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Operativo Trump

Jorge Alcocer V.
en REFORMA
Hago mi aportación a la terapia nacional, desatada el pasado martes por la noche, repitiendo la pregunta que se repite una y otra vez: ¿Por qué el Presidente invitó a México a Donald Trump?

Mi respuesta (es una hipótesis): porque cree que Trump va a ganar las elecciones del mes de noviembre próximo y será el próximo presidente de Estados Unidos.


Con esa lógica, invitar de manera simultánea a Hillary Clinton fue accesorio de lo principal; si la candidata demócrata no aceptó la invitación -así cabía esperar después de su tuit citando un refrán y se confirmó ayer- no ha lugar a sorpresa, es parte del costo estimado.

Supongo que antes de enviar la invitación el mensajero de Peña Nieto consultó a Trump por la respuesta. Obvio que respondió positivamente. Pero hay dudas si a Hillary se le consultó de igual manera, es decir previamente, o simplemente se le envió la invitación, y sin esperar esa respuesta el Presidente decidió admitir la de Trump, en la que éste decidió la fecha y hora del encuentro. Visto lo ocurrido creo que el gobierno de Peña Nieto quemó sus naves frente a la señora Clinton, a quien las encuestas siguen ubicando en primer lugar de preferencias en el voto popular.

Aunque falta conocer detalles del operativo Trump, sabemos lo fundamental del mismo, tanto en sus aspectos formales (quiénes asistieron por cada parte a la reunión en Los Pinos y algo de lo que el Presidente dijo en el encuentro privado), como de las motivaciones de fondo para haber traído al magnate a México. Para lo segundo, la mejor fuente son los dichos de Luis Videgaray durante el debate conducido por Joaquín López Dóriga el jueves pasado, en su nuevo espacio en Televisa.

Dijo el titular de Hacienda que la reunión entre Peña Nieto y Trump se realizó para enviar una señal de tranquilidad a los mercados financieros; lo que a su juicio se logró, ya que el republicano cambió su postura frente al TLCAN, al pasar de la amenaza de repudiarlo a la de renegociarlo. Videgaray considera ese cambio como un gran logro, omitiendo que el republicano dejó en claro que, de ser el caso, en ese trance pondrá por delante su particular visión de los efectos del Tratado sobre su país.

La reiterada amenaza del muro fronterizo y el augurio de que México pagará su construcción le parecen a Videgaray tonterías de Trump. Pueden serlo, pero su invitado no solo no quitó el dedo del reglón, sino que en Arizona hizo del asunto motivo de previo y especial pronunciamiento, y hasta de burla contra Peña Nieto.

Volvamos al motivo de la operación Trump: en Los Pinos creen que va a ganar.

Si es así, cabe suponer que esperan cobrar el favor de haberlo traído a México cuando en el resto del orbe nadie más lo haría, y además por haberle brindado un trato anticipado de jefe de Estado. En esa expectativa hay una hipótesis subyacente: que Trump está agradecido. Lo dudo. En unas horas el republicano pasó de dar las gracias en Los Pinos a burlarse del gobierno mexicano en Arizona. Pero suponiendo que el magnate tenga y conserve agradecimiento a Peña Nieto, es remoto que por ello decline, estando en la Casa Blanca, de al menos intentar cumplirle a su electorado las ofertas más extremas que está enarbolando en su campaña.

Pero si, como apuntan las encuestas, Trump es derrotado por Clinton, ésta tiene un agravio por cobrar a Peña Nieto, y a quienes idearon e instrumentaron la visita de su adversario a México. Por lo menos en lo que resta del actual sexenio lo previsible es que desde el primer día de su mandato la Presidenta aplique a su colega mexicano la ley del hielo. Habrá que esperar el relevo presidencial de 2018 para intentar reactivar la relación con Washington.

La cadena CNN atribuyó a Luis Videgaray la autoría intelectual del operativo Trump. De lo que hay evidencia suficiente es que fue el operador y soporte del Presidente en este trance, y que por ello el titular de Hacienda se apunta y perfila para el 2018; más aún si, como él mismo pregona, Peña Nieto toma decisiones de grueso calibre sin importarle las encuestas.