Expedientes. Fragmentos de un país” (2015) nos muestra la Venezuela lesionada y sangrante que se niega a morir. La fotografía es la excusa para develar lo que por obvio puede pasar desapercibido. Asimismo, este breve recuento es mi excusa para acercarme a la obra de un artista que responde al momento histórico y al contexto nacional que le ha tocado vivir, y que ha decidido hacerlo desde la creación y la construcción. Lamentablemente -y como alrededor de 30 millones de venezolanos- no es inmune a sus atrocidades. Hace poco me entero que al propio Juan Toro le he tocado vivir de cerca esta realidad mortífera y violenta. Su hermano fue asesinado, un médico apuñalado dentro de su consultorio para robarle equipos médicos y pertenencias. La prensa lo identifica como un ginecobstetra de 58 años de edad. Me encuentro en los medios las declaraciones de Juan y reconozco no sólo al fotógrafo, sino al hombre sensible que observa con profundidad reflexiva y nos invita a mirar desde otro ángulo: “Es contradictorio porque muere un doctor que todo el tiempo traía gente al mundo y murió de esta manera”. También comenta que su hermano no pensaba irse del país, pues seguía apostando por él, de modo que Juan no fotografiaría sus llaves, ya que no estaba prevista su partida. Fue una vida arrebatada.

Termino de leer la nota de prensa. Pienso ahora en el amigo que alberga en su interior al artista, al familiar que sufre, al venezolano afligido. Respiro pausadamente. Le escribo y sus respuestas me muestran al ser humano integral que, como su hermano, también apuesta por seguir construyendo, que cree en las transformaciones y las hace posible. Una vez más el arte y las personas dedicada a él me hacen recobrar la esperanza en una mejor sociedad. No es tarea fácil, los resultados no son inmediatos, ni pocos los sacrificios y el esfuerzo requerido. Aun así, creo que es posible. Estoy convencida y agradecida por los encuentros que lo reafirman, fortalecen y contagian. Por eso escribo en primera persona.

Acerca de perezdaza

Periodista, M.Sc en Relaciones Internacionales. Investigadora y Docente en la UCV. Apasionada por la fotografía y las artes visuales. Intereses: literatura, ecología, derechos humanos, educación, cultura.

Publicado el febrero 12, 2018 en Uncategorized y etiquetado en , , , , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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