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Pedagogía y Artes Marciales para evitar la violencia en el aula

Dr. J. David Mendoza Álvarez

Doctor en Historia por la Universidad de Sevilla

Arqueólogo

Investigador en grupo RNM-162 de la ETSA-US

luckyman76@hotmail.com4

Cuadernos de Pedagogía, Sección Artículos, 12 de Febrero de 2021, Wolters Kluwer

De forma básica y resumida presentamos un recorrido por algunas de las mejores disciplinas marciales difundidas por occidente con el fin de determinar si suponen violencia para sus practicantes en el contexto de las aulas de educación académicas, principalmente las secundarias donde el alumno o la alumna comienza su desarrollo y con él, el aprendizaje de estas prácticas marciales en algunos casos. El estudio de las Artes Marciales marcará el comportamiento del alumno o la alumna a lo largo de su vida y en casos mínimos, aunque notorios, se muestran de forma abusivas en el aula donde el alumno imparta su educación. En gran parte de las ocasiones de los casos estudiados, muchos de estos alumnos o alumnas han sufrido bullying y en otros son los provocadores de estas acciones frente a sus compañeros. Pretendemos dar respuestas a estas preguntas de forma básica, entendiendo que es un avance comprender el trasfondo de esta cuestión para evitar o saber manejar situaciones violentas en las aulas.

In a basic and summarized way, we present a tour of some of the best martial disciplines disseminated by the West in order to determine if they involve violence for their practitioners in the context of academic education classrooms, mainly secondary schools where the student begins their development and with it, learning these martial practices in some cases. The study of Martial Arts will mark the behavior of the student throughout their life and in minimal cases, although notorious, they are shown in an abusive way in the classroom where the student imparts their education. In most of the cases studied, many of these students have suffered bullying and in others they are the provocateurs of these actions in front of their peers. We intend to give answers to these questions in a basic way, understanding that it is an advance to understand the background of this question to avoid or know how to handle violent situations in the classroom.

Pedagogía. Psicología. Historia. Artes Marciales. Educación
Pedagogy. Psychology. History. Martial Arts. Education

1. Introducción

Presentamos una breve visión muy simplificada y generalizada de las disciplinas marciales históricas y modernas que, a lo largo de la historia, han tenido una evolución violenta debido a que fueron creadas para la defensa en tiempos de guerra. Con el tiempo, su práctica se difundió, en los periodos de paz, a las limitaciones de los Dojos asiáticos, principalmente en China y Japón, y posteriormente se permitió su exportación a occidente. Para ello, de forma muy breve describiremos los conceptos más importantes a tener en cuenta así como quienes las fundaron. Pretendemos dar una visión del comportamiento pedagógico de un practicante de Artes Marciales (AAMM en adelante) para prevenir la violencia en las aulas de determinadas personas problemáticas. Será determinante poner en relación la psicología del aprendizaje con las enseñanzas marciales y a su vez intentar llevarlo al contexto de las aulas. Somos conscientes de lo extenso de esta investigación por lo que nuestras propuestas se muestran muy sintetizadas para amenizar y comprender su lectura.

2. Primeras consideraciones

Las AAMM han llegado a nuestra generación gracias a los medios de comunicación, pero existen pocos estudios serios que analicen los verdaderos orígenes de las distintas disciplinas, así como la vinculación con las religiones asiáticas y el arte de la guerra. Sin embargo, existe una amplia bibliografía literaria donde se exponen movimientos espectaculares, saltos o caídas, que atraen a un público lector cada vez más joven. Será ese público el que se introduzca en el mundo que les presenta las AAMM en occidente y en casos aislados, lleven al extremo de la violencia sus entrenamientos. Por lo tanto, se hacen necesarios estudios de este tipo para comprender la existencia de violencia en las aulas.

Las AAMM pueden ser consideradas violentas si se practican con fines violentos. Las modas televisivas donde se muestran combates de Artes Marciales Mixtas (MMA) y el cine, fomentan en parte estos tipos de casos (Filipiak, 2010: p. 29). Pero depende claramente de la psicología del alumno o alumna en cuestión, y por lo tanto, se hace necesario entender brevemente la personalidad definida por distintos modelos como la que realiza Piaget sobre el desarrollo de la inteligencia sosteniendo tres estados como el de la inteligencia sensorio-motriz, el de preparación y organización de las operaciones concretas, y el de las operaciones formales (Corral y Pardo, 2005).

Otro modelo lo propone Erikson, quien introduce factores biológicos y sociales determinados en ocho fases. Por lo general y de esta manera, se suele dividir el ciclo de vida de una persona en primera infancia, adolescencia, adulto joven, adulto y edad madura. Nosotros nos centraremos en las primeras edades en el que una persona comienza a moldear su conocimiento (alumnos de secundaria) y en aquellos casos que son complementados por las AAMM en los que hay que aclarar que no todo aquel practicante de alguna disciplina marcial tiene por qué ser violento en las aulas, sino todo lo contrario, siendo el porcentaje muy bajo el de las personas que practican un AAMM y luego son problemáticas en las aulas.

«Las Artes Marciales pueden ser consideradas violentas si se practican con fines violentos»

Muchos padres apuntan a sus hijos de forma temprana a gimnasios donde se enseñan distintas disciplinas marciales. No es raro encontrar comentarios negativos en lo relativo a las AAMM occidentales en cuanto a su enseñanza y efectividad (Hobart y Wolfe, 2008: pp. 67-68) manifestando además que la filosofía oriental del aprendizaje correcto se pierde en occidente, vinculando las AAMM con violencia. Debemos aclarar que una buena educación del profesor o instructor de las disciplinas marciales evitará en gran parte comportamientos violentos del practicante, aunque no en todos los casos pues de la misma forma que existen alumnos/as problemáticos, hay maestros/as menos profesionales que condicionan las verdaderas enseñanzas de las AAMM para desenlaces violentos.

Las luchas existen desde que el ser humano comenzó a tomar conciencia de sus propiedades. Desde un principio, la caza y la observación del movimiento de los animales fue fundamental para conformar un método de lucha que prácticamente nació entre Mesopotamia e India (Choza, 2013: p. 25). Al marcar nosotros un hilo cronológico para este estudio, que parte desde el siglo I de nuestra Era, debemos comentar brevemente que la evolución de estos conceptos de lucha se extendió entre los guerreros con un fuerte componente filosófico y religioso. Principalmente partieron hacia oriente y se especializaron en India, China, Corea, Vietnam, Filipinas y Japón; pero también lo hicieron hacia occidente, en Europa. Asimismo, África, Australia y América tendrán sus métodos de luchas peculiares pero no entraremos a comentarlos. En Europa, las culturas persas y griegas se encargaron de difundir las luchas individuales que los griegos ya convirtieron en competiciones atléticas, destacando combates cuerpo a cuerpo con una fuerte concepción religiosa y como una primera forma de lucrarse ya que los vencedores solían ser recompensados (Choza, 2013: p. 26; Dwyer y Moshtagh, 2013; García, 2015: p. 20).

«Una buena educación del profesor o instructor de las disciplinas marciales evitará en gran parte comportamientos violentos del practicante»

El mundo etrusco adoptó estos componentes y comenzó a aplicarlos en ambientes funerarios aunque de forma más violenta donde las luchas se fueron estilizando como duelos personales entre las distintas clases sociales. Pero no fue hasta el apogeo de Roma cuando estas luchas y combates se convirtieron en una forma de entretenimiento, violentas y sangrientas, si bien es cierto que también comenzaron en contextos funerarios con duelos personales adoptados de los etruscos, aunque creando espacios acondicionados para ellos (teatros, anfiteatros y circos). Las luchas gladiatorias, el pancracio, el pugilato o las venationi se generalizaron como luchas entre combatientes y en el caso de las venationi, contra animales, hecho a tener en cuenta ya que la caza y la observación del movimiento de animales se convirtieron en estilos marciales en oriente. Las luchas evolucionaron desde las complejas coreografías gladiatorias que no entraremos a comentar, a las justas medievales o los duelos más modernos (Choza, 2013: pp. 28-29), cayendo en desuso como disciplinas individuales hasta el siglo XX en el que fueron introducidas nueva y directamente desde oriente como métodos de luchas exóticos (Franco, 2009: pp. 1-2; Filipiak, 2010: p. 22; Espartero, Villamón y González, 2011: p. 43).

3. Conceptos fundamentales básicos

Somos conscientes de que un trabajo de esta índole necesitaría decenas de páginas para exponer correctamente el discurso narrativo y el mensaje que pretendemos transmitir. No obstante, debemos tener en cuenta una serie de conceptos que emplearemos a lo largo de estas líneas y que resumiremos para evitar confusión en una lectura breve. No obstante, para nuestro caso, existen diccionarios especializados como el de Ory y Ory (1995) titulado «Diccionario de las Artes Marciales» que se muestra como una herramienta fundamental para conocer estos estudios. En primer lugar se debe conocer que el lugar de entrenamiento se conoce como Dojo y tradicionalmente se entiende como «lugar del despertar» en el que se debe tener un estricto respecto a las normas de uso. Está marcado por la jerarquización que señalan los distintos niveles de aprendizaje, desde el alumno hasta el maestro, distinguido por cinturones de colores por lo general muy extendido en occidente. Para entrar y salir del Dojo se debe realizar el ritual del saludo, así como al maestro y demás compañeros en la ejecución de las técnicas que se enseñan (Mendoza, 2007: pp. 25-27).

«El buen maestro deberá concienciar que no se busca alardear sobre su disciplina enseñada, sino tener humildad y por ende, extender esta buena actitud a sus alumnos»

También debemos conocer los conceptos de Tori (el que recibe una acción) y Uke (el que la realiza); El Tai Sabaki o desplazamiento, se muestra fundamental a la hora de realizar cualquier defensa, pues se evita el impacto y se facilita la reacción de la técnica empleada sobre el atacante. Tzuki (golpes de puño), Empi (golpes de codo), o Geri (golpes de piernas), son también conceptos muy habituales y comunes a muchas disciplinas marciales. De esta forma no sólo se ejercita el cuerpo de forma física, sino que se canaliza su energía interna o Kimé (que tendrá su explosión máxima en el grito o kiai), desarrollando también la mente del practicante (Oliva, 1996: pp. 536-537; Ríos, 1996: pp. 32-36).

Las técnicas están establecidas para infringir todo el daño corporal que se pueda gracias al conocimiento anatómico del cuerpo y sus puntos dolorosos y vitales, mediante un mínimo esfuerzo, utilizando nuestro cuerpo como un arma (Espartero, Villamon y González, 2011: p. 40; Martínez, 2011: pp. 117-118). Por tanto, son violentas y efectivas, pero serán los elegidos quienes difundan las enseñanzas de forma correcta, orientándola más a la defensa que al ataque. El buen maestro deberá concienciar que no se busca alardear sobre su disciplina enseñada, sino tener humildad y por ende, extender esta buena actitud a sus alumnos, aunque no en todos los casos se consigue y se extienden por las aulas de colegios niveles de violencia que superan un comportamiento normal.

Por tanto, se puede definir al maestro en occidente como instructor, educador o profesor de AAMM, con unos objetivos sociales, culturales y psicológicos muy amplios, que deberá mantener una buena relación entre sus alumnos, aunque permanece lejos de alcanzar la concepción filosófica de un maestro oriental de AAMM. Las categorías de maestros varían según el arte practicado y la región en la que se entrene. Para ser maestro, al menos se ha debido obtener el primer Dan, o nivel de Cinturón Negro, considerado como el comienzo del aprendizaje de la disciplina. Para Japón, las categorías de maestro para las AAMM son ligeramente diferentes, como las que podemos observar para el Nihon Tai Jitsu, Jiu Jitsu, Ju Jutsu, Karate, etc., pues de primer a cuarto Dan encontramos al profesor o Sensei; de cuarto a sexto Dan será el maestro principiante o Renshi; del séptimo al octavo Dan el maestro ejemplar o Kyoshi; la maestría máxima se reserva para el noveno Dan que recibe el título Hanshi; el décimo Dan se reserva a título póstumo y se obtiene la categoría Meijin; mientras que la denominación Soke representa al dirigente de un Ryu y Kaiso el que funda un Ryu, así como Doctor o Shihan para el maestro fundador de estilo y comprende desde el sexto al noveno Dan según las consideraciones básicas sobre la obtención de danes (Hernáez, 1995; 2006). En las AAMM chinas podemos determinar brevemente la categoría de Gran Maestro que equivaldría al noveno Dan japonés, y el maestro Sifu que sería similar al título de Doctor o Shihan.

4. Consideraciones sobre algunas disciplinas marciales difundidas en occidente

Son numerosas las disciplinas marciales que en el siglo XX llegaron a occidente y se asentaron en el siglo XXI modificando los aspectos religiosos originarios de las mismas. Brevemente expondremos algunas consideraciones sobre las disciplinas más difundidas en occidente bajo nuestro criterio, comenzando por el Nihon Tai Jitsu el cual fue vinculado a la escuela japonesa Daito-Ryu, manteniendo grandes influencias con China y presentando como objetivo principal el preparar a los jóvenes samuráis en el conocimiento de métodos de lucha cuerpo a cuerpo con o sin armas. Hoy día se le da el significado de «método superior de defensa personal» y se adapta a todos los tiempos desde su divulgación (Hernáez, 2006: p. 25). Fue Sokaku Takeda (1859-1943) el maestro consolidador del Tai Jitsu tradicional muy relacionado con otras disciplinas que veremos en estas líneas, como el Judo de Jigoro Kano, el Aikido de Moriei Ueshiba y el Karate-Do a través de Minoro Mochizuki, alumno de Gichin Funakoshi (Stevens, 1995: pp. 77-89). El Nihon Tai Jitsu estudia numerosas técnicas de ataques y defensas, el control de la energía y el respeto al adversario. Este método superior de combate ha sido utilizado en algunos luchadores de MMA, complementando sus entrenamientos que pudieran ya poseer en otras disciplinas marciales o deportes de contacto.

La modernización de Japón y la apertura de los conocimientos marciales a occidente, permitió su llegada a Europa de la mano de los hermanos franceses Hernáez y de Daniel Dubois en 1972, adaptándolo a las corrientes actuales en la Federación Francesa de Artes Marciales (Hernáez, 2006; 2010; 2017). Tendrá su evolución en el nuevo estilo admitido por la Federación Española de Artes Marciales y conocido como Luckyjitsu, que significa «método superior armonizado de defensa personal», fundado en 2008 por J. David Mendoza Álvarez, especialista en numerosas disciplinas marciales que supo rescatar las enseñanzas tradicionales e incorporar nuevos movimientos, katas, técnicas y uso de armas, adaptándolo en gran parte a la defensa para los cuerpos policiales (Mendoza, 2014). Se caracteriza de la misma forma que el Nihon Tai Jitsu por el uso del Tai Sabaki y adopta técnicas de otras disciplinas de combate como el Ju Jutsu, Karate-Do, Bu Jutsu, Aikido o Kenjutsu entre otras muchas ( https://luckyjitsu.es.tl ).

Respecto al Judo indicaremos que se considera en la actualidad tanto un deporte como un Arte Marcial (Oliva, 1991: pp. 26-27), aunque no entraremos a determinar las diferencias entre deporte y AAMM. Se traduce como «el camino de la flexibilidad» y fue concebido por Jigoro Kano (1869-1938), quien fue alumno aventajado de las escuelas Yoshin Ryu y Shun No Shindo Ryu, heredando los conocimientos fundamentales de Atemi Waza (técnicas de percusión), Osaekomi Waza (técnicas de control e inmovilización) y Shime Waza (técnicas de estrangulación). De esta forma, en 1882 nació el Judo con una vestimenta propia resistente a los agarres y proyecciones (Oliva, 1991: pp. 116-117), diferenciando a sus alumnos con la escala de colores de cinturones en occidente, mientras que en Japón sólo existía en blanco, marrón y negro, con diferentes graduaciones de danes.

En lo que refiere al Aikido, se entiende como «el camino de la energía y armonía» y fue creado por Morihei Ueshiba en Japón (Filipiak, 2010: p. 21). Aprendió en la escuela Kito-Ryu y conoció a Sokaku Takeda, de la misma forma que lo hizo Jigoro Kano, intercambiando conocimientos técnicos. El Aikido se orientó a entrenamientos místicos con el fin de disuadir al enemigo con el mínimo uso de la fuerza. En 1927 comenzó a enseñar a la Guardia Imperial de Tokio. Se difundió por tanto, una enseñanza donde la verdadera dificultad no estaba en la correcta ejecución de las técnicas sino en la capacidad para comprender un pensamiento, culturas y realidad diferente a la que se conocía hasta el momento (Ríos, 1996: pp. 30-31).

«Con la práctica temprana de las AAMM se logra desarrollar el cuerpo y la integración de la persona»

El Karate-Do es lo más difundido y conocido en occidente. De hecho, muchas personas que llevan a sus hijos a aprender algunas disciplinas marciales, la denominan Karate, sea cual fuere, porque es lo que más se ha difundido en occidente principalmente a través del cine. Incluso hoy día, si el niño o la niña practica Judo, Tai Jitsu, Ju Jutsu, Luckyjitsu o Kung Fu por ejemplo, se tiende a decir que se hace Karate, siendo un error muy común entre muchos padres y madres que no se documentan perfectamente. El Karate-Do se desarrolló en Okinawa y tuvo mucha influencia con China. Significa «el camino (Do) de la mano vacía (Karate)» y se desarrolló principalmente en los pueblos Shuri, Naha y Tomari de donde surgieron los primeros estilos conocidos como Shuri-Te, Naha-Te y Tomari-Te que ofrecían técnicas rápidas, fuertes y fluidas, unificándose a finales del siglo XIX en los estilos Shorin-Ryu y Shorei-Ryu, con diferentes modalidades también. El Karate moderno se orientó bajo la perspectiva de la educación física y por primera vez no como un Arte Marcial a principios del siglo XX aunque si se considera dentro de las AAMM y en menor medida deporte. Fue Gichin Funakoshi (1868-1957), relacionado con Jigoro Kano en Japón, quien fundó los estilos conocidos como Shotokan y Shotokai, presentando como característica básica una posición baja en la ejecución de los katas y las técnicas. Otros estilos menos conocidos de Karate hoy día son el Shito Ryu, Isshim Ryu o Wado Ryu (Pflüger, 2000: pp. 7-11).

No hablaremos específicamente de las otras disciplinas marciales conocidas, como el Kung Fu, Wing Sung, Fu Shi Kenpo o deportes de contacto como Full Contact, Kraw Maga o MMA.

5. Reflexiones finales

En estas pocas líneas hemos propuesto un recorrido por algunas disciplinas marciales difundidas en occidente, aunque debemos indicar que no son las únicas existentes pero otro tipo de exposición nos llevaría a extendernos en este trabajo. Por lo tanto, debemos terminar por responder a los objetivos iniciales en el que nos planteamos evitar la violencia en las aulas. Con la práctica temprana de las AAMM se logra desarrollar el cuerpo y la integración de la persona. Desde niño se sientan las bases de una correcta psicología del comportamiento en lo que respecta a las estrictas normas de control de un verdadero Dojo. Se pretende corregir errores de la personalidad del niño o niña, pero este hecho no elimina una conducta previa desviada de lo correcto por motivos externos a los profesores, tanto de educación como de AAMM.

Estos factores externos comienzan en el propio núcleo familiar y son agravados por las manipulaciones televisivas, cines o programas de combates en los que se enseña a utilizar la violencia para conseguir los objetivos. El practicante experimenta cambios en la conducta que ronda la confusión entre lo que es justo o injusto en la vida cotidiana. Es entonces cuando se debe tener presente los conceptos de emoción o estados intermedios que presenta el niño o niña según el ámbito en el que se encuentre; la estructura o conjunto de elementos que poseen una cierta organización en su personalidad y genera problemas de estabilidad principalmente; habilidad o capacidad de aprendizaje; imagen mental que se pueda realizar el niño o la niña sobre una correcta realidad; inteligencia, lenguaje, memoria, percepción o motivación, que permitan determinar a tiempo la problemática del niño o la niña y su comportamiento, detectando el uso de la violencia en las aulas con el fin de ser corregido a tiempo (Corral y Pardo, 2005).

Por tanto, el estudio de algunas disciplinas marciales puede ser beneficioso ofreciendo un ámplio sentido del equilibrio corporal; una gran capacidad funcional; flexibilidad, elasticidad, agilidad y una correcta preparación mental con el fin de respetar a los compañeros y profesores. Nunca se observará violencia en un lugar de entrenamiento, entendida como falta de respeto a los compañeros o maestros, a pesar de ser sitios donde se elevan los niveles de adrenalina y estrés, sino que por el contrario, el alumno o alumna que no consiga equilibrar su conducta con el aprendizaje de las AAMM, pretenderá mostrarse como superior en las aulas, donde el ambiente es calmado. Serán mínimos los casos, pero este tipo de conductas en personas problemáticas hará ver al profesor como un enemigo y a sus compañeros como rivales a los que amedrentar. Las acciones para evitar esto serán conseguir la serenidad y autocontrol del alumno en cuestión, fomentando pensamientos positivos, relajación, calma, y no ira.

Para saber más

  • Choza, J. (2013). Artes Marciales: la guerra y la identidad colectiva. Thémata, Revista de Filosofía, 48, 25-35.
  • Corral Íñigo, A. y Pardo de León, P. (2005). Psicología educativa I. Volumen 1: introducción al desarrollo. Madrid.
  • Dwyer, D. y Moshtagh Khorasani, M. (2013). An analysis of a persian archery manuscript written by Kapur Cand. Revista de Artes Marciales Asiáticas, 8 (1), 1-12.
  • Espartero, J.; Villamón, M. y González, R. (2011). Artes marciales japonesas: prácticas corporales representativas de su identidad cultural. Movimiento, Porto Alegre, 17 (3), 39-55.
  • Filipiak, K. (2010). De guerreros a deportistas: cómo se adaptaron las Artes Marciales chinas a la modernidad. Revista de Artes Marciales Asiáticas, 5 (1), 19-40.
  • Franco Serrano, E. (2009). Génesis del Karate (II). Revista Digital Buenos Aires, 14 (139), 1-27 (http://www.efdeportes.com).
  • García Romero, F. (2015). Deporte y educación en la Grecia Clásica. Materiales para la Historia del Deporte, suplemento especial, 2, 17-36.
  • Hernáez, R. (2006). Le Nihon Taï Jutsu (Ju.Jutsu): Méthode complète de self-defense. París.
  • (1995). El Tai-Jitsu moderno. Kihon-Waza. Paris.
  • Hobart, P. y Wolfe, R. (2008). El desvío: una herramienta esencial en el combate libre. Revista de Artes Marciales Asiáticas, 3 (4), 66-79.
  • Martínez Guirao, J. E. (2011). Una aproximación antropológica al cuerpo como arma en las Artes Marciales. Revista de Antropología Experimental, 11, 113-125.
  • Mendoza Álvarez, J. D. (2014). Luckyjitsu: método armonizado de Defensa Personal (Nuevo estilo de Nihon Tai Jitsu). CHArq, Ciencia, Historia, Arqueología, 3. Morrisville, Carolina del Norte, EEUU.
    • (2007). Artes Marciales: Teorías, Métodos y Prácticas. Morrisville, Carolina del Norte, EEUU.
  • Oliva Seba, A. (Dir.) (1991). Artes Marciales. Madrid.
  • Ory, M. y Ory, J. B. (1995). Diccionario de las Artes Marciales. Buenos Aires.
  • Pflüger, A. (2000). 25 Shotokan Katas. Barcelona.
  • Ríos, C. (1996). El espíritu de las Artes Marciales. Barcelona.
  • Stevens, J. (1995). I maestri del budo: M. Ueshiba, G. Funakoshi, J. Kano. Tokyo, Japón.
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