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Educación: a dónde nos llevó la pandemia

Estudiantes y maestros de Argentina, Brasil y Paraguay cuentan dónde se encuentra la educación formal de sus países y a dónde quieren ellos que vaya. 

En su casa, que se encuentra en Puerto Iguazú (Misiones, Argentina), Martina Romero hizo un alto en la tarea escolar para participar de este reportaje. En la mesa quedaron su computadora y una carpeta, el equipo inseparable que usa para estudiar desde que volvió a clases en la pospandemia del Covid 19.

Martina tiene 12 años. Había cumplido 10 cuando su escuela cerró las puertas a raíz de las medidas marcadas por Salud Pública en el 2020. En ese tiempo, la enseñanza tuvo una transformación que fue difícil para ella, las lecciones virtuales se extendieron más de un año y extrañó los recreos en el patio.

“Cuando fue la pandemia, aprendíamos a través del Zoom, pero no podía comunicarme para hacer preguntas. Tenía que buscar todo en el Google y no había recreo con un lugar grande para jugar”, expresó. 

Ahora tiene motivos para alegrarse por el regreso a la normalidad, cree que estar en la escuela hace la diferencia para aprender mejor porque puede consultar con sus maestras en el salón.

Mariana Ortiz y Marcelo González,  tienen 10 años, ambos coincidieron en la preferencia por la educación presencial para aprender de ahora en más. Mariana argumentó que siente que su “mae” le puede ofrecer una explicación más completa de cada tema si está en persona. Mientras tanto, Marcelo opinó que logra concentrarse más cuando está en el aula escolar, en comparación con las clases virtuales.

“Es más fácil estudiar presencial porque te distraés menos y está la maestra en el escritorio para responder tus preguntas”, dijo Marcelo. “Me sentí muy triste porque no tuve la enseñanza de los maestros”, recordó Mariana.

La estudiante Milagros Fernández, de 16 años, asegura que “no fue una mala experiencia” para ella el año escolar pandémico, aunque resalta que también prefiere aprender en la escuela abierta.

A un puente de distancia, está la ciudad fronteriza de Foz do Iguaçú (Brasil). Allí vive Patricio di Mónaco, de 18 años, a quien el cierre de las escuelas le causó un impacto irreversible. Se perdió el último año de secundaria con sus compañeros de clase y dejó rápidamente la adolescencia para ser un adulto en la universidad. 

“Yo pienso que perdí un aprendizaje que nunca más conseguí retomar. Y fue extraño, porque tienes el último año de escuela para conversar con tus amigos, pero se cortó eso y fui directo para la vida adulta“, reflexionó.

Su hermana menor, Antonela di Mónaco, aún está en la secundaria y también considera que sufrió un descenso en su aprendizaje, el cual está intentando levantar con apoyo extraescolar. “Aquellos años que fueron las aulas online es como si no hubiese estudiado. Era muy malo porque parecía que no estudiaba directamente”, precisó.

Antonela piensa que sería buena idea combinar las clases presenciales con algunas virtuales. “A veces podrían ser online”, opinó.

Sergei Alexander Paniagua Kovalchuk, de 14 años, vive en Encarnación (Paraguay), otra de las ciudades que comparte frontera con la provincia de Misiones. El adolescente cuenta que no entendió las lecciones de matemática por internet en el año pandémico y le gustaría aprender siempre de forma presencial, pero aspira a un sistema educativo más moderno y atractivo.

Sergei también se animó a trazar en su mente cómo sería su escuela ideal. “Tendría las materias principales y reemplazaría otras por talleres extracurriculares. Los maestros enseñarían de forma presencial, con ayuda de la tecnología”, proyectó el estudiante paraguayo.

En este modelo de escuela que imaginó Sergei, los alumnos aprenderían “castellano, matemáticas, ciencias y salud, historia, idioma guaraní, inglés, desarrollo personal y social, fundamentos del carácter, educación física, química, física y lógica”. 

Fronteras del conocimiento

Las estadísticas pueden mostrar dónde está la educación formal de Argentina, Brasil y Paraguay, en comparación entre los tres países.

En Argentina, el número de estudiantes de primaria que todavía no sabe leer ni escribir con fluidez, aumentó con creces mientras las escuelas estuvieron cerradas, pasando de un 56%

al 75,3%, según muestran los datos gubernamentales del censo educativo “Aprender”. 

En Brasil, el índice directamente se duplicó entre los niños que no saben leer y escribir en el segundo año de primaria. La fracción pasó de 15% a 34% cuando se suspendieron las clases presenciales, según los datos del  Sistema de Evaluación de Educación Básica (Saeb) del gobierno brasileño.

El Paraguay todavía no tiene estadísticas oficiales publicadas. Este año el Ministerio de Educación de ese país, implementó las pruebas PISA y los resultados aún no fueron divulgados. 

Según estudios del Banco Mundial, los tres países, con diferentes tiempos de reapertura, acusaron una enorme brecha educativa entre los estudiantes que tuvieron tecnología a disposición y quienes ni siquiera pudieron conectarse a Internet.

En la ciudad de Foz do Iguaçu, la maestra Edinara Pinheiro afirmó que los alumnos “están atrasados en todo el ciclo de educación, desde infantil hasta secundaria, inclusive algunos no están alfabetizados como deberían”. 

La educadora brasileña dijo que la enseñanza en forma remota dejó numerosas falencias debido a que la mayoría de los estudiantes no tenían un dispositivo individual para realizar las tareas. “En muchas familias solo tienen un celular que deben compartir los padres con varios hijos”, comentó.

En Puerto Iguazú, la maestra argentina Miriam Ramírez coincidió con su colega de Brasil que existe una decadencia en el nivel de lectura y alfabetización del alumnado. Para superar esta situación, implementó clases en la biblioteca escolar, las cuales están dando resultados positivos para que los estudiantes se sientan animados a leer libremente.

Pero dejó en claro que la falta de tecnología impactó más fuerte en los hogares argentinos. “Los padres de mis alumnos tuvieron que vender hasta los celulares para poder comprar alimentos, entonces los chicos perdieron totalmente el contacto con la escuela y se alejaron del hábito de la lectura”, relató.

El profesor de secundaria Hugo Skupien dijo que “la situación educativa actual es compleja porque todos los procesos pedagógicos se vieron alterados”. Agregó que las escuelas “se están adaptando” a los cambios “según la realidad de cada una” y opinó que deberán continuar adaptándose “durante bastante tiempo”.

Gladys Benitez, maestra residente en la ciudad paraguaya de Encarnación, consideró que el confinamiento representó “dos años de atraso” en el aprendizaje de sus alumnos. En un intento de recuperar conocimiento, la escuela donde enseña Gladys implementó este año la jornada extendida, impulsada por el Ministerio de Educación y Ciencias de Paraguay (MEC), los turnos fueron unificados y los estudiantes tienen clase desde las 7 de la mañana hasta las 3 de la tarde.

Acerca del efecto de esta dinámica educativa, la docente dijo que todavía no observó resultados, pero piensa que puede funcionar bien el año próximo. “Es un plan que se está implementando gradualmente y nos estamos capacitando al respecto”, opinó.

El cierre de las fronteras fue otro eslabón de la cadena de impactos emocionales y económicos en los habitantes de esta región de Sudamérica, donde los límites se funden entre la gente acostumbrada a trasladarse de un país a otro todos los días para comerciar, trabajar, estudiar o visitar familiares.

Mariana Lescaffette es vicedirectora de una escuela de jóvenes y adultos en la ciudad de Posadas, capital de Misiones. Contó que había alumnos que venían de Paraguay pero abandonaron los estudios. “Algunos volvieron, pero otros dejaron de estudiar, esto se vio reflejado en la matrícula porque no hemos recuperado a esos estudiantes”, afirmó.

Mirando al fututo

Docentes y alumnos están transitando el camino de una educación transformada. Pero ¿hacia dónde van ahora?. 

La maestra Miriam Ramírez remarcó la necesidad de unir la pedagogía con la alimentación. “Si el chico está con hambre, va a estar pensando en la comida. Además, lastimosamente, al ver preocupados a los padres por no tener algo para ofrecerles, ellos también se sienten como una carga”, subrayó.

Miriam relató su experiencia en el comedor de la escuela donde trabaja, a la cual asisten niños en situación de pobreza. “Nosotros sabemos que ellos esperan el comedor cada vez que vienen a la escuela. Es más, nuestra cocinera trata de no faltar para que puedan comer todos los días”, agregó.

Emociones de pospandemia

Una más de las lecciones que dejó la pandemia en el camino hacia una nueva educación es la importancia de centrarse en la salud mental y emocional de los estudiantes. Ya no tiene sentido focalizar en ningún aprendizaje sin pensar en el bienestar de los alumnos.

Así lo está viviendo la psicóloga Luciana Salvador, quien trabaja en el hospital infantil de la ciudad de Iguazú, donde observa las consecuencias emocionales que dejó el confinamiento en la adolescencia. 

“Hoy por hoy atendemos adolescentes con trastornos de ansiedad, estados depresivos y crisis de pánico. Es la influencia en su desarrollo de ese tiempo de aislamiento, principalmente el 2020”, dijo la médica. 

Por su parte, el investigador de la Universidad Nacional de Misiones, Froilán Fernández sostiene que una multiplicidad de estudios realizados en los últimos años muestran que la situación actual de la educación es compleja.

En ese sentido, considera que las prácticas educativas deberán tener en cuenta los contextos sociales y culturales en los que se desarrollan. “Toda decisión vinculada con políticas educativas debe considerar esas realidades”, aseveró.

“Los recursos vinculados con la educación virtual y a distancia, han quedado instalados en las prácticas pedagógicas. Sin embargo, la experiencia de pandemia demuestra que el papel de la mediación docente, poniendo el cuerpo en el aula y ejercitando la conversación, es insustituible en la construcción del conocimiento”, agregó.

La directiva Mariana Lescaffette, quien también es sindicalista, dijo que el magisterio se está capacitando para poder enseñar a distancia, en caso de ocurrir otra crisis sanitaria. “Estamos articulando todo lo que nos llevó al estrés”, comentó y también dio una perspectiva sobre el futuro: “Nos estamos preparando porque puede haber otra pandemia o una situación similar”. 

Asimismo la docente brasileña Edinara Pinheiro piensa que la educación va a depender del trabajo en equipo de los profesores con los alumnos y sus padres. “Será una caminata ardua para todos, pero, con el esfuerzo conjunto, se llegará al final con una gran victoria”, expresó optimista.

Este informe fue realizado con apoyo de la Fundación Gabo en alianza con la Fundación Tinker. Contó con la mentoría de Antonio Gois y la colaboración especial de Emiliano Salvador en producción y fotografía. 

Por Violeta Bondarenco